Iglesia de San Miguel en Roales del Campo

Iglesia de San Miguel en Roales del CampoTierra de Campos

El extraño caso del pueblo de Valladolid que está en León y depende de Zamora

Su peculiar división territorial fruto de un error cartográfico no impide que sus habitantes desarrollen una vida normal, aunque los servicios que recibe el pueblo se repartan entre estas tres provincias

En plena comarca de Tierra de Campos, se encuentra Roales de Campos, un pueblo con una situación muy especial. Su singularidad reside en que pertenece administrativamente a Valladolid, geográficamente se sitúa entre León y Zamora, y por último, su código telefónico es el 980, que pertenece a Zamora.

Entre las curiosidades de su situación destaca el cómo sus apenas 165 habitantes –según datos del INE–, desarrollan su día a día como si esta situación fuera algo ya normal para ellos. Por ejemplo, sus habitantes acuden al colegio en Valderas, mientras que las compras diarias las hacen en Benavente, situado en Zamora. Y para recibir servicios como el hospitalario o la recogida de basuras es la ciudad vallisoletana la que gestiona estos asuntos del pueblo.

Pero la amalgama de peculiaridades continua un poco más allá, y es que, este pueblo junto a Quintanilla de Molar, que cuenta con la misma condición, pertenecen a la Diócesis de León, aunque utilicen el prefijo telefónico de Zamora.

Esta situación se inicia con la división provincial de 1833. Todo se debe a un error cartográfico en el mapa base de aquella reordenación que dejó fuera de la provincia de Valladolid a Roales de Campos, y a Quintanilla del Molar, generando dos «islotes» rodeados por territorio zamorano y leonés. Desde entonces, sus habitantes conviven con gestiones administrativas de Valladolid, pero rutinas diarias en las provincias vecinas.

Mapa de la peculiar situación que viven estos dos pueblos

Mapa de la peculiar situación que viven estos dos pueblosTierra de Campos

Esta triple dependencia no resta encanto a Roales de Campos. Su iglesia barroca de San Miguel Arcángel, construida en el siglo XVIII, y sus fiestas patronales en honor a Santa Lucía (13 de diciembre) y las veraniegas de agosto, mantienen viva la tradición en un entorno de suaves llanuras y campos de cereal típicos de Tierra de Campos. Los visitantes, además de disfrutar de una gastronomía auténtica, se llevan de recuerdo una historia de fronteras cambiantes y de administraciones que, a veces, mira más a los mapas que a la vida cotidiana de sus gentes.

En los últimos años, el enclave ha vuelto a estar de actualidad cada vez que se discuten criterios de movilidad o servicios entre provincias limítrofes. Roales de Campos, junto a Quintanilla del Molar, agrupa a uno de los treinta y pico enclaves españoles que desafían la lógica provincial, nacidos de aquel simple error cartográfico de hace casi dos siglos. Una singularidad que, más que un problema, es algo que forma parte de las características de estos pueblos.

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