La vicepresidenta Segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, charla con el diputado de Compromís, Joan Baldoví.

La vicepresidenta Segunda del Gobierno en funciones, Yolanda Díaz, charla con Joan Baldoví.EP

Comunidad Valenciana  Compromís evidencia su poco peso en Sumar: Díaz solo habla de Puigdemont y se olvida de la financiación

Los nacionalistas están viendo cómo la vicepresidenta segunda obvia su promesa de cambiar el reparto de fondos regionales pero callan, una muestra más de su poco peso en la
​macrocoalición

El teatro Olympia de Valencia es uno de los lugares predilectos, políticamente hablando, de la vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones, Yolanda Díaz. Allí echó a andar, allá por noviembre de 2021, lo que hoy es un Sumar, su propio proyecto. Fue un acto en el que todas sus protagonistas fueros mujeres: Mónica García, Mónica Oltra, Ada Colau, Fátima Hamed y la propia Díaz. Actualmente, tan solo la titular de Trabajo sigue ostentando responsabilidades institucionales.
En ese mismo lugar tuvo lugar uno de los eventos más multitudinarios que la recién creada formación organizó durante la campaña electoral de las pasadas elecciones generales del 23 de julio. A quince días de la cita con las urnas y en un contexto nada fácil consiguió llenar el recinto e insuflar una moral a los suyos que hasta entonces se veían superados por los vaticinios de las encuestas y que, finalmente, les valió para estar cerca de revalidar el Gobierno Frankenstein.
Junto a personalidades de talla nacional como Alberto Garzón o Íñigo Errejón, en ese mitin, Díaz se comprometió una y otra vez a abordar uno de los problemas más acuciantes para la Comunidad Valenciana y que, de hecho, ya se ha convertido una reivindicación histórica por su cronificación. Se trata de la reforma del sistema de financiación autonómica. Con tal de que la región deje de ser el territorio más perjudicado a la hora del reparto de fondos públicos, la líder de Sumar aseguró que con ella en el Ejecutivo central se iba a «arreglar» ese asunto. Tras subrayar que los valencianos están «infrafinanciados» -algo que achacó al Partido Popular y al PSOE obviando que Podemos, con sus distintas denominaciones y confluencias, lleva ocho años en el Congreso de los Diputados-, incidió en la importancia de revertir tal situación.

Tras la campaña, tema olvidado

«Hablar de financiación es hablar de escuelas sin barracones, sanidad sin listas de espera, y ofrecer servicios sociales públicos con dignidad. En el año 2024 tenemos que sacar los papeles y arreglar la financiación de una vez por todas», fueron sus palabras ante un auditorio tan repleto como motivado por la promesa. Sin embargo, esa fue la última noticia que se tiene de la voluntad de Yolanda Díaz sobre ‘descongelar’ el tema de la financiación y ponerlo definitivamente sobre la mesa. A decir verdad, también fue la única, al menos en lo que a la Comunidad Valenciana se refiere.
Una vez pasaron las elecciones y el resultado de las mismas arrojó una aritmética parlamentaria de lo más complicada, la única misión de la vicepresidenta segunda en funciones está siendo la de volver a formar un Gobierno de izquierdas apoyado en independentistas y nacionalistas de todo pelaje. El resto son temas menores que ya concluida la campaña y obtenida la confianza de los ciudadanos pasan a un segundo o tercer plano.
Para lograr ese objetivo, Díaz incluso viajó la semana pasada a Bruselas para negociar durante horas con los prófugos de la Justicia Carles Puigdemont y Toni Comín en un ambiente de absoluta cordialidad, como si en España no tuvieran causas pendientes por organizar un referéndum ilegal de independencia en Cataluña. El compadreo fue tal que al día siguiente Comín acudió como público a un acto de su interlocutora.
La candidata de Sumar a la presidencia del Gobierno, Yolanda Díaz, en un mitin en Valencia.

Yolanda Díaz, en su mitin en Valencia el pasado 8 de julio.C.L.

Más allá de las negociaciones entre Sumar y Junts per Catalunya y la imagen que está dando España con una vicepresidenta normalizando sentarse a negociar el futuro del país con un huido, lo que la actitud de Díaz también refleja es el escasísimo peso que dentro de la macrocoalición tiene Compromís. Los principales dirigentes nacionalistas vendieron la integración en el proyecto de Díaz como la oportunidad idónea para plantear en San Jerónimo los problemas de los valencianos y que estos tuvieran mayor alcance y, a la par, más pronta solución.

Sin reacción de Compromís

Sin embargo, a la vista de los hechos, no parece que esto vaya a suceder como se dijo en aquel momento. Todo lo contrario. Los viajes a Bélgica para entrevistarse con Puigdemont centran toda la actividad de una Díaz que, dijera lo que dijera el 8 de julio en el teatro Olympia, sabía a la perfección que el de la financiación era un asunto que esta recién estrenada legislatura seguiría en el cajón de los olvidos.
Iba a suceder así por dos grandes motivos, ambos entrelazados. El primero es que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, no tiene ni la más mínima intención de abordarlo. Y el segundo es que, con un reparto de escaños que hace que el PSOE dependa de los separatistas catalanes y vascos para seguir en el palacio de la Moncloa, estos en ningún caso van a permitir una mejor financiación a nivel nacional impidiendo seguir siendo beneficiados.
Por ello choca todavía más la actitud de un Compromís que en estas semanas no ha elevado ninguna queja por el hecho de que el grupo parlamentario del que forma parte en Madrid ni siquiera haya planteado debatir sobre la financiación. Todo eso puede hacer pensar que la coalición valenciana va a seguir ejecutando el papel de comparsa y muleta del Ejecutivo que tan bien y con tanta regularidad escenificó el pasado mandato.
Con un partido del todo personalista como Sumar -en las papeletas aparecía la cara de Yolanda Díaz- y sin una figura de la potencia y experiencia como Joan Baldoví, era de suponer que Compromís iba a quedar relegado a un papel secundario dentro de la organización. No obstante, lo realmente llamativo es la velocidad con que eso ha sucedido, sin apenas tiempo a que los diputados nacionalistas se acomoden en sus respectivos escaños. Bien es cierto que cuando un partido tiene como máxima aspiración obtener una portavocía adjunta en el Congreso, las aspiraciones a llegar a influir en la toma de decisiones se vuelven más que utópicas.
Por tanto, el partido de la reforma del sistema de financiación autonómica nace perdido per se. Aún así, no es la única reivindicación de la Comunidad Valenciana hacia el Gobierno. Por ejemplo, ahí están el trasvase Tajo-Segura, la aceleración de las obras del Corredor Mediterráneo o que los trenes AVE de Valencia a Madrid vuelvan a parar en Atocha y no en la estación de Chamartín. Así, está por ver si Compromís tiene esa «voz propia» de la que siempre ha presumido o si, por el contrario, las soluciones a esos problemas vuelven a quedarse en el limbo por incomparecencia.
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