Exterior Museo del Greco

Exterior Museo del GrecoMinisterio de Cultura

Así quiere Toledo convertir el Museo del Greco en el gran centro mundial del arte español

Toledo se propone devolver al Greco el protagonismo mundial que merece con un museo renovado, más abierto a la ciudad y al futuro

Toledo —donde cada piedra respira arte y memoria— vuelve a mirar al Greco. En la casa-museo que custodia parte de su legado, se está gestando un nuevo impulso. Carolina Tobella Arredondo (Toledo, 1983), recién nombrada directora del Museo del Greco, tiene una ambición clara: que este espacio no sea solo un lugar donde se contempla al maestro, sino donde se piense, se investigue y se dialogue sobre su figura.

«Siempre es necesario relanzar al Greco», afirma. «Fue un pintor fundamental para la historia del arte español, el primero en inaugurar una escuela con una personalidad artística propia dentro del panorama europeo y occidental».

Esa idea de revisitar al artista, de seguir reinterpretándolo, es la brújula de Tobella, quien sueña con convertir el museo en un centro de referencia internacional para el estudio del pintor que cambió la luz de Toledo.

Un tesoro pequeño, pero inmenso

El Museo del Greco custodia una colección reducida en número, pero gigantesca en valor: veinte cuadros del maestro, algunos de ellos entre los más importantes de su trayectoria. Obras religiosas, retratos, paisajes, e incluso lienzos de su etapa italiana, conviven en un espacio íntimo y lleno de alma.

Sala Apostolado, Museo del Greco

Sala Apostolado, Museo del GrecoMuseo del Greco

«Tenemos veinte cuadros, pero son veinte obras fundamentales», recalca Tobella. Entre ellas destaca el Cristo crucificado, una adquisición reciente del Ministerio de Cultura. Para la directora, la fuerza del museo no está solo en sus paredes, sino en su ubicación toledana, en la misma ciudad que acogió al Greco y lo convirtió en inmortal.

Más Greco, más Toledo

Desde que asumió la dirección en julio, tras su etapa como conservadora y comisaria de la exposición Tristán. Entre lo divino y lo humano, Tobella ha querido conservar lo que funciona, pero con un impulso nuevo. «Quiero ir un paso más allá, en varias direcciones», confiesa.

Su hoja de ruta pasa por estrechar lazos con la comunidad cultural toledana, reforzar colaboraciones con museos y asociaciones, y repensar la exposición permanente para hacerla «más interesante, más ambiciosa». En sus palabras late un lema claro: más pintura, más Greco.

«Queremos que el museo sea un lugar de encuentro, no solo artístico, sino humano», explica. «Un espacio vivo, con las personas que lo rodean, que son quienes realmente le dan sentido día a día».

Tejiendo redes desde Toledo

El museo se mantiene en permanente diálogo con el Museo Sefardí, el de Santa Cruz y asociaciones vecinas como Amigos de los Conventos. «Trabajaremos en red, conectados, para que todos tengamos más visibilidad y peso», afirma Tobella, convencida de que la fortaleza cultural de Toledo se multiplica cuando se unen sus instituciones.

La idea es que el Museo del Greco vuelva a ser una referencia viva, abierta a nuevos discursos, revisiones y lecturas contemporáneas del artista. No como un templo inmóvil, sino como un organismo que respira y evoluciona.

La gran cita: Maniera

El próximo 11 de noviembre se inaugurará Maniera, la gran exposición que marcará la nueva etapa del museo. Comisariada por Pablo Blanco Chust, especialista en pintura toledana del siglo XVI, la muestra —que abrirá al público el día 12— reunirá a los pintores toledanos del siglo XVI, voces que dialogarán con el legado del Greco desde su misma ciudad.

Tobella confiesa tenerle un cariño especial a esta cita. Después de meses de obras y salas cerradas, espera poder reabrir por completo el museo para entonces. «Estamos en una casa antigua, con siglos de historia, y siempre hay algo que restaurar, algo que cuidar», sonríe.

Un Greco para las nuevas generaciones

En un tiempo en que los museos buscan reconectar con el público joven, Tobella tiene claro su objetivo: atraer a estudiantes, opositores, universitarios e investigadores. «El público joven es exigente, pero también curioso. Queremos que vean en el museo un espacio para aprender, inspirarse y reflexionar», dice.

En esa línea, el Museo del Greco colaborará con la Universidad de Castilla-La Mancha, reforzando la vertiente académica del proyecto y abriendo sus puertas al estudio y la investigación.

El alma eterna del maestro

Más de cuatro siglos después de su muerte, el Greco sigue siendo una llama viva en el corazón de Toledo. En la mirada de Carolina Tobella se adivina una convicción: que el arte no pertenece al pasado, sino que se reactiva cada vez que alguien lo observa con ojos nuevos.

El museo que dirige aspira precisamente a eso: a ser el punto de partida de una nueva lectura, un lugar donde el genio cretense vuelva a iluminar la pintura española. Un faro que, desde Toledo, sigue alumbrando el alma del arte.

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