La nueva secretaria de Organización del PSOE, Rebeca Torró
La secretaria de Organización del PSOE compró trenes en su etapa con Ximo Puig que no cabían por los túneles
Rebeca Torró, recién nombrada secretaria de Organización del PSOE, ha llegado al corazón del partido en Madrid con un historial de gestión marcado por uno de los mayores fracasos técnicos y políticos recientes en la Comunidad Valenciana: la compra de trenes que ni podían cruzar los puentes ni pasar por los túneles de la línea 9 del TRAM entre los municipios alicantinos de Denia y Benidorm. Una «chapuza», como fue calificada desde la oposición, que dejó durante años a dos comarcas sin una conexión ferroviaria funcional y que ha obligado al actual Consell a invertir millones de euros para reparar el desastre.
El episodio comenzó durante su etapa como consejera de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad del Gobierno de Ximo Puig, cargo que asumió en mayo de 2022 tras una remodelación del Ejecutivo del Botánico, acorralado en aquel momento por escándalos como el de Mónica Oltra. Apenas unos meses después, en enero de 2023, -cuatro meses antes de las elecciones autonómicas- la Generalitat anunciaba con entusiasmo la reactivación del tramo entre Gata de Gorgos y Denia, como parte de la modernización de la línea 9 del TRAM. Sin embargo, lo que debía ser una mejora se convirtió en un símbolo de improvisación y falta de planificación: los nuevos trenes duales adquiridos por 43 millones de euros no podían recorrer todo el trayecto.
Pesaban 63 toneladas, pero algunos puentes, como los del Algar y el Mascarat, apenas soportaban 50. Y en el tramo hacia Benidorm, los túneles eran demasiado estrechos. El resultado fue que la línea, lejos de ofrecer un servicio ágil, obligaba a los usuarios a realizar hasta dos transbordos, con trayectos que llegaban a superar las tres horas para recorrer apenas cien kilómetros. Las obras encargadas por el equipo de Torró para reforzar los puentes resultaron insuficientes. Fue necesario diseñar dos nuevos viaductos, construidos desde cero, para que los trenes pudieran circular.
Más de un millón de usuarios afectados
Durante años, los vecinos de las comarcas de la Marina Alta y Baja tuvieron que soportar un servicio fragmentado, sin continuidad, con transbordos en autobús y tiempos de espera incompatibles con un transporte del siglo XXI. Las críticas se multiplicaron. En marzo de 2023, el Partido Popular exigía ya en las Cortes Valencianas la destitución de Torró y de la dirección de Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana por lo que calificaron como una «estafa».
Imagen de archivo de Rebeca Torró en su etapa como consejera de Movilidad supervisando las obras del Tram de Alicante
La línea seguía sin funcionar con normalidad y cerca de un millón de usuarios al año veían mermada su movilidad. Mientras tanto, Torró no solo evitaba responsabilidades, sino que ascendía: fue número dos en la lista electoral de Puig para las autonómicas y, tras la derrota del PSPV, pasó a ser portavoz del grupo socialista en el parlamento valenciano. A los pocos meses, Pedro Sánchez la nombró secretaria de Estado de Industria. Ahora, con su entrada en la dirección del PSOE como número tres, consolida su peso político en el núcleo duro del sanchismo.
El coste final de una mala gestión
No ha sido hasta esta legislatura, ya bajo el Gobierno de Carlos Mazón, cuando la línea 9 ha quedado completamente operativa. En enero de 2025, tras la construcción de los nuevos viaductos del Algar y del Mascarat, el TRAM de Alicante puede por fin cubrