(Foto de ARCHIVO)
Restaurante La Playa Artificial en Cuenca.

REMITIDA / HANDOUT por RESTAURANTE LA PLAYA ARTIFICIAL
Fotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma
13/6/2020

Playa Artificial de CuencaRubén Marco Checa

La idílica playa a los pies de las Casas Colgadas que solo conocen los conquenses

Fue inaugurada en 1943 en un tramo del río Júcar que convirtieron en un auténtico enclave paradisíaco hecho por la mano del hombre en medio del paraíso creado por la naturaleza

Castilla -La Mancha es un paraíso de maravillas naturales, pero aquí no se va a hablar de una de ellas. No al menos completamente. Qué Cuenca tenga una playa a estas alturas sorprende relativamente, pero sorprende en el terreno rocoso, kárstico, seco, de interior y castellano.

Oasis en Cuenca

Y su aspecto, el del lugar del que hablamos, no tiene nada de eso, ni de rocoso, ni de kárstico, ni de seco, ni de interior, ni de castellano, pero está allí mismo, rodeado de todas esas características para romperlas en un oasis conquense que sus ciudadanos conocen bien, no así el resto de los españoles.

Es la playa de Cuenca, la que llaman la playa del Júcar, de un kilómetro de largo y unos 50 metros de ancho. Una impresionante playa artificial creada en un tramo del río a su paso por la ciudad que se inauguró en el verano de 1943. Antes de esto su promoción fue un auténtico acontecimiento por lo que prometía.

Y así fue también en su apertura. Con el tiempo la playa fue mejorando sus servicios y sus condiciones. Había bar, duchas, cabinas de rayas como en las playas del norte. Y además era un sitio de fiesta y esparcimiento que hoy lo sigue siendo. Un lugar maravilloso con gran historia de sus gestores y arrendadores que contribuyeron a su leyenda extrañamente oculta (desde donde parece escucharse a Adriano Celentano en otra época), salvo para los afortunados conquenses que la vivieron y la viven.

Piscina y «mar»

Donde se puede nadar o navegar en y entre las aguas de su bonito muelle de madera repartido por todo el cauce y a donde se llega encantado después de contemplar el glorioso paisaje que rodea todo el complejo, como un club con piscina y restaurante, además de playa y «mar»: un lugar de película (casi) desconocido y absolutamente real.

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