El alcalde de Elche, Pablo Ruz

El alcalde de Elche, Pablo RuzSalva González

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Pablo Ruz, el historiador que lidera Elche «sin complejos» y apuesta por la españolidad «sin estridencias»

El primer edil ilicitano normaliza el patriotismo y defiende la compatibilidad de una política de gestión y la batalla por las ideas

Desde niño, Pablo Ruz soñaba con ser alcalde de la ciudad alicantina de Elche, una ambición que cristaliza en su mandato tras las elecciones de 2023. Nieto de una inmigrante andaluza profundamente devota, Ruz siempre ha estado ligado a su gran pasión, la historia, -asignatura de la que ha sido profesor- y tradiciones de su ciudad, un vínculo transmitido por su abuela. «Mi amor por Elche viene de familia, de esa devoción por la Virgen y las raíces ilicitanas que marcaron mi infancia», confiesa a El Debate.

Su personalidad, su pasión por la jardinería, la música y su fe no solo lo definen como persona, sino que también se reflejan en su estilo de gobernar. Ruz se describe como una persona intensa, que encuentra paz en las flores, el piano y la rehabilitación de una antigua casa familiar donde planea cuidar de sus padres. Miembro fundador de la Mayordomía del Corpus Christi de Elche y del numerario de la Sociedad Venida de la Virgen, asegura vivir su vida espiritual «con mucha naturalidad».

El ilicitano no concibe la política como una mera gestión técnica. Para él, la batalla ideológica es central. «El problema son las disyuntivas: tecnócratas, gestores o políticos. Yo creo que hay que buscar las copulativas, hacer política y gestionar». Con esta filosofía, ha liderado un Gobierno que no solo baja impuestos -redujo el IBI un 3 %-, sino que también impulsa grandes inversiones y defiende con convicción las ideas y valores de centro-derecha.

Entre sus iniciativas destaca la renovación del Reglamento de Cooficialidad Lingüística, que garantiza la igualdad de trato entre castellano y valenciano, dejando atrás lo que considera «décadas de imposición» de la lengua regional en Elche. Esta normativa, apoyada por su socio Vox, ha sido criticada por la izquierda como un retroceso en la promoción del valenciano. A pesar de ello, el Ejecutivo municipal no ha reculado.

Otro gesto de su mandato que evidencia su forma de hacer política ha sido la sustitución de la calle dedicada al Che Guevara por dos nuevas denominaciones: Policía Nacional y Santos Ángeles Custodios, en honor a su patrón. Según Ruz, mantener el nombre de un «guerrillero homófobo y asesino» en una calle donde se ubica la comisaría era «una provocación», por lo que las calles al Che, «se las dejamos a la Cuba comunista».

Ruz no se muestra partidario de hacer revanchismo político con el callejero, pero sí de «hacer tributo a personas que hayan contribuido a hacer cosas por Elche, pero también por España». En este sentido, el primer edil anuncia a El Debate que Ángel Sanz Briz, conocido como 'el ángel de Budapest' contará con una vía con su nombre.

Este hombre, que «no tenía ninguna relación con Elche» salvó la vida a 5.000 judíos húngaros, por lo que será homenajeado con una avenida en un nuevo sector de la ciudad.

Una firme defensa del orgullo nacional

Uno de los actos más simbólicos de su mandato ha sido la promoción del patriotismo en Elche con la celebración del 12 de octubre, hasta entonces inexistente en la ciudad. Este año, la izada de bandera incluyó a niños de familias de diversas nacionalidades, en un gesto que, según Ruz, «normaliza el patriotismo sin estridencias».

Cuando un grupo vandalizó una bandera española colocada en uno de los puentes de la ciudad en apoyo a la Selección Española de fútbol, Ruz respondió con contundencia, sustituyéndola por una veinte veces más grande. «Por cada bandera que rompan, colocaremos cinco más», sentenció.

Pulso al Gobierno de Sánchez

La gestión del medio ambiente también ocupa un lugar destacado en su agenda. Ante «la inacción» del Ministerio para la Transición Ecológica y la Confederación Hidrográfica del Júcar, Ruz decidió intervenir directamente en la limpieza de barrancos y cauces de la ciudad, una competencia estatal. «No nos corresponde, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados ante la indolencia del Gobierno central», afirmó en un vídeo compartido en redes sociales. Estas acciones han reforzado su liderazgo dentro del Partido Popular, con el convencimiento de que se puede hacer oposición a «la falta de gestión» de Pedro Sánchez también desde la política local.

En el plano ideológico, Ruz no oculta su admiración por Isabel Díaz Ayuso, a quien considera «una extraordinaria presidenta de la Comunidad de Madrid». Asimismo, mantiene una relación de amistad con Pablo Casado, expresidente del PP, y defiende su legado político a pesar de las tensiones internas que marcaron su salida. En cuanto al modelo de Gobierno, Ruz apuesta por una firme colaboración con Vox, destacando la solidez del pacto que sostiene en Elche y que, según él, proyecta credibilidad «incluso entre votantes de centroizquierda».

Presencia en redes

El primer edil utiliza las redes sociales como una extensión de su acción política, comunicando tanto medidas de gestión como ciertos valores. Su reacción al vandalismo de la bandera española y sus mensajes sobre la unidad nacional han tenido un gran impacto en plataformas como Instagram, donde su estilo directo busca conectar con los más jóvenes. Sin embargo, también ha denunciado ataques en forma de pegatinas que atribuye a sectores de la izquierda.

En este sentido, reconoce «la hipocresía de la izquierda», que tras sufrir estos insultos no le defendieron. Sin embargo, destaca el apoyo recibido por Aurora Rodil, su socia de Gobierno y líder de Vox.

Pablo Ruz encarna un modelo de liderazgo que combina compaginar la gestión diaria con una batalla constante por las ideas. Con proyectos que abarcan desde la sostenibilidad ambiental hasta la promoción de la identidad nacional, el político 'popular' sostiene que gobernar implica tanto trabajar por la ciudad como defender valores con convicción.

Su intensidad personal y política lo definen como un alcalde que no teme el enfrentamiento dialéctico con sus oponentes políticos, valiéndole ciertas críticas desde los sectores de izquierdas pero contentando a parte del electorado conservador que piden más contundencia a sus representantes.

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