Jordi Turull y Carles Puigdemont, en Waterloo
Cataluña
De Pujol a Turull: nueve frases que demuestran el desprecio del separatismo catalán hacia Andalucía
El menosprecio a los andaluces está incrustado en el ADN del independentismo catalán
Dentro del rechazo que genera todo lo español entre el independentismo catalán, Andalucía ocupa un puesto especial. La comunidad andaluza lleva décadas siendo objetivo del desprecio de no pocos dirigentes de partidos separatistas en Cataluña, como dejó patente este viernes el secretario general de Junts, Jordi Turull, durante una entrevista en RTVE.
El ‘número dos’ de Carles Puigdemont en el partido defendió la necesidad de un nuevo modelo de financiación para Cataluña, pero lo hizo atacando a los andaluces: según Turull, es una «perversión» que «con el dinero de los catalanes» los habitantes de Andalucía «subvencionen el gimnasio y puedan tener un perro de compañía», a costa de las «becas de comedor» en Cataluña.
Jordi Pujol y sus exabruptos
Este tipo de afirmaciones, aunque chocantes y fuera de lugar, no son algo nuevo. De hecho, el gran referente de Junts, el expresidente de la Generalitat y corrupto confeso Jordi Pujol, tuvo varias intervenciones andaluzófobas a lo largo de su trayectoria. Una de sus citas más recordadas se encuentra en su libro La immigració, problema i esperança de Catalunya («La inmigración, problema y esperanza de Cataluña»), publicado en 1958 y reeditado en 1976.
El expresidente catalán Jordi Pujol a su llegada a los 38º Premios Pimec
En ella, Pujol describía a los inmigrantes andaluces que llegaban a Cataluña como hombres «anárquicos», «cuya ignorancia natural lleva a la miseria mental y espiritual» y que además son «insignificantes, incapaces de dominio, de creación». Al lado de estas declaraciones –por las que no se disculpó hasta muchas décadas después, ya entrado el siglo XXI– lo de Turull es una nadería.
No fue aquella la única vez que Pujol expresó en público su desprecio por los andaluces. En un acto de Convergència i Unió (CiU) de 1984, en Barcelona, ya como presidente de la Generalitat, acusó a los ciudadanos de esta comunidad de apropiarse del esfuerzo de los catalanes: «En Cataluña trabajamos para que otros vivan del cuento. Hay comunidades que reciben más de lo que aportan, y Andalucía es un ejemplo claro», dijo, según recogía La Vanguardia en su momento.
Y aún hay más: en 1996 revisitaba sus ideas del libro citado antes y, en un discurso ofrecido en el Cercle d’Economia, aseguró que «los andaluces que vinieron a Cataluña en los 60 son trabajadores, pero traen una cultura de subvención que choca con nuestra ética del esfuerzo», según publicaba la crónica de El Periódico de entonces. Varias asociaciones de andaluces en Cataluña protestaron, pero en esta ocasión no se disculpó.
Los acólitos de Pujol
Jordi Pujol dejó la presidencia de la Generalitat en el año 2003, pero sus ideas siguieron flotando entre quienes cogieron su testigo en la política activa. Por ejemplo, en la campaña electoral de 2011, el histórico líder de Unió Democràtica de Catalunya Josep Antoni Duran i Lleida dijo en un mítin que «mientras los payeses catalanes no pueden recoger la fruta por los bajos precios, en otros sitios de España con lo que damos nosotros de aportación al Estado, reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo», perpetuando estereotipos.
El mismo año, el entonces presidente del gobierno catalán Artur Mas se burló del acento andaluz –y del gallego– diciendo que, aunque hablan español, «a veces no se les entiende». Mas pidió perdón poco después, diciendo que su intención no era ofender a nadie. Más directo fue en 2012, en un mítin de CiU en Gerona, cuando insistió en que «Cataluña no puede seguir pagando la fiesta de comunidades como Andalucía, que malgastan lo que nosotros generamos con nuestro esfuerzo».
El expresidente catalán Artur Mas, en mayo
El espacio de los convergentes no es el único que ha protagonizado críticas despectivas a Andalucía. El entonces presidente de ERC Joan Puigcercós dijo en un mítin de 2010 que «en Andalucía no paga impuestos ni Dios», y la entonces consejera de Trabajo Dolors Bassa vinculó en 2016, en una comparecencia en el Parlament, la inmigración andaluza con la exclusión infantil: «Los niños que esnifan pegamento vienen de Andalucía», dijo. Poco después, Bassa se disculpó parcialmente.