Torre de telégrafo de Arévalo

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Castilla y León

Los pueblos más feos de Castilla y León, según la IA (y por qué no deberías saltártelos)

Castilla y León es una región con rincones fascinantes, pero otros que no suelen llamar tanto la atención de los turistas

Castilla y León, una región marcada por castillos imponentes, catedrales majestuosas y paisajes que se pierden en la lejanía, alberga entre sus valles y mesetas una serie de pueblos que conservan intacto el sabor del pasado. Desde villas medievales amuralladas hasta pequeñas localidades encajadas entre montañas, esta comunidad ofrece lugares que invitan a detenerse y dejarse sorprender.

Sin embargo, existen algunas poblaciones que se encuentran más alejadas del ojo público, ya sea por la escasez de monumentos en sus calles, por el tamaño de su población o por su ubicación geográfica.

Desde El Debate hemos preguntado a la inteligencia artificial cuáles son los pueblos más feos de esta comunidad autónoma, pero también las razones por las que no deberíamos saltárnoslos en una visita a la región.

Villalar de los Comuneros, Valladolid

Según la inteligencia artificial de OpenAI, ChatGPT, este pueblo es un núcleo urbano modesto, sin grandes monumentos. Sin embargo, fue precisamente en esta localidad donde se forjó la identidad castellana. Cada 23 de abril miles de personas conmemoran la revuelta comunera en una de las celebraciones más emblemáticas de Castilla y León. Porque historia y dignidad pueden vivirse en plazas sin mármol.

Carbajosa de la Sagrada, Salamanca

Urbanísticamente Carbajosa de la Sagrada, en Salamanca, es una mezcla de polígonos, chalets y bloques de edificios sin orden ni concierto. No obstante, representa la transformación rural-urbana de la España interior. Porque su cercanía con Salamanca la convierte en un laboratorio vivo del nuevo modelo de pueblo dormitorio. Según la inteligencia artificial, allí también hay vida, cultura y vecinos con historias que contar.

Santa María del Páramo, en León

Esta localidad llana, sin demasiados encantos visuales, en realidad el corazón del regadío leonés. Un motor agrícola fundamental para la región. Su mercado, su gente y su dinamismo económico son prueba de que la belleza también está en lo que no se ve: el esfuerzo, la tierra, la tradición.

Íscar, Valladolid

Íscar tiene zonas industriales extensas y una arquitectura dispersa, pero también un castillo imponente y una de las mejores cervezas artesanas de la región. La mezcla entre industria maderera y patrimonio medieval lo convierte en un lugar con doble alma.

Arévalo, Ávila

A pesar de su profundo valor histórico y gastronómico, Arévalo arrastra una fama discreta en los rankings de belleza monumental, especialmente cuando se le compara con otras localidades abulenses como Ávila capital o pueblos como Madrigal de las Altas Torres. La razón principal está en su apariencia urbana desigual, fruto de décadas de crecimiento sin una planificación homogénea.

Pero este juicio rápido es injusto, porque Arévalo guarda una belleza más sutil y profunda. Sus calles del casco histórico, su importancia como cuna de Isabel la Católica, sus cinco iglesias mudéjares, o su tradición gastronómica basada en el tostón asado son prueba de que hay mucho más de lo que aparenta.

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