(Foto de ARCHIVO)
Jorge Rodríguez y Natàlia Enguix en rueda de prensa

REMITIDA / HANDOUT por ENS UNEIX
Fotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma
03/12/2024

Imagen de archivo de Jorge Rodríguez y Natàlia Enguix en una rueda de prensaENS UNEIX

Sánchez 'asegura' para el PP la única gran institución valenciana a la que podía aspirar el PSOE con el nombramiento de Rebeca Torró

La designación de la nueva secretaria de organización hace inviable una moción de censura en la Diputación

La política valenciana ha quedado este fin de semana marcada por una jugada de ajedrez en la que las piezas han quedado bloqueadas. La decisión de Pedro Sánchez de nombrar a la valenciana Rebeca Torró nueva secretaria de Organización del PSOE ha cerrado de manera casi definitiva la única vía que le quedaba a los socialistas para intentar recuperar la Diputación de Valencia, actualmente en manos del Partido Popular (PP), con el respaldo del partido comarcal de izquierdas Ens Uneix.

Detrás de este cierre de puertas se esconde una historia de rivalidades personales y fracturas políticas que se arrastra desde hace años en la comarca de la Vall d'Albaida. Rebeca Torró y Jorge Rodríguez, lider de Ens Uneix y actual alcalde de la localidad valenciana de Ontinyent, compartieron en su día militancia en el PSPV-PSOE, pero sus caminos se separaron de forma abrupta y tensa a raíz del conocido caso Alquería, que supuso la detención de Rodríguez en 2018 por presuntas irregularidades en la gestión de contrataciones en Divalterra, la antigua empresa pública de la Diputación de Valencia.

Aunque Rodríguez fue absuelto en el juicio celebrado años después, la fractura personal y política con sectores del socialismo valenciano, entre los que se encuentra Receba Torró, nunca llegó a cicatrizar. Aquella herida derivó en la creación de Ens Uneix, un partido de ámbito local y orientación de izquierdas, y en una relación de desconfianza insalvable entre ambos. Esta enemistad ha consituido, y sigue siendo, un muro infranqueable para cualquier intento de reconstrucción de puentes entre el PSPV y Ens Uneix.

El nombramiento de Torró, una figura estrechamente ligada a la dirección de Pedro Sánchez y símbolo del nuevo poder orgánico del PSPV-PSOE en la era post-Ximo Puig, ha servido para consolidar esta distancia. La nueva secretaria de Organización no sólo se convierte en un referente clave para el socialismo valenciano, sino que su presencia refuerza los recelos de Ens Uneix hacia cualquier tipo de acuerdo con los socialistas.

En los últimos meses, la dirección de PSPV encabezada por Diana Morant había tanteado la posibilidad de acercarse a Rodríguez para explorar la viabilidad de una moción de censura en la Diputación de Valencia. Los gestos fueron, según adelantó el periódico Levante, públicos y privados. La buena relación personal entre Morant, Rodríguez y Roger Cerdà, alcalde de Xàtiva, todos ellos parte de la misma generación política, alimentó las especulaciones. En este escenario, los socialistas aspiraban a arrebatar al PP el control de la única gran institución valenciana a la que tenían posibilidades de acceder.

La moción era, además, una opción aritméticamente factible. La corporación provincial está compuesta por un total de 31 diputados. En la actualidad, el PP gobierna con 13 escaños y la presidencia de Vicent Mompó, a los que se suman el apoyo de la única diputada de Ens Uneix, Natalia Enguix, y los dos parlamentarios de Vox, lo que garantiza una mayoría absoluta de 16. Por su parte, el PSPV-PSOE cuenta con doce diputados y Compromís con cuatro. Una eventual alianza entre socialistas, Compromís y Ens Uneix, formaciones todas ellas situadas en el espectro de centroizquierda o izquierda, alcanzaría los diecisiete asientos, suficientes para desalojar al PP de la Presidencia de la Diputación y devolver el control de la Corporación Provincial a la izquierda.

