Castrillo de los Polvazares, Leon.

Castrillo de los Polvazares, LeónGetty Images

El silencioso movimiento de la España rural: jóvenes que compran pueblos por menos de lo que vale un piso

El teletrabajo, los problemas de acceso a la vivienda y un deseo de vida más sostenible y emprendedor están impulsando a una nueva generacion de jóvenes a mirar hacia el mundo rural

«Antes era impensable que una persona joven se interesara por comprar un pueblo o una aldea, pero ahora sí; las cosas están cambiando. Recibimos entre cinco y seis llamadas al día». Así habla Elvira Fafián, gerente de la inmobiliaria Aldeas Abandonadas, sobre el silencioso movimiento que aspira a redibujar la llamada España vaciada: jóvenes que compran pueblos abandonados por precios, que, en muchos casos, son inferiores a los de un piso. Dentro de Castilla y León, el grueso de la demanda se concentra en las provincias de Ávila, Burgos, León y Soria, y, en menor medida, en Segovia y Zamora.

La combinación de teletrabajo, la crisis de acceso a la vivienda y un deseo de vida más sostenible y emprendedor está impulsando a una nueva generación de jóvenes a mirar hacia el mundo rural. Allí, el coste de vida es mínimo, y hay aldeas enteras a la venta por 50.000 euros, aunque las más caras superan los tres millones de euros.

Casa abandonada en San Millan de Lara, Burgos.

Casa abandonada en San Millan de Lara, Burgos.Getty Images | Israel Hervás Bengochea

Respecto al perfil de los compradores, la mayoría son jóvenes españoles con parejas, y grupos de cuatro o cinco amigos que forman cooperativas. Casi todos comparten objetivos: huir de la ciudad y poner en marcha un negocio relacionado con el campo. «Tienen un estilo de vida claro: quieren dedicarse a la agricultura, a la madera o arreglar las casas abandonadas para después alquilarlas. Otros apuestan por el glamping o el intercambio de propiedades», detalla la experta.

Hay muchas propiedades y casas que han aflorado y que llevaban años parados que se quieren vender porque suponen costesElvira FafiánGerente de la inmobiliaria Aldeas Abandonadas

Fafián deja claro que lo importante es que los negocios que se pongan en marcha «den valor a la zona», y recuerda que las instituciones desempeñan un papel «clave» en todo el proceso. De hecho, muchos municipios y diputaciones ofrecen facilidades a los compradores para que puedan poner en marcha sus empresas.

Como ejemplo, la experta recuerda que hace tan solo unos meses, una pareja holandesa compró el pueblo burgalés de Bárcena de Bureba por cerca de 400.000 euros con la intención de convertirlo en una ecoaldea con viviendas residenciales y turísticas.

Empresarios y familias pudientes

Además de los jóvenes, empresarios, familias pudientes e inversores extranjeros también compran pueblos y aldeas abandonadas. En cuanto al perfil de los propietarios, su origen es variado; la mayoría son personas mayores que ya han disfrutado de la propiedad y quieren venderla; aunque también hay personas que han recibo las propiedades en herencia o empresarios que quieren desinvertir.

«Hay muchas propiedades y casas que han aflorado y que llevaban años parados que se quieren vender porque suponen costes (impuestos o reformas) que muchas veces no se pueden asumir», concluye la experta.

Respecto a los tiempos en los que se ejecuta la operación de compraventa, la media es de siete meses, aunque puede llegar a superar el año.

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