Vista aérea de la Sagrada Familia
Ocio
Nueve días para descubrir Barcelona sin gastar un euro
La Festa del Roser transforma la Rambla en un pasaporte cultural gratuito hacia palacios, teatros y museos de la ciudad
¿Cuándo fue la última vez que entraste al Liceu sin hipotecar la tarjeta de crédito? ¿O que paseaste por las entrañas modernistas del Palau Güell un sábado cualquiera? La Rambla se prepara para regalar algo que en Barcelona escasea: acceso libre al patrimonio de primera línea.
La Festa del Roser, esa tradición que cumple ya 64 años desafiando calendarios y modas, vuelve a demostrar que las celebraciones de barrio siguen siendo el mejor antídoto contra la ciudad-escaparate. Entre el 4 y el 12 de octubre, Amics de la Rambla convierte el paseo en un festival urbano donde confluyen arte floral, puertas abiertas y actividades para quienes aún creen que las calles son de la gente.
La Rambla nació rodeada de jardines conventuales, y esa memoria verde persiste en cada edición de la fiesta. Este año, el desafío floral alcanza rincones inesperados: desde la taquilla vintage de Las Golondrinas hasta el Teatro Poliorama, pasando por el Palau de la Virreina.
No son simples adornos. Vecinos y comerciantes recuperan una tradición centenaria —la de los floristas del paseo— para tejer una alfombra botánica efímera. El Santa Mònica, el Garaje Atarazanas y hasta el Museo de Cera se suman a esta competición no declarada por ver quién viste mejor sus muros. La iniciativa «Una flor, un deseo» invita a los paseantes a dejar su impronta en este jardín colectivo.
Aquí está la joya de la corona: más de una decena de espacios emblemáticos abren gratis con reserva previa. El Aquàrium, el Marítimo, el Liceu o la obra maestra de Gaudí en la calle Nou de la Rambla se vuelven accesibles para quienes normalmente los contemplan solo desde fuera.
Pero hay más allá de los clásicos. El Institut d'Estudis Catalans, ese discreto guardián de la lengua catalana, o el Gobierno Militar —edificio que pocos barceloneses han pisado— también se apuntan. Las Golondrinas ofrecen travesías sin coste, convirtiendo el puerto en parte del circuito festivo.
El programa esquiva la tentación de ser solemne. El Tablao Flamenco Cordobés celebra 55 años de zapateados con un concierto en el Conservatorio del Liceu. El grupo Amateur comparte cartel en ese mismo rincón musical.
Para las familias con energía desbordante, el Museo Marítimo acoge a la Colla Patapum, mientras el CEM Colom propone una clase de zumba al aire libre. Y si alguien quiere aprender a domar rosas y claveles, los talleres de arte floral en la Boquería no requieren experiencia previa, solo ganas de mancharse las manos.
Las inscripciones ya están abiertas en la web de Amics de la Rambla, donde conviene reservar pronto porque las plazas vuelan. Nueve días para recordar que Barcelona también puede ser generosa.