El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol, en una imagen de archivo
Caso Pujol
Quién es quién en el clan Pujol, la saga que lo fue todo en Cataluña y que al fin se sienta en el banquillo
El origen de su fortuna oculta en el extranjero está en el centro de uno de los casos más esperados de la política española
Durante décadas, Jordi Pujol encarnó toda una manera de funcionar en Cataluña, impulsando políticas de corte nacionalista –como la inmersión lingüística en educación, parte de un entramado que desembocaría en el procés– mientras pactaba indistintamente con PSOE y PP en Madrid, aplicando la doctrina del peix al cove («pescado en la cesta»), que consistía en ir consiguiendo más competencias negociación tras negociación, con unos y otros.
Durante los 23 años que ocupó la presidencia de la Generalitat, Pujol y su familia lo eran todo en Cataluña, una situación que generó un aura de impunidad a su alrededor que él y su entorno aprovecharon para –presuntamente, según se está investigando– generar una red de comisiones que le favoreció a él; a su esposa, Marta Ferrusola, y a sus siete hijos. Una trama que este lunes sumará un nuevo capítulo con el arranque del juicio a los Pujol en la Audiencia Nacional.
El juicio se centra en la millonaria fortuna que ocultaron durante décadas en Andorra y otros lugares del extranjero, y que el propio Pujol confesó en julio de 2014 tras ser descubierto por una investigación del diario El Mundo. Fueron 575 palabras, un comunicado en el que el extodopoderoso patriarca catalán aseguraba que el dinero se debe a una herencia de su padre, el iaio Florenci.
Han pasado 11 años desde entonces, un tiempo tal vez excesivo para el arranque de uno de los casos más esperados de la política española en las últimas décadas. Lo que tendrá que dirimir el tribunal es si el origen de la fortuna oculta de los Pujol se debe a una herencia sabiamente invertida, como sostiene la familia, o a un entramado sistemático de corrupción construido durante años al calor de un poder político casi omnímodo.
Jordi Pujol, en un mítin de CiU en 1979
En concreto, el juicio se centra en determinar cómo amasó la familia Pujol los fondos ocultos hasta alcanzar los 126 millones de las antiguas pesetas (757.300 euros) que cada uno de los siete hermanos y la madre cobraron en el año 2000 y que Pujol confesó en 2014.
La tesis de la Fiscalía es que ese capital procede de las comisiones que empresarios afines a CDC pagaban a la familia a cambio de adjudicaciones y contratos públicos de administraciones controladas por el partido. Por eso, también se sientan en el banquillo, con peticiones de cinco años de cárcel. A continuación, repasaremos el quién es quién de este caso.
Jordi Pujol, el pilar
La pieza fundamental y eje de la trama. Un hombre que pasó de lo más alto a caer en la ignominia y que, ahora, está viviendo un proceso de rehabilitación pública por parte de los entornos de Junts o Aliança Catalana, pero también del PSC: no en vano, el actual presidente de la Generalitat, Salvador Illa, le incluyó con honores en la lista de reuniones realizada al empezar el mandato.
No obstante, el juicio arranca entre las dudas de si Jordi Pujol, que tiene ahora 95 años, se sentará en el banquillo o si la Audiencia Nacional lo eximirá de ser juzgado por el deterioro cognitivo que sufre –según el informe forense que pidió su defensa hace unos días– y tras haber padecido dos ictus. La Fiscalía pide para él 9 años de cárcel y le sitúa en la cúspide de la trama.
Marta Ferrusola, la «madre superiora»
Marta Ferrusola, la esposa de Jordi Pujol –fallecida en julio de 2024–, también formaba parte de la cohorte que se sentaría en el banquillo, aunque fue exculpada en mayo de 2021 por sufrir demencia. La hipótesis de la acusación cogió vuelo al trascender una nota manuscrita en que Ferrusola daba instrucciones sobre «traspasos de misales», presentándose como la «madre superiora de la congregación».
Jordi Pujol y Marta Ferrusola a su llegada en 2015 a la Ciudad de la Justicia de Barcelona
Los hijos del clan
Los que no podrán librarse del juicio serán sus siete hijos, acusados de integrar una asociación ilícita junto al matrimonio Pujol Ferrusola para enriquecerse con comisiones de empresarios a cambio de adjudicaciones públicas: la Fiscalía les pide por ello penas de entre 8 y 29 años de cárcel.
Al margen del matrimonio, el principal acusado es el primogénito, Jordi Pujol Ferrusola, quien en 1990 asumió la gestión de los fondos de Andorra y una década después repartió 126 millones de pesetas a cada miembro de su familia -excluido el padre-, quienes desde 2011 estuvieron sacando dinero en metálico para acabar regularizando el patrimonio en 2014.
Jordi Pujol Ferrusola, en una imagen de archivo, en 2016
Según la acusación, el papel de Jordi Pujol Ferrusola no solo era cobrar las comisiones, sino también blanquearlas mediante sociedades instrumentales y operaciones en el extranjero y repatriar después el dinero para, ya lavado, repartirlo entre su familia.
En esas operaciones de blanqueo, mantiene el ministerio público, el conocido como «Junior» contó con la colaboración de su esposa, Mercè Gironès, para quien pide 17 años de cárcel, y de su hermano Josep, quien afronta 14.