Imagen de un aguacate cultivado en la Comunidad Valenciana

Imagen de un aguacate cultivado en la Comunidad ValencianaGVA

La baja rentabilidad obliga a los agricultores valencianos a sustituir los cítricos por el aguacate

Mientras la fruta tropical puede dejar hasta tres euros en origen, naranjas o clementinas apenas se venden por unos céntimos, a lo que hay que añadir unos costes de producción más elevados

El sector agrícola en la Comunidad Valenciana está viviendo un momento complejo, una situación que se ha visto acrecentada en los últimos años como consecuencia de las condiciones climáticas y su correspondiente sequía, así como por los turbulentos efectos de la inflación. De este modo, uno de los problemas que más afectan a los campesinos en la región es la baja e incluso nula rentabilidad económica que pueden sacarle a sus explotaciones.
Particularmente, este hecho se da con especial gravedad en el ámbito de los cítricos, en el que los costes de producción se han disparado y donde el propio tratamiento de la fruta, manual de manera esencial, tampoco ayuda a la viabilidad de los cultivos. Ante ese nada alentador panorama, no pocos agricultores valencianos se están viendo obligados a repensar su actividad con tal de garantizarse un sustento para llegar a fin de mes.
Así, cada vez son más los profesionales que optan por renunciar a producir frutas como naranjas, clementinas o limones y reemplazarlas por una que está en auge, como es el aguacate: «Ha sido un buen sustituto al cultivo de los cítricos», declara Rafa Gregori, dueño de una plantación de aguacates que inició su padre hace 35 años, en una iniciativa que califica como «prueba» cuando todavía «no era conocida y no tenía mucho precio ni valor».

Abismal diferencia de precio

Preguntado por las razones que han llevado a esta remodelación conceptual del campo valenciano, el agricultor señala que la principal es el precio que se paga por el aguacate en el mercado. En este sentido, explica que una unidad de 300 gramos le depara al productor «alrededor de tres euros» y una de 220 gramos «sobre dos euros y medio o algo más». Estas cifras contrastan con lo que se percibe en el sector de los cítricos, donde el precio en la misma huerta es de «unos pocos céntimos».
Más allá de lo descrito, la forma en que cada género se cosecha y recolecta también es un factor relevante a la hora de entender este llamativo contexto. Aunque ambas frutas requieren de trabajos manuales y una escasa maquinaria, el margen de beneficios es lo que convierte a los cítricos en algo deficitario, todo lo contrario de lo que sucede con el aguacate. Una desigualdad que también ocurre con los períodos de temporada de una y otra.
Una plantación de aguacates en la provincia de Alicante

Una plantación de aguacates en la provincia de AlicanteRafa Gregori

En cuanto a la fruta verde, se puede recoger durante seis meses, entre diciembre y mayo. En cambio, la época fuerte de la naranja apenas abarca desde finales de septiembre hasta principios o mediados de febrero. Pero todavía hay un caso más extremo. Se trata del de los nísperos, que «de una semana para otra se te va», por lo que hace que se necesite «más mano de obra» o, lo que es lo mismo, «más gastos».
De cara al corto y medio plazo, el agricultor recalca que «todo depende del clima». «Estamos comenzando una época de sequía con algunas pocas restricciones. Aunque de momento hay agua, si llegara a apretar y continuase sin llover los recortes podrían ser mucho más grandes y afectarán a los cultivos, no solo a los de aguacate, sino a todos», incide el campesino.

Marca de calidad

Por su parte, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), ratifica que el aguacate «se ha convertido en una de las alternativas de cultivo más interesantes en aquellas zonas cálidas donde no hiela». Al respecto, detalla que «aproximadamente unas 300 hectáreas» de esta fruta se plantan en fincas que tenían naranjas y otros productos «con problemas de rentabilidad». Estos datos permiten confirmar que ya se han superado las 3.000 hectáreas en la Comunidad Valenciana (aproximadamente, 1.500 en Valencia, 900 en Castellón y 700 en Alicante) , que aportan 14.000 toneladas de aguacate.
Tal es el calibre de este cambio que AVA-ASAJA ha impulsado la Asociación de Productores de Aguacates (ASOPROA), que, a su vez, trabaja en la creación de la marca de calidad Aguacates CV, así como en la puesta en marcha de la Interprofesional del Aguacate, una iniciativa que ya ha sido admitida por el Ministerio de Agricultura. De hecho, la singularidad, que es posible gracias a las temperaturas y la orografía, se pone de manifiesto cuando en la región la variedad mayoritaria, con más del 60 % de la producción total, es Lamb Hass, cuando en el resto de España y el mundo es Hass: «Eso nos diferencia», destaca la asociación agraria.
Por último, cabe indicar que la reorganización de los campos se está dando de dos formas diferentes. Una es la básica, consistente en arrancar directamente las plantaciones de cítricos u otros tipos de frutas y cambiarlas por unas nuevas de aguacate. El segundo método es el denominado 'doblado', es decir, intercalar los aguacates entre las filas de naranjos y, transcurridos dos o tres años, se eliminan por completo los naranjos y queda la plantación definitiva de aguacates.
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