Panorámica de la catedral de Toledo con las dos torres

Panorámica de la catedral de Toledo con las dos torresToledo Olvidado

La desaparecida torre del reloj de la catedral de Toledo que nunca marcó la hora

La torre fue finalmente demolida en 1888, a consecuencia de su penoso estado de conservación

Atravesar las puertas de Toledo traslada a cualquiera a una época de esplendor, constatada en la belleza arquitectónica de sus calles y monumentos. La composición de la ciudad rodeada por el Tajo, da un aura especial al enclave y desde sus múltiples miradores se erige por encima del resto una construcción icónica de España.

La Catedral Primada eleva su aguja hasta los cielos componiendo una vista imperdible, donde sin lugar a duda, acapara el protagonismo de la panorámica típica y expandida por el mundo, sobre la imagen de Toledo.

El proyecto inicial de la catedral, contemplaba dos torres idénticas, simétricas, que nunca compartieron espacio. En su lugar, se elevó otra torre, que nada tiene que ver con su vecina. Si un habitante de Toledo del siglo XIX llegara hoy a la ciudad, comprobaría y echaría de menos un elemento de la estampa. La torre del reloj, formaba parte de la gran composición de la catedral, pero en 1888 desapareció.

Por suerte, la expansión de la fotografía trajo su capacidad ‘inmortalizadora’ a Toledo y el recuerdo arquitectónico puede comprobarse en los trabajos que perduran en archivos y museos. La torre del reloj forma parte de ese Toledo olvidado, imparable ante la venida de turistas de todo el mundo, que por avatares del destino, se perdieron para siempre la vista de esta torre.

Un reloj, pero no en la torre

Puerta del reloj

Puerta del relojEl pincel con lienzo

En el análisis lógico de su nombre, cabría pensar en una torre con un gran reloj en su zona de mayor altura, pero no. La torre recibe tal nombre gracias a una de las puertas más históricas de la catedral. La Puerta del Reloj se ubica en la fachada más antigua y durante el tiempo ha recibido varios nombres. Algunos la conocen como Chapinería o de los Reyes, pero la presencia del reloj ubicado encima de su arco, ya en tiempos del siglo XVIII, terminaron por concluir en el más extendido de sus nombres.

Esta puerta se presenta como la más antigua de la catedral (siglo XIV), pero lejos de lo común, presenta escenas del Nuevo Testamento y no del Antiguo, como eran común en construcciones desarrolladas en la misma época. De los muchos elementos a destacar, sobresale el tímpano seccionado en cuatro partes, que muestra escenas de la vida de Cristo.

La puerta recibió nuevos detalles con el paso del tiempo y en el siglo XVIII se le dio un aire neoclásico en la necesaria restauración de sus piedras. En el mismo siglo, se ubicó el reloj por obra de Manuel Gutiérrez, con una peculiaridad sorprendente y única.

Siendo uno de los grandes relojeros de la época en España, diseñó para Toledo, un reloj de una sola aguja, mediante la cual se marcaba la hora de actos que tenían lugar en la catedral. Desconocida por muchos, esta puerta se presenta como una de las más bonitas de la catedral y merece la pena encontrarla, al no tener el trasiego de otras de gran relevancia como la de los Leones.

Desaparición de la torre

La torre del reloj

La torre del relojToledo Olvidado

La construcción de la catedral de Toledo se remonta al siglo XIII, pero su conclusión llegaría en un momento en el cual España se encontraba en la antesala del final de la Reconquista e inicio del gran Imperio iniciado por los Reyes Católicos. Las dos grandes torres, gemelas proyectadas sobre el papel, conferían una grandeza sin precedentes a la obra, pero finalmente una de las torres nunca vería la luz.

Pese a ello, la catedral sí que tuvo dos torres, aunque una de ellas incomparable a la actual y de rango inferior. Durante el tiempo en que la obra estuvo a cargo del arquitecto Alvar Martínez, la segunda torre se convirtió en realidad. Aunque ha quedado relegada al olvido, compartió lugar con la principal entre 1424 y 1888.

Además, se construyeron con fines diferentes. La torre del reloj vivió durante siglos sin serlo, ya que no sería hasta el siglo XVIII cuando se instalaría la maquinaria en la puerta, que al estar al lado de la torre, le confirió automáticamente el nuevo nombre. La torre nunca tuvo reloj, pero si una serie de campanas y una aguja que terminó por culminar su estructura en el mismo periodo.

La torre se vio sumida en el abandono y a finales del siglo XIX, se concluyó en dos posibles opciones. Ambas pasaban por demoler la torre y aunque se aprobó el proyecto de rehabilitación, derribando solo una parte, finalmente en 1888 se concretó la desaparición total de la torre del reloj.

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