La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, visita una obra en la ciudad.

La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, visita una obra en la ciudadM.J.CATALÁ/FACEBOOK

Comunidad Valenciana  'Pequeñas grandes actuaciones': la fórmula de Catalá para empezar a revertir la gestión ideológica de Ribó

La alcaldesa de Valencia está adoptando diferentes medidas y planes para resolver problemas como el tráfico, la suciedad o los pintorescos proyectos en barrios impuestos por Compromís

Muchos alcaldes de poblaciones importantes suelen utilizar las épocas estivales para acometer una serie de obras en sus ciudades. Aprovechando la desbandada general, los meses de julio y agosto y los primeros días de septiembre son los idóneos para llevar a cabo determinadas actuaciones, ya que hacerlo a lo largo del año provocaría un sinfín de quejas y trastornos tanto para vecinos como para comerciantes.
En Valencia, la regidora, María José Catalá, se propuso desde el mismo día 17 de junio en que fue investida aprobar un plan que contemplara diversos trabajos con tal de revertir los ocho años previos de su antecesor en el cargo, Joan Ribó. La característica principal de la ejecutoria del dirigente de Compromís fue la de aplicar todo un repertorio de decisiones ideológicas en todos los ámbitos. El resultado no fue del agrado de los vecinos, que censuraron ese comportamiento en las urnas el 28 de mayo y apostaron por un cambio de ciclo para que la capital del Turia dejase de estar sucia, con atascos insoportables y con unos barrios rediseñados bajo el ideario nacionalista.
Con ese prisma como referencia, la alcaldesa popular ya ha tomado sus primeras medidas bajo una fórmula que ella misma ha definido como «pequeñas actuaciones que son grandes actuaciones para los vecinos de Valencia». Todas ellas están centradas en «cuestiones básicas como el asfaltado, el tema de la poda, la limpieza, las aceras o los alcorques», unos aspectos que, a juicio de Catalá, «se habían descuidado mucho en los últimos años».

Plan de un millón de euros

En esta línea, la primera edil levantina presentó días atrás un plan de asfaltado dotado de un presupuesto de «un millón de euros aproximadamente» y que tendrá efectos en cinco grandes áreas de Valencia, estando tres de ellas en zonas céntricas –una de esas es el propio casco histórico–. Puesto que la herencia de Ribó al respecto no ha sido la que un alcalde quisiera recibir, la mandataria ha avisado de que su intención es que esta clase de actuaciones «forme parte del día a día» con tal de que los vecinos puedan ver que la suya es «una ciudad mucho más cuidada». «Cuidar de lo pequeño era una de las cuestiones que yo me fijé como objetivo. No dejo de ambicionar lo grande y no dejo de reunirme con grandes empresas, pero también tenemos que cuidar de lo pequeño», explica la regidora.
Igualmente, Catalá se ha comprometido a dejar de impulsar las 'supermanzanas' que el binomio de Compromís y el PSPV-PSOE promocionó en la última legislatura. Estas pintorescas obras eliminaron cientos de plazas de aparcamiento en los barrios donde se hicieron. O, más bien, se impusieron. En ningún momento se consensuaron con unos residentes y comerciantes que no veían con buenos ojos que sus calles fueran a convertirse en miles de aspas de colores chillones pintadas en el asfalto, unas pocas plantas y algunas mesas de ping-pong que chocan frontalmente con la promesa de descanso que en su día anunció el alcalde. Otro símbolo más de su empecinamiento ideológico frente al que Catalá se ha mostrado tajante: «Se acabaron las 'supermanzanas'».
Aspecto de cómo ha quedado la calle Calixto III de Valencia tras las obras de la ‘supermanzana’.

Aspecto de cómo ha quedado la calle Calixto III de Valencia tras las obras de la ‘supermanzana’.C.L.

Otro de los asuntos que desde 2015 viene siendo un quebradero para los valencianos es el tráfico. Con una política que permanentemente penalizó el uso del coche privado en beneficio de la bicicleta mediante la construcción a destajo –y en innumerables ocasiones con enorme polémica– la alcaldesa tiene la difícil misión de devolver a la ciudad su habitual y añorada tranquilidad en la circulación. De cara a lograrlo, la Concejalía del ramo ya se encuentra haciendo simulaciones de tráfico en la calle Colón, una de las vías más importantes de la tercera ciudad de España.

Posibles daños al patrimonio

Ver a día de hoy una estampa de esa arteria es ver cientos de coches colapsados, avanzando muy lentamente en virtud a que Ribó eliminó un carril al uso para convertirlo en carril bus-taxi, aunque ya había uno. Por tanto, ese segundo carril prácticamente ha estado infrautilizado, a la par que el carril de vehículos privados era una continua retención.
Sin embargo, no queda ahí el problema. Al ser imposible circular por la calle Colón, muchos coches optaban por hacerlo por vías adyacentes como La Paz o Poeta Querol. El resultado fue, incluso, peor: Colón nunca se ha llegado a descongestionar y las alternativas corrieron la misma suerte, pero con el agravante de que ambas tienen varios Bienes de Interés Cultural (BIC), por lo que le gestión de nacionalistas y socialistas no solo todavía a día de hoy acarrea perjuicios para los vecinos, sino también a nivel arquitectónico y patrimonial por la contaminación generada.
La limpieza también será una de las piedras angulares de la gestión del Gobierno de Catalá. Tampoco será fácil, ya que en los últimos ocho años las plagas de ratas y cucarachas se han multiplicado por toda la ciudad, la falta de una política efectiva de poda ha contribuido a que esos animales pasen a las casas y los alcorques descuidados tampoco han sido un factor de ayuda. A todo eso cabe unirle una gestión de limpieza viaria más que discutida por los valencianos.
Con vistas a voltear esta situación, y en el marco de 'pequeñas grandes actuaciones', el Ayuntamiento ha doblado el presupuesto mensual mediante un plan de choque, pasando de 147.000 euros hasta los 305.000. «No vamos a escatimar ni medios ni presupuesto para conseguirlo», fueron las palabras de la alcaldesa el día que señaló que esa inversión se notará en «todos los rincones de la ciudad». Entre las medidas que contempla la iniciativa están «multiplicar por cuatro los baldeos de calles y también el personal que trabaja en la limpieza por las tardes».
Concretamente, a raíz de esta inyección presupuestaria el número total de efectivos de limpieza aumentará un 16%, sumando 65 operarios a los 400 que ya trabajan a diario en Valencia.
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