Ring with ribbons hangs on the wind
Barcelona
Un jardín de Barcelona se llenó de mensajes manuscritos pidiendo paz para el mundo
Una calígrafa barcelonesa recupera un ritual japonés centenario para convertir un rincón verde del barrio en un espacio de reflexión colectiva
En medio del ruido constante de guerras y tensiones globales, Barcelona vio nacer este domingo una protesta silenciosa. El Jardín del Silencio, ese pulmón verde casi secreto de Gràcia, se transformó en un refugio de palabras escritas a mano, todas repitiendo el mismo anhelo: paz.
La propuesta llega de la mano de María Eugenia Manrique, artista especializada en caligrafía, quien ha diseñado una jornada donde confluyen tres elementos: expresión artística, entorno natural y búsqueda espiritual. Cualquier persona pudo sumarse sin reserva previa y sin coste alguno.
El concepto bebe directamente del Tanabata, esa festividad nipona en la que miles de japoneses plasman sus anhelos en tiras de papel y las atan a cañas de bambú. Manrique traslada esa estética a territorio catalán: cada visitante recibió pequeños papeles donde caligrafiar la palabra «paz», que después colgó entre las ramas y plantas del jardín.
«Es un acto aparentemente simple, pero con un trasfondo potente», explica la impulsora del proyecto en declaraciones recogidas por Metrópoli Abierta. Para ella, no se trata solo de una protesta visible, sino de «cultivar la paz como experiencia interna» y generar un momento de quietud compartida que invite a la serenidad y mantenga viva la esperanza.
La cita tuvo lugar este domingo en la calle de la Encarnación, 62, justo en el corazón de Gràcia. Los materiales estaban dispuestos para que cada persona elija su papel, tome su pincel o rotulador y deje su mensaje colgado como un pequeño voto colectivo por un mundo más tranquilo.