Imagen de archivo de Gabriel Rufián en la comisión de investigación sobre la dana en el Congreso de los Diputados

Imagen de archivo de Gabriel Rufián en la comisión de investigación sobre la dana en el Congreso de los DiputadosEuropa Press / Ananda Manjón

El laberinto catalán

Rufián y Mazón, o la venganza del separatismo contra los valencianos por no apoyar los «Países Catalanes»

ERC se presentó a las elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana y obtuvo el 0,18 %

En la misma semana en la que se han puesto las bases para un nuevo sistema de financiación –que, sin mayoría parlamentaria y con un ciclo electoral autonómico en marcha, con toda probabilidad jamás verá la luz– y ha sido condenado el fiscal general del Estado, la comparecencia del presidente en funciones de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, en el Congreso parece que fue hace mil años... pero no han pasado ni siete días.

Mazón posiblemente acudió derrotado y ya sin ganas de lucha a la Carrera de San Jerónimo, pero los diputados que ejercieron de interrogadores de Mazón se lanzaron a un ejercicio de bullying impropio de sus señorías.

El que más estuvo en su papel de matón fue el portavoz de ERC, Gabriel Rufián. En realidad, la Dana y la dejación de funciones de Mazón ese día no son lo que le movía, sino el resentimiento del independentismo catalán hacia los valencianos por no seguirles en su ensoñación de recrear las fronteras medievales del Reino de Aragón, pero cambiándole la denominación, rescribiendo la historia y llamándole «Países Catalanes».

Lo más divertido de la fantasía independentista es que, si los «Países Catalanes» se crearan , y Cataluña, Baleares, la Comunidad Valenciana, Andorra, la Franja de Aragón, el norte de Cerdeña y el Sur de Francia se separaran de España, Italia y Francia, y si el Principado de Andorra se disolviera... en unas hipotéticas elecciones ganaría el Partido Popular, que es a fin de cuentas la fuerza mayoritaria en Baleares, la Comunidad Valenciana y Aragón.

Pasar factura

Rufián no tenía interés alguno el pasado lunes en saber qué hizo Mazón el fatídico día de la Dana. Ni tan siquiera quería saber si la Generalitat Valenciana –y mucho menos el Gobierno que sobrevive gracias a su apoyo– estuvieron a la altura de las circunstancias, o si disponen de los recursos suficientes para actuar en esas circunstancias.

Lo de Rufián contra Mazón consistía en pasar factura a los ciudadanos de la Comunidad Valenciana por no hacer seguidismo de su pretensión de que Cataluña no solo se separe de España, sino que Valencia le siga en su despropósito para luego convertirse en vasallo del independentismo catalán.

Imagen tomada este lunes de Carlos Mazón durante la comisión de investigación sobre la dana que se lleva a cabo el Congreso de los Diputados

Carlos Mazón durante la comisión de investigaciónEuropa Press / Ananda Manjón

ERC tiene tan interiorizado que Valencia es Cataluña que, aunque la mayoría de la gente no lo sepa –ni tan siquiera los que viven en la Comunidad Valenciana– que se presenta allí a las elecciones autonómicas, lo que viene a ser algo parecido a que el Partido Aragonés Regionalista se presentase en a las elecciones autonómicas en Galicia.

El resultado de ERC en las elecciones autonómicas valencianas es patético, en la última convocatoria electoral celebrada en mayo de 2023 logró el 0,18 % de los votos, poco más de 4.000, y eso para el supremacismo independentista es imperdonable. ¿Cómo alguien no puede querer abandonar España para convertirse en súbdito de Oriol Junqueras y Carles Puigdemont?

Nacionalismo

El independentismo catalán siempre ha tenido una mirada de superioridad hacia la Comunidad Valenciana, a la que no dejan tener su propia denominación y la llaman «País Valenciano», Tampoco le dejan tener su propia lengua, el valenciano, y afirman que hablan catalán. Para el independentismo Cataluña termina en el Guardamar, el límite entre Alicante y Murcia.

La Generalitat de Cataluña dedica cada año cantidades ingentes de dinero a subvencionar la fundación Acció Cultural del País Valencià, encabezada por Eliseu Climent. También riegan medios de comunicación de ideología pancatalanista como la revista El Temps o un edificio en el centro de Valencia que ejerce de «embajada» informal de la Generalitat desde donde se intenta colonizar la capital de la Comunidad Valenciana, que sobreviven gracias al dinero público de la Generalitat de Cataluña.

Mientras la política catalana intenta asaltar, sin éxito, una y otra vez Valencia, los empresarios valencianos, agrupados alrededor de AVE, con Vicente Boluda y Juan Roig a la cabeza, son los que el jueves leyeron la cartilla a Óscar Puente por los retrasos en el corredor mediterráneo. Y es que mientras unos, desde Barcelona, piensan en la Edad Media y reescriben la historia, otros, desde Valencia, miran al futuro.

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