Fragmento del manuscrito que contiene las Homilías de Organyà, primer texto extenso escrito en idioma catalán.

Fragmento del manuscrito que contiene las Homilías de Organyà, primer texto extenso escrito en idioma catalán.Wikipedia

Así era el catalán disléxico más antiguo que se conoce: «Es un modelo de superación»

Investigadores catalanes identifican al primer disléxico documentado en Cataluña: un clérigo del año 894 que triunfó como escribano

Un presbítero barcelonés llamado Ibirol pasó más de mil años desapercibido en los archivos hasta que dos investigadores catalanes detectaron algo extraordinario en su única obra conocida: un documento del 21 de agosto del año 894 plagado de inversiones de letras y errores ortográficos que no correspondían a un hombre culto de su época.

Los doctores Jesús Alturo, de la Universitat Autònoma de Barcelona, y Tània Alaix, del Ateneu Universitari Sant Pacià, han identificado a Ibirol como el primer caso documentado de dislexia en territorio catalán, según informa La Vanguardia. Un hallazgo que cobra especial relevancia en el Día Mundial de este trastorno, celebrado cada 8 de octubre.

El pergamino conservado muestra palabras como escpitura en lugar de scriptura, placis por pacis, o renante en vez de regnante, entre otras alteraciones. «Nos encontramos con errores ortográficos difícilmente explicables que no se podían atribuir a ignorancia», explican los investigadores al diario catalán. La clave estuvo en detectar las inversiones en el orden de las letras, un patrón característico de la dislexia.

El descubrimiento no fue casual. Ambos especialistas, dedicados durante décadas al estudio de manuscritos altomedievales, están especialmente sensibilizados con este trastorno porque dos de sus hijos lo han padecido. Esta experiencia personal les permitió reconocer los síntomas en textos de hace más de once siglos.

Pero Ibirol no está solo. La investigación ha rescatado otros dos casos: Landoer, un canónigo de la Catedral de Vic del siglo X con una notable producción escrita, y Ramón, canónigo de Santa Maria de Organyà en el siglo XI. Landoer fue discípulo del secretario episcopal Adaganell, quien probablemente nunca comprendió por qué una persona tan inteligente tenía tantos problemas con la escritura latina.

«Estas tres personas son un modelo de superación a imitar», señalan Alturo y Alaix a La Vanguardia. Los tres completaron estudios eclesiásticos muy exigentes y ejercieron como escribanos profesionales, demostrando que con voluntad y esfuerzo se pueden superar todos los obstáculos académicos. Una hazaña especialmente meritoria considerando que la dislexia solo ha sido reconocida como un problema real en las últimas décadas.

La historia de estos tres clérigos medievales ofrece una lección que trasciende los siglos: incluso en una época donde el dominio perfecto del latín era imprescindible, lograron convertir su mayor dificultad en su profesión.

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