Lluís Girbau, en el acto de la Asociación de Familias Numerosas de Cataluña
Entrevista
Lluís Girbau, experto en ahorro familiar: «La regla 200/300 nos ayudará a decidir cuándo comprar un piso»
El doctor en Ciencias del Management ofrece sus consejos prácticos para llegar fin de mes sin perder el sentido del humor
En un momento en que cuatro de cada cinco familias numerosas en España reconoce que tiene dificultades para llegar a final de mes, la Asociación de Familias Numerosas de Cataluña (FANOC) quiso poner el foco de su 11º congreso anual, precisamente, en ayudar a las familias a trazar estrategias más eficientes para gestionar su economía doméstica.
Para ello contaron con Lluís Girbau, doctor en Ciencias del Management por ESADE-URL y experto en ahorro familiar. Girbau realizó en el evento una presentación bautizada como «Llegar a fin de mes y no perder el sentido del humor», y ahora atiende a El Debate para ofrecer algunas de las claves para conseguir ambas cosas.
–¿Cuáles son los principales errores que ve ud. en la planificación económica de las familias?
–El gran error es pensar que nuestra economía es como la del Banco Central Europeo… ¡Y no! La mayoría de familias funcionan sin un presupuesto claro: saben lo que cobran, pero no exactamente dónde se va. El cambio es de mentalidad: hace falta pasar de ‘sobrevivir’ hasta la siguiente nómina a planificar semanalmente, con visión de todo el mes.
–Este cambio de mentalidad… ¿por dónde se empieza?
–El primer paso no es hacer ajustes en los números, sino saber por dónde se va el dinero. Hace falta intentar planificar por bloques, y con un objetivo concreto para los diferentes periodos: cortos, de hasta tres meses; medianos, de entre tres y nueve meses, y largos, de más de nueve meses.
Por ejemplo, un objetivo del bloque corto como «reducir 150 euros mensuales en suministros» es mucho más motivador que el agobio del «hemos de ahorrar». Un ejemplo de objetivo para el bloque a largo plazo puede ser mejorar la formación para tener mejores oportunidades en el trabajo o poder acceder a nuevos empleos.
–Para saber dónde va el dinero, en su charla proponía una tabla dividida en conceptos: vivienda, alimentación, educación…
–Esta tabla es una especie de Marie Kondo de las finanzas: te hace ver dónde tienes los agujeros, donde tienes carencias, donde hay caos y donde puedes poner orden. Una vez se tiene claro, se puede decidir si hace falta «limpiar el armario» o plegar mejor las facturas, pero todo esto no tendría sentido si no se pasa a la acción.
Una de las diapositivas de la presentación de Girbau
–Pasemos a la acción: en su experiencia, ¿cuáles son las áreas donde es más fácil recortar, y cómo se puede planear el ‘tijeretazo’ de forma eficiente?
–El ‘tijeretazo’ que dices debe ser progresivo y equilibrado: no se trata de pasarlo mal, sino de aprender a gestionar diferente. Lo que necesitas es el recurso, y no necesariamente la propiedad. Te pongo un ejemplo: para refrescarnos en verano no es necesario tener una piscina, sino tener un amigo que sí tenga, o ir a unas pozas, o al mar. El acceso al uso no tiene por qué ir ligado a la propiedad.
Y sobre los gastos… Los gastos son como el colesterol: unos son buenos y otros pueden hacer daño. Los más fáciles de recortar son los gastos invisibles: tarifas de energía, de móvil, suscripciones que ni recuerdas que tenías, compras pequeñas que suman grandes agujeros… Se trata de saber gastar el duro y ahorrar la peseta, como decía el refrán.
–Uno de los gastos más importantes –y la principal preocupación de los españoles, a día de hoy– es la vivienda.
–Sí, es el gasto más importante, y no debería sobrepasar el 30% de los ingresos mensuales netos de los dos sueldos sumados. ¿Comprar o alquilar? Una regla económica que puede ir bien para tomar esta decisión es la regla 200/300. Supongamos que una familia paga un alquiler de 1.000 euros al mes: el rango de compra no debería sobrepasar 300 veces el alquiler –es decir, 300.000 euros–, y cuanto más se acerque al rango inferior de 200 veces el alquiler –200.000 euros, en este caso–, mejor.
Esta regla también sirve para ver si lo que queremos comprar es adecuado. Podemos hacernos la pregunta: «¿Por cuánto alquilaría este piso que queremos comprar?». Multiplicándolo por 200 sería nuestra oferta, y la oferta máxima no debería pasar la línea roja de los 300.
–Esto que venimos hablando, ¿cambia al pasar de una familia de uno o dos hijos a una familia numerosa?
–Si llega otro hijo, no hemos de hablar de «imprevistos», sino adaptar el presupuesto a la nueva situación de gasto recurrente e incorporación de nuevos recursos.
Lluís Girbau, durante el evento de FANOC
–Según FANOC, Cataluña es una de las comunidades donde las familias numerosas tienen más dificultades económicas. ¿Cree que la política económica de los últimos gobiernos ha tenido en cuenta a las familias?
–La gente de Cataluña es muy luchadora, trabajadora, organizada y creativa… pero algunas administraciones y municipios, a la hora de dar apoyo a las familias, no muestran interés, sensibilidad, comprensión ni sintonía. Las políticas familiares deberían tratar a la familia como una inversión de presente y de futuro, y no como un gasto a recortar. Por ejemplo, la ciudad de Barcelona está envejeciendo por falta de políticas familiares claras.
–Imagine que el actual gobierno de la Generalitat le pide consejo en este ámbito. ¿Qué les diría?
–Les trasladaría cuatro ideas de actuaciones que son rápidas y no son difíciles. Primero, que hace falta simplificar los trámites de las ayudas y acortar los plazos: menos papeleo, menos humo y más resultados tangibles aquí y ahora. También les pediría que facilitasen la vivienda asequible familiar, tanto de alquiler como de compra, y que reforzasen las becas, los beneficios y las deducciones por tener hijos. Y, sobre todo, que lo hicieran estable y sostenible, porque las familias trabajan con un horizonte a 20 años, mientras que los gobiernos funcionan a cuatro años vista.
–Junto a estas dificultades económicas, también estamos ante un evidente reto demográfico y vivimos en una cultura que premia el individualismo y desincentiva el tener hijos. Aun así, ¿ud. animaría a una pareja joven a dar el paso?
–En general sí, pero cada matrimonio tiene sus circunstancias. Con todo, el tiempo pasa: yo les animaría a que no esperen a tenerlo todo controlado, porque el día que lo tengan estarán en la edad de ser más abuelos que padres. Los hijos no suelen llegar cuando se tienen tiempo y dinero; más bien, suelen llegar con el corazón abierto y el optimismo de que todo saldrá.
Y sobre lo que comentas del reto demográfico y la transmisión de la cultura, diría a los políticos que esto no se resuelve con discursos, sino con apoyo real y concreto, y con reconocimiento social que permita a las parejas valientes formar una familia, que es la aventura más rentable del mundo: emocionalmente y, con un poco de organización, también económicamente.