El Gobierno priorizará la inversión en El Prat frente a Barajas

La administración central ha confirmado que destinará mayores recursos económicos al desarrollo del aeropuerto barcelonés Josep Tarradellas que a las instalaciones de Madrid-Barajas, en el contexto del ambicioso proyecto de modernización que impulsa el ejecutivo catalán, según informó Crónica Global. Esta declaración llegó de boca del secretario de Estado de Transportes, José Antonio Santano, durante su intervención en el encuentro anual sobre infraestructuras que organiza la patronal Foment del Treball.

El alto cargo gubernamental no mostró reparos en admitir esta distribución presupuestaria, apenas 24 horas después de que se formalizara el pacto tripartito entre la Generalitat, el departamento ministerial de Transportes y la empresa pública Aena. El compromiso económico alcanzado supera los 3.200 millones de euros, una cifra destinada a transformar radicalmente las capacidades operativas del complejo aeroportuario catalán.

Transformación integral del complejo aeroportuario

El plan contempla una serie de intervenciones de gran calado que modificarán sustancialmente la fisonomía actual de las instalaciones. Entre las actuaciones previstas destaca la extensión de medio kilómetro de la tercera pista de aterrizaje, la edificación de un terminal auxiliar de última generación y la renovación completa de las terminales T1 y T2 existentes.

Para Santano, el proyecto representa un ejercicio de equilibrio entre las demandas de crecimiento económico y las exigencias medioambientales. El responsable gubernamental defendió la iniciativa como una oportunidad para posicionar Barcelona como centro neurálgico del tráfico intercontinental, manteniendo al mismo tiempo criterios de sostenibilidad ecológica.

Respaldo empresarial a la iniciativa

El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, expresó su reconocimiento hacia el equipo de Salvador Illa por impulsar una propuesta que considera estratégica para el tejido productivo catalán. No obstante, el dirigente empresarial lamentó que la decisión llegue con años de retraso, apuntando directamente al anterior ejecutivo de Pere Aragonès por haber desatendido las peticiones del sector privado.

Sánchez Llibre interpretó el desbloqueo del proyecto como una victoria de la movilización ciudadana y empresarial, subrayando la importancia de mantener la presión en favor de inversiones productivas. Según su análisis, la mejora de las conexiones aéreas incrementará la competitividad territorial, facilitará la proyección internacional de las compañías locales y atraerá capital foráneo hacia la economía catalana.

Colaboración público-privada como modelo

El presidente del Consell Assessor d'Infraestructures de Catalunya, Joaquim Llansó, aprovechó el foro para defender la necesidad de fortalecer las alianzas entre administraciones y sector privado. Llansó argumentó que sin esta cooperación resulta imposible abordar megaproyectos de infraestructuras, ya sea en el ámbito portuario, aeroportuario o habitacional.

Como ejemplo ilustrativo, planteó la construcción de 50.000 viviendas de protección oficial, una meta que considera inalcanzable sin la participación de la iniciativa privada. Además, propuso que estas colaboraciones no computen como endeudamiento público para facilitar su desarrollo.

Reconocimientos a la innovación infraestructural

La ceremonia incluyó la entrega de los galardones Albert Vilalta, que distinguen anualmente las mejores realizaciones en materia de infraestructuras y equipamientos en territorio catalán. En esta edición, el jurado decidió otorgar el premio ex aequo al centro de datos Merlin Edged y a la primera fase de conexión del tranvía barcelonés.

El centro de datos mereció el reconocimiento por su relevancia en la estrategia digital catalana, destacando sus criterios de eficiencia energética y robustez tecnológica. Por su parte, el proyecto tranviario fue valorado como pieza clave en la mejora de la movilidad metropolitana.

Las menciones especiales recayeron en la rehabilitación de los tinglados del muelle Oriental del Puerto de Barcelona, junto con dos proyectos habitacionales situados en las calles Marroc y Pallars de la capital catalana.