Imagen aérea del lleno en la plaza de toros de Valencia durante el mitin de Alberto Núñez Feijóo.

Imagen aérea del lleno en la plaza de toros de Valencia durante el mitin de Alberto Núñez Feijóo.PPCV

Elecciones 28-M  La movilización, clave: Mazón golpea primero frente a un Puig víctima de los actos cerrados de Sánchez

Mientras el PP volvió a llenar la plaza de toros de Valencia, los socialistas cambiaron la ubicación del mitin de Sánchez excusándose en la probabilidad de lluvia para hacerlo cerrado pese al sol radiante

Las encuestas referentes a las elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana siguen confirmando la dinámica de los últimos meses con una máxima igualdad entre el tripartito que gobierna la región frente al bloque de centro-derecha integrado por el Partido Popular y Vox.
Por más que se publican estudios, ninguna de las dos opciones consigue despegarse en intención de voto y las previsiones en todo momento se muestran parejas. De hecho, este lunes El Debate publicó un sondeo realizado por Taget Point con vistas a la noche del 28 de mayo. En él, la suma de PP y Vox lograrían la mayoría absoluta en la Comunidad, aunque lo harían de una manera muy ajustada, con una horquilla media entre ambos de cincuenta escaños, justo la cifra mínima que les llevaría al poder durante los próximos cuatro años.
Por tanto, según el mismo estudio, PSPV-PSOE, Compromís y Unidas Podemos (UP) no sumarían y el actual Ejecutivo valenciano se quedaría sin opciones de reeditarse. Aún así, el pronóstico es tan ajustado que todos los escenarios están abiertos para este domingo: desde la victoria del centro-derecha, hasta que la izquierda logre retener la presidencia de la Generalitat, pasando por que UP no llegue al 5 % de los votos y se quede fuera del parlamento.
Ante ese contexto, conseguir una alta movilización se ha convertido en el gran objetivo de los partidos, especialmente de los principales y con representación en toda España. Tanto el PP como el PSOE han celebrado mítines con sus líderes nacionales este pasado fin de semana en Valencia y, a tenor de las imágenes y el contexto en que se producen, el Partido Popular sale como claro vencedor.

El PP, como en sus grandes mítines

Se podría decir que tanto el presidente de la formación, Alberto Núñez Feijóo, como el candidato a estar al frente de la Generalitat, Carlos Mazón, han golpeado primero electoralmente hablando. Una imagen vale más que mil palabras y cuál más descriptiva que la plaza de toros de Valencia llena hasta la bandera para realizar una exhibición de músculo ante miles de personas y que abrió telediarios y las portadas de los periódicos.
Como aseguró Feijóo durante su intervención, el acto sirvió para resaltar la importancia de la Comunidad este próximo domingo, para incidir en que la «derogación del sanchismo» empieza en ella, así como para mandar un mensaje de que el PP es un partido unido y está cada día «más enganchado».
La escenografía en política es algo vital, por lo que generar en la opinión pública la sensación de que una organización cuenta con un respaldo masivo puede ser tan valioso como hasta hace un par de temporadas lo eran los goles marcados fuera de casa en Europa en caso de empate, que es lo que indican las encuestas.
Sabedor de ello, fue el propio presidente del PP quien arengó explícitamente a los que votaron en 2019 a Ciudadanos, a los que igual lo hacen en 2023 a favor de Vox y a los socialistas «que se avergüenzan por el uso fraudulento de sus siglas». Asimismo, también se dirigió a los suyos para espantar cualquier atisbo de relajación, afirmando que el 28 de mayo «no está hecho. No hay nada ganado y nada está perdido», subrayó.
Si Mazón consiguió tener un masivo acto en un lugar emblemático como la plaza de toros para darse un baño de multitudes, la otra cara de la moneda corresponde al PSPV-PSOE. Su gran mitin en Valencia en principio se tendría que haber celebrado el pasado sábado en la céntrica plaza de la Virgen. Sin embargo, los socialistas se aferraron a un raquítico porcentaje de previsión de lluvia para, con cuatro días de margen todavía, cambiar la ubicación del evento y trasladarlo a una de las salas de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
Una vez allí, tanto militantes como dirigentes ya estaban seguros con un techo que les cubriera. En los laterales del recinto, eso sí, los asistentes no vieron caer ni una sola gota de agua. Todo lo contrario. Desde el amanecer, Valencia se despertó luciendo un sol radiante con unas nubes contadas de las que embellecen las postales.
Este hecho fue analizado desde una doble vertiente. La primera es que el traslado se debió básicamente al evidente miedo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le tiene a los actos al aire libre y a pisar la calle más allá de los figurantes que previamente la maquinaria propagandística de la Moncloa le haya seleccionado de manera concienzuda.
Imagen de los asistentes al mitin de Pedro Sánchez en Valencia.

Imagen de los asistentes al mitin de Pedro Sánchez en Valencia.EFE/KAI FORSTERLING

De hecho, el jefe del Ejecutivo ha viajado cuatro veces durante el último mes a la Comunidad Valenciana –dos a Valencia, una a Alicante y otra a Castellón– y en todas ha estado en auditorios cerrados, algo que se ha generalizado cuando va por toda España, llegando incluso a reclamar inscribirse y solicitar el DNI para evitar que le espeten frases como «que te vote Txapote».
La otra razón es también miedo, pero en esta ocasión a que una imagen aérea de la plaza de la Virgen, que ni mucho menos es un lugar amplio idóneo para mítines de este calado, revelase que el poder de convocatoria de los socialistas es sensiblemente menor del que presumen. En otras palabras, se habría querido evitar las ‘calvas’ o huecos entre la gente.
Sea por un aspecto, el otro o ambos, el gran perjudicado es el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Una de las máximas que se le achaca a Sánchez durante esta campaña es su evidente actitud personalista que eclipsa a los diferentes candidatos. Es decir, en vez de acudir a los mítines para respaldarles, no le importa utilizarles como excusa para lanzar unos anuncios electoralistas sobre el Gobierno y que en nada aportan a las elecciones locales y autonómicas.
Por esa actitud, el líder socialista le ha vuelto a hacer otro flaco favor a Puig, que se juega la reelección en un puñado de votos. Si el motivo ha sido el miedo, el valenciano se ha quedado sin su gran acto, sin esa icónica fotografía que todo líder político tiene enmarcada en su despacho.
Si, por contra, la razón ha obedecido a la desmovilización que ya advierten, indudablemente Sánchez tendrá dosis de responsabilidad en ello, pero, del mismo modo, tal vez Puig esté notando con unos días de anticipación cuál es el precio a pagar por plegarse al independentismo catalán, dejar una sanidad colapsada o no dar ninguna explicación sobre los casos de corrupción que le afectan. La respuesta, el domingo.
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