Sin el respaldo de Ens Uneix, cualquier intento de moción es matemáticamente inviable. De ahí la relevancia estratégica de los intentos del PSPV por tender puentes con Jorge Rodríguez, cuyo apoyo era imprescindible para conformar una mayoría alternativa. El presidente de la Diputación, Vicent Mompó, gobierna precisamente gracias al respaldo decisivo de Enguix, y hasta la designación de Rebeca Torró existía al menos una mínima posibilidad de articular una alternativa 'progresista', especialmente en un contexto de desgaste para el PP por su gestión en la crisis de la dana.

El entorno de Ens Uneix es tajante: «Nunca ha estado sobre la mesa una reintegración», aseguran en declaraciones recogidas por el periódico Levante. Fuentes próximas a Rodríguez subrayan que los rumores sobre una hipotética ruptura con el PP y un acercamiento al PSPV fueron siempre «intoxicaciones», carentes de una «hoja de ruta seria».

De hecho, desde Ens Uneix recuerdan que, tras el congreso provincial del PSPV en el que se impuso Carlos Fernández Bielsa, crítico con la actual dirección, quedó claro que el socialismo valenciano no buscaba recomponer la relación con Rodríguez. La llegada de Torró a la cúpula socialista refuerza este distanciamiento e imposibilita cualquier escenario de moción de censura en lo que resta de legislatura.

«El PSOE no es de fiar»

«Estamos gobernando con éxito en la Diputación, marcando nuestras políticas», recalcan desde Ens Uneix, en declaraciones igualmente recogidas por el diario Levante, dejando claro que su apuesta sigue siendo mantener el acuerdo con Mompó, a quien proporciona estabilidad institucional en la tercera provincia más importante de España. La desconfianza hacia el PSOE se mantiene intacta. «El PSOE no es de fiar. Si hubiéramos dado el paso hacia una moción de censura, ahora nos encontraríamos con esto», advierten, en alusión a un giro de timón que se percibe como un nuevo motivo de desconfianza.

Con este movimiento, Pedro Sánchez ha terminado, sin pensarlo quizá, por garantizar la continuidad del PP en la Diputación de Valencia. La designación de Torró bloquea definitivament e cualquier operación política de la izquierda para recuperar el control de una institución estratégica, y afianza un mapa de poder en el que los socialistas quedan sin opciones reales de maniobra en el ámbito provincial valenciano.

El «efecto mariposa» que comenzó en la sede de Ferraz ha tenido un eco inesperado en la Ribera Alta, donde Vicent Mompó puede respirar tranquilo: la única gran institución valenciana a la que podía aspirar el PSOE seguirá, al menos por ahora, bajo mando popular.

Las últimas encuestas publicadas por El Debate, refuerzan la solidez del actual dominio del centro derecha en las diputaciones provinciales de la Comunidad Valenciana. Si se celebraran hoy elecciones municipales, el Partido Popular estaría en condiciones de revalidar el control de las tres diputaciones: Valencia, Alicante y Castellón. Este escenario político se apoya tanto en el liderazgo consolidado de los actuales presidentes provinciales como en la fragmentación de la izquierda, lastrada por sus divisiones internas y el impacto de diversos escándalos que han golpeado al entorno del PSOE.

En Valencia, el popular Vicent Mompó seguiría contando con el respaldo decisivo de Ens Uneix y el apoyo externo de Vox para mantener la presidencia provincial. En Castellón, Marta Barrachina (PP) conservaría su mayoría absoluta, mientras que en Alicante, Toni Pérez, alcalde de Benidorm, mantendría la presidencia también con el respaldo de Vox. La suma de estos resultados consolidaría un mapa político favorable al PP en las instituciones provinciales, con una izquierda debilitada y sin capacidad aritmética para forzar cambios de gobierno.

En este contexto, el centro derecha no solo preservaría el poder institucional en las diputaciones, sino también la gestión de un presupuesto conjunto que alcanza los 1.385 millones de euros (785 millones en Valencia, 383 en Alicante y 217 en Castellón), recursos clave para los municipios más pequeños de la Comunidad Valenciana. La combinación de una izquierda fragmentada y un centro derecha cohesionado refuerza así el dominio popular en las tres provincias, un escenario que, salvo sorpresas, podría mantenerse más allá de 2027.

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