El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su visita a la Estación Biológica de Doñana

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su visita a la Estación Biológica de DoñanaFrancisco J. Olmo | Europa Press

Comunidad Valenciana  Sánchez se empecina con Doñana, pero no dudó en condenar a los regantes del Levante recortando el Tajo-Segura

El presidente del Gobierno improvisó una visita en Falcon al Parque mientras sigue ignorando las peticiones de los agricultores de Alicante, Murcia y Almería

La campaña de las elecciones municipales y autonómicas sigue avanzando a una velocidad endiablada y hay determinados temas que están marcando la agenda de los medios de comunicación. De tratar de arrimar el ascua de los asuntos públicos a su sardina se está encargando con especial afán el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Con el usufructo del comodín de Franco en manos de Joan Laporta y con una exhumación de José Antonio Primo de Rivera con poco recorrido, el jefe del Ejecutivo únicamente habla de dos asuntos: la construcción de miles y miles de viviendas sociales y el supuesto ataque al Parque Nacional de Doñana.
Lo mismo da que se le pregunte por si cesó a la exministra de Exteriores Arantxa González Laya por orden de Marruecos, o sobre los efectos de la ley del 'solo sí es sí'. En todos los casos, Sánchez tira de argumentario y se envuelve en el populismo.
Precisamente, para evitar votar en contra de dos de las patas de su Gobierno la reforma del proyecto de la ministra de Igualdad, Irene Montero, y hacerlo junto –y gracias– al Partido Popular, al presidente no le quedó otra que improvisar un viaje exprés para quitarse de en medio.

Mitin contra Juanma Moreno

Como nada se sabe sobre las más de 100.000 viviendas prometidas, decidió viajar hasta el Parque Nacional de Doñana. Para eso está el Falcon. Una vez allí, sin aportar dato científico ni técnico alguno, se dedicó a hacer un mitin trufado de electoralismo barato contra el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.
Además de una impostada y repentina preocupación por la zona, ya que podía haber ido en tren y así no contaminar tanto con el avión presidencial, lo que demostró Sánchez fue una incoherencia más que notable.
Las prisas que el presidente del Gobierno se dio por visitar Doñana contrastan con el pasotismo con el que lleva actuando respecto a los agricultores del Levante, a quienes ha condenado fulminando en diferido el trasvase Tajo-Segura.
Por mero criterio político y, de nuevo, obviando las líneas científica y técnica, el Consejo de Ministros aprobó a principios de año el aumento de los caudales hídricos en el río Tajo, por lo que los cultivos de Alicante, Murcia y Almería están abocados, más tarde o más temprano, a una sequía generalizada.
Tan grande fue el despropósito medioambiental, que incluso ha provocado que el presidente de la Generalitat Valenciana, el socialista Ximo Puig, se haya unido a sus homólogos andaluz, Moreno, y murciano, Fernando López Miras, de cara a la paralización de la medida.
Durante estos meses, Sánchez ha ignorado las reivindicaciones y peticiones de los regantes de la zona afectada. Tampoco les ha visitado. Ni en Falcon ni en tren, y eso a pesar de que en diciembre inauguró la línea del AVE entre Madrid y Murcia. Pero ni por esas.
De ello da buena cuenta el presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) en Alicante, José Vicente Andreu: «A Pedro Sánchez no le importa contaminar la atmósfera con su avión privado para denunciar el estado de Doñana, pero es incapaz de trazar un plan hidrológico nacional que evite los daños de estos episodios de sequía», lamenta.

«A Sánchez hay que recetarle una dosis de realidad para que ponga los pies en el suelo y se deje de pájaros en la cabeza»

En este sentido, denuncia que el Gobierno someta «por su capricho político y ceguera ideológica a los agricultores del Levante a una sequía impuesta por su política». «Lo reprochamos y no lo admitimos», apostilla Andreu.
En esta línea de «sequía política», al responsable alicantino de ASAJA le preocupa «muchísimo» la situación que se está viviendo en todos los territorios bañados por el río Guadalquivir, aunque señala que parece que a Sánchez «solo le interesa salvar Doñana y poco o nada las penurias de los agricultores andaluces que lo están pasando muy mal». En su opinión, para el presidente del Gobierno las consecuencias del trasvase Tajo-Segura «no es noticia ni motivo suficiente para mover su Falcon».
Igualmente, Andreu se pregunta irónica y retóricamente si «el problema solo es Doñana», cuando las cuencas catalanas «están secas», el aceite de oliva, «por las nubes» y existe riesgo real de que el cereal «no se pueda cosechar».
Pedro Sánchez, este jueves en Doñana

Pedro Sánchez, en DoñanaFernando Calvo/ Moncloa

Así, el alicantino tiene claro cuál podría ser uno de los remedios: «A este presidente hay que recetarle una dosis de realidad, que ponga los pies en el suelo y se deje de pájaros en la cabeza», concluye.
En el plano político, el portavoz adjunto del PP en las Cortes Valencianas, Miguel Barrachina, achaca al PSOE que la falta del agua solo le interesa «cuando llega la campaña electoral» y acusa al Gobierno central de «hurtar» a los regantes de Alicante, Murcia y Almería «un agua que acaba en el océano Atlántico».
En vez de recortar un trasvase del que los regantes han disfrutado «de manera pacífica», el popular insta a Sánchez a «utilizar el agua de manera eficaz en lugar de regalarla o verterla directamente cuando es necesaria para evitar la muerte de cincuenta millones de árboles en toda la zona».
A juicio de Barrachina, la defenestración del Tajo-Segura se está llevando a cabo de forma «injusta y antieconómica» porque carece «de cualquier informe que justifique esa situación».
Por su parte, el diputado de Vox en el parlamento valenciano José Luis Aguirre califica la actitud del jefe del Ejecutivo sobre el agua como «cínica e hipócrita», por lo que no le extraña que no sea «compartida por nadie en el mundo rural español».
«Necesita desplazarse en Falcon para hacerse la foto y hablar de cuidar Doñana mientras condena a la más absoluta ruina a los que de verdad viven en el campo y del campo», siendo Portugal «el gran beneficiado del recorte» del trasvase.
Para revertir este escenario, Aguirre apuesta por «políticas de gestión del agua» que sean «nacionales porque el agua es un recurso de todos los españoles». En base a ello, piensa que el país «necesita un Plan Nacional del Agua» para llevarla «a todos los rincones de España».
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