Pedro Sánchez, junto a Ximo Puig y Sandra Gómez en un acto del PSOE en Valencia.

Pedro Sánchez, junto a Ximo Puig y Sandra Gómez en un acto del PSOE en Valencia.PSOE

Elecciones 28-M  Puig: el candidato al que la campaña se le está haciendo muy larga por la corrupción y el lastre de Sánchez

Las listas de EH Bildu, el tono personalista del presidente, el Tajo-Segura, el caso Azud y la imputación de su hermano están complicando los días previos al 28-M al socialista

Suele suceder que cuando alguien desea que algún hecho o fecha llegue, la espera se le hace eterna. Con vistas a los comicios municipales y autonómicos, los candidatos que se presentan anhelan que sea ya 28 de mayo y cierren a las ocho de la tarde los colegios electorales… o incluso el día previo con la jornada de reflexión.
Aunque los consultores políticos hablan de campaña permanente, los últimos quince días hasta que los ciudadanos votan son distintos a los otros. Más allá de que legalmente se puede pedir el apoyo de manera explícita, los líderes rebosan sus agendas de actos, con varios de ellos todos los días y en lugares distantes entre sí. Por tanto, no es de extrañar que la campaña se les haga larga y quieran tomarse un respiro después de tanto ajetreo.
En el caso del candidato a la presidencia de la Generalitat Valenciana por parte del PSPV-PSOE, Ximo Puig, los días que restan hasta el 28-M se le están haciendo un mundo por una serie de motivos que preveía pero se han agravado y otros que han surgido inesperadamente.
Entre los primeros están todos aquellos que se podrían englobar bajo la categoría de efectos del lastre electoral que produce la presencia en mítines del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Indudablemente, el asunto que está marcando la agenda de la campaña electoral están siendo la inclusión de asesinos de ETA en las listas de EH Bildu. Este tema está incomodando sobremanera a buena parte de los barones socialistas y Puig no es una excepción.

Trasvase Tajo-Segura

Con unas encuestas que pronostican un empate técnico entre la izquierda y el centro-derecha, hacerse la foto y abrazarse a un jefe del Ejecutivo que una semana después de que se iniciara la polémica se ha negado a decir públicamente que no pactará más con la formación independentista no es el mejor de los motivos para ser optimista.
Es cierto que el valenciano era conocedor de que Sánchez no tiene excesiva popularidad en la Comunidad y que más que sumar, resta apoyos. También lo es que sabe que ha de compartir más actos de los habituales con su jefe de filas porque no solo está en juego el Gobierno regional, sino también la presidencia nacional a partir de diciembre. En cambio, con lo que no contaban Puig ni su equipo era con pasar el mal trago de compartir escenario con el tema de Bildu como el gran protagonista.
Esta no es la única cuestión en que Sánchez perjudica al candidato a la reelección. En materia de agua, el líder socialista se ha granjeado por méritos propios el rechazo unánime de los regantes, especialmente los de la provincia de Alicante. Sin ningún informe técnico y tampoco motivo medioambiental, ha recortado el trasvase Tajo-Segura hasta dejarlo en la práctica condenado a su eliminación.
Durante meses, tanto él como la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, han ignorado las peticiones de los agricultores afectados, siguiendo adelante con una medida meramente ideológica. Para colmo, la alternativa que les dan es inundar la zona con desaladoras, algo a lo que se niegan los campesinos por el impacto medioambiental que supondría, así como el aumento de los costes de producción y venta.
Por tanto, el asunto del Tajo-Segura es otro quebradero para Puig en esta campaña, más aún cuando Alicante es una pieza fundamental para la configuración del tablero político tras el 28 de mayo.
Sin embargo, no va a ser todo culpa o demérito de Sánchez. Puig también tiene razones propias por las que esta campaña se le está eternizando. Por ejemplo, la corrupción. En 2015 se alzó con la presidencia autonómica abanderando la causa de la transparencia y las buenas prácticas en la vida pública frente los escándalos del Partido Popular. Hoy día, su situación al respecto es diametralmente opuesta.
Pedro Sánchez y Ximo Puig, en un mitin del PSOE en Valencia.

Pedro Sánchez y Ximo Puig, en un mitin del PSOE en Valencia.PSOE

En los juzgados hay varias causas que están siendo investigadas relacionadas con la corrupción y que afectan tanto al PSPV-PSOE como al propio Puig personalmente. El más mediático es el caso Azud. Según el sumario y tal como ha venido informando El Debate con diversas exclusivas, el juez sospecha que los socialistas valencianos se pudieron haber financiado de manera ilegal.
Al estilo de Luis Bárcenas, la Guardia Civil considera que el cabecilla de la trama es, supuestamente, el extesorero de la formación José María Cataluña. Además, en uno de los registros realizados, la Benemérita incautó una de sus agendas y en ellas había anotaciones con el texto «X. Puig». Por si todo ello fuera poco, el que fuera gerente del PSPV-PSOE confesó en sede judicial la financiación ilegal de la formación.
La incomodidad del candidato socialista sobre este asunto es más que palpable y buena muestra de ello es que su argumentación para desligarse de la sombra de la corrupción ha variado de decir que son «cosas del pasado», a culpar de lanzar «bulos» a la «ultraderecha» hasta ignorar el tema y hacerse el sueco.
Igualmente, el apellido Puig tiene otras ramificaciones judiciales. El hermano del presidente regional, Francis, se encuentra imputado junto a su socio por, presuntamente, haber cobrado subvenciones de manera fraudulenta de diversas administraciones. Entre ellas se encuentra la Generalitat gobernada por Ximo, quien reiteradamente está retrasando la entrega de la documentación requerida por la Justicia de cara a dilucidar el caso.
Por último, los hermanos Puig también se encuentran en la palestra por las informaciones que aseguran que el socialista pagó a la empresa de su hermano 119.000 euros en cientos de facturas por servicios que se adjudicaron sin contrato. Al respecto, el PP ya ha anunciado que toda la documentación la pondrá a disposición de la Fiscalía con tal de que valore si se ha de iniciar la correspondiente investigación.
Por tanto, Puig está padeciendo una campaña electoral en la que los habituales baños de masas se están viendo eclipsados por sobresaltos, tanto propios como provocados por Pedro Sánchez.
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