Casco histórico de la capital zamorana

Casco histórico de la capital zamoranaTurismo Castilla y León

«Mamola», «cuzo», «mancar» y otras 13 palabras que solo entienden en Zamora

En la provincia se usan algunos localismos que provocan desconcierto entre unos forasteros que más vale que se den prisa si un zamorano les pide que hagan algo «luego»

A casi cualquiera de fuera –un «forastero»– le puede chocar el tono de premura que muestran los zamoranos al pronunciar una frase como «¡hazlo luego!». Y es que, efectivamente, hay prisa: no se refiere a que el interpelado realice tranquilamente después lo que se le está pidiendo, sino que lo haga ahora.

Quizás por influencia del portugués, donde nuestros vecinos también usan su «logo» de la misma manera, estos localismos pueden generar confusión entre los visitantes a una provincia que, por lo demás, es del todo acogedora. Eso sí, hay que andarse con cuidado si uno quiere quedarse con cara de «fato» –lelo– o de «moñaca» –tonta– al entablar una conversación en la que abunden estos 'palabros'.

La lista es larga, y muchos están cada vez más en desuso, pero hay un buen puñado de términos zamoranos empleados con asiduidad que difícilmente entenderán fuera de la provincia y algunas zonas de las limítrofes de León o Salamanca.

Una botella de vino que muestra a un "cuzo"

Una botella de vino que muestra a un «cuzo»Bodegas Maires

Así, por ejemplo, un «cuzo» es un cotilla y la «mamola» es la barbilla. «Encetar» es abrir un envase o recipiente, «testarse» es chocarse y un «caneco» –también decaneco e incluso «caneque– es una taza. Además, un zamorano no tira accidentalmente ese »caneco«, sino que se le ha caído. Otra cosa es que lo hubiese hecho «a peto»; es decir, a conciencia. En todo caso, se le habrá «esguarniado».

Un niño zamorano no pedirá en el kiosco de golosinas un regaliz, sino que comprará un «campeche» con cuidado de no «añusgarse» –atragantarse–. Luego quizás se vaya a tirar en un parque por la «resbalina», el tobogán, con cuidado de no «mancarse» –hacerse daño–. Y si empieza a «pintear» –llover– quizás no sea día para una excursión al «teso» –cerro–.

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