Imagen de archivo de una coca de San Juan

Imagen de archivo de una coca de San JuanEspencat

Gastronomía

Estas son las mejores cocas de San Juan que puedes probar en toda Cataluña

Los obradores Morreig y Natcha conquistan las categorías más prestigiosas tras la evaluación de un panel de expertos gastronómicos

Un panel de especialistas en panadería y gastronomía ha dictaminado que las mejores elaboraciones de Sant Joan de Cataluña nacen en talleres barceloneses. El veredicto llegó tras evaluar las características organolépticas de centenares de piezas presentadas en la Antiga Fàbrica Estrella Damm durante la séptima convocatoria de este certamen.

Los expertos otorgaron el máximo galardón en modalidad tradicional al obrador Morreig de Vila de Gràcia, establecido en Verdi. Paralelamente, el jurado distinguió la propuesta innovadora de Natcha, firma ubicada en Sarrià, que se impuso en la vertiente más experimental del concurso.

Metodología exhaustiva de evaluación

El tribunal aplicó baremos específicos que abarcaban desde la presentación visual hasta las cualidades gustativas. Los especialistas analizaron particularmente el desarrollo del brioche, su estructura interna y el equilibrio aromático de cada propuesta.

Cada modalidad demandó criterios diferenciados: las creaciones frutales requirieron armonía compositiva, las cremosas se midieron por su textura aterciopelada, las versiones con chicharrones dependían de su contraste crujiente, y las innovadoras se valoraron por su audacia conceptual y selección de materias primas.

Triunfos distribuidos por el territorio

Más allá de la capital, otros municipios catalanes cosecharon reconocimientos significativos. Folgueroles celebró el triunfo de La Coca en la especialidad chocolatera, mientras que Granollers vio premiado el trabajo de Pastisseria i Forn el Racó en la categoría de chicharrones.

El reconocimiento a la mejor elaboración cremosa recayó en Fleca Rovira, representante de Santa Agnès de Malanyanes, completando así un mapa de excelencia que se extiende por diferentes comarcas.

La convocatoria movilizó un volumen considerable de participantes distribuidos estratégicamente. La vertiente frutal congregó algo más de medio centenar de candidatos, mientras que la cremosa se erigió como la más concurrida al superar las sesenta propuestas.

Las especialidades de chicharrones y chocolate mantuvieron niveles similares de participación, rondando las cuatro decenas cada una. La categoría experimental cerró el espectro con una representación que superó las cinco decenas de creaciones.

Un elemento distintivo de esta edición fue su carácter prácticamente pancatalán, con una única incursión foránea procedente de las Islas Baleares que enriqueció la diversidad geográfica del certamen.

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