La exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, agradece al público las muestras de cariño tras la tradicional 'mascletá' de Fallas.

La exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, agradece al público las muestras de cariño tras la tradicional mascletá de FallasEFE

Comunidad Valenciana  La izquierda sigue negando el legado de Rita Barberá seis años después de su muerte

Compromís, Podemos y el PSPV-PSOE ignoran la figura política de quien fue alcaldesa de Valencia durante 24 años

Las imágenes más icónicas de Rita Barberá eran aquéllas en las que sobre las 14:07, tras el clásico terremoto de la mascletá diaria y mientras los pirotécnicos eran ovacionados, sonaba a toda pastilla la canción Valencia en Fallas.
Barberá vivía esas estrofas como nadie en la plaza del Ayuntamiento y al acabar, cientos de personas coincidían en arengan a la alcaldesa a la voz unánime de «que bote Rita, que bote Rita». Y Rita, naturalmente, botaba y botaba hasta que los pirotécnicos llegaban al balcón del Consistorio para recibir la ovación popular.
Y es que Valencia fue todo para Rita Barberá. De hecho, fue alcaldesa de la ciudad durante veinticuatro años y la logró colocar en el mapa de las ciudades con más futuro y perspectiva de Europa.
Sin embargo, el final de su vida no irradió, precisamente la alegría con la que Barberá solía lucir su mítico traje rojo y su collar.
Durante su última legislatura –2011-2015– las acusaciones sobre corrupción sobre ella le afectaron mucho en el aspecto político e infinitamente en lo personal.

Acoso y derribo

Fueron lanzadas por la izquierda valenciana, con más virulencia por un Compromís que, de una vez tras lustros siendo un conjunto de formaciones disgregadas, se veía con fuerza de dar el vuelco, y con un recién nacido Podemos más preocupado de «alcanzar el cielo por asalto» que por ajustarse a los tiempos y formas de un Estado de Derecho.
La impresión de Rita y de su círculo más próximo es que era objeto de una cacería mediática y política desproporcionada, orientada a destruir su imagen pública.
El motivo lo tenía claro: era protagonista día sí y día también en los medios de comunicación y la acusación máxima, que quedó archivada, era que habría pagado mil euros para una campaña de las elecciones locales.
Tal fue la importancia por parte de la izquierda que Compromís bautizó ese caso de presunta corrupción como 'Ritaleaks' para hacer creer a la opinión pública que se trataba de una investigación de proporciones siderales.
La confrontación política fue en aumento y traspasó barreras poco deseables. El que hoy es concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, se hizo una camiseta en la que él montaba en bici y se dedicaba a pegar latigazos a Rita.
No se quedó ahí el tema porque en varias ocasiones la alcaldesa de Valencia recibió en su domicilio sobres con balas en su interior y le llegaron a pintar una persiana en el local contiguo a su vivienda con la inscripción «Rita corrupta, al paredón». Y todo eso por no hablar de los insultos por parte de la izquierda cuenta de su condición sexual.
Aún así ganó los comicios municipales de 2015, aunque no pudo sumar y tras estar con el bastón de mando en Valencia desde 1991, se lo cedió al dirigente nacionalista Joan Ribó.
Aunque no sea comparable, la actitud del partido de su vida, el PP –estuvo incluso en Alianza Popular– terminó por destrozarle anímicamente. Era senadora en Madrid y la nueva hornada de políticos que llegó a Génova tras la debacle generalizada en las elecciones de 2015 emprendió una fuerte presión contra la ya exalcaldesa levantina.
Fue el actual portavoz del PP en la Cámara Alta, Javier Maroto quien le reprochó a Barberá su falta de «dignidad» y, de hecho acabó abandonando el escaño del PP y se pasó al Grupo Mixto y tras haber sido apartada de su partido al que, como a su ciudad, también le dio todo.
La exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, muestra los sobres con balas recibidos en su domicilio.

La exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, muestra los sobres con balas recibidos en su domicilioJordi Ferrer / EFE

Murió el 23 de noviembre de 2016 en su habitación del hotel Villarreal, a pocos metros del Congreso de los Diputados.
Tanto en el momento de su muerte como durante estos seis años, multitud de valencianos siguen expresándole a la familia de Rita su apoyo, tanto en las eucaristías que celebran como dándoles ramos de flores.
Quien en todo este tiempo no le ha organizado ningún atisbo de acto u homenaje a Barberá es la izquierda gobernante en el Ayuntamiento de Valencia. Ni una calle, ni una ceremonia, ni un parque. Simplemente, malas palabras eso sí, atenuadas por el perfil institucional que ahora ostentan. Agua al vino.
Es más, como si de una broma de mal gusto se tratara, Compromís anunció una calle para Rita, para luego decir que no se refería a la exalcaldesa, sino a Rita 'La Rulla', una alborotadora callejera de comienzos del siglo XX.
Por ello, la portavoz del PP en el Ayuntamiento y candidata a la alcaldía valenciana, María José Catalá ha asegurado que si su formación consigue gobernar la capital, llevará a cabo ese homenaje.
Concretamente, la popular ha indicado que el actual puente De las Flores, uno de los más céntricos e icónicos del municipio, pasará a llamarse De Las Flores-Rita Barberá porque simboliza «lo que era Rita: alegría, ilusión y fuerza» y al que le tenía «un cariño especial».
Esta infraestructura, además, ha sido durante meses objeto de polémica, ya que el Equipo de Gobierno local no reponía las plantas que eran características del puente y acabaron por marchitarse.
En este asunto, el PP ya sabe que contará con el respaldo de Ciudadanos. Su portavoz en el Consistorio, Fernando Giner, ha señalado que está «a favor de que todos los alcaldes de Valencia tengan un reconocimiento después de su mandato, por su aportación y su trabajo por esta ciudad».
Así, ha apuntado que sigue manteniendo lo que ya propuso y ha insistido en que si «hay que darle el nombre de Rita Barberá a un puente, está claro que el de las Flores es la mejor opción».
Por otra parte, Catalá también ha anunciado que, juntamente a la nueva denominación del puente, también hará que el Pleno municipal nombre a Rita «Alcaldesa Honoraria de Valencia a título póstumo».
Con tal de deshacer el conjunto de agravios a la figura personal y política de Bárbera por parte de los partidos de izquierda en el Consistorio, la candidata ha destacado que estas dos acciones son para poner en valor que Rita hizo «una ciudad líder y a la altura de la tercera capital de España».
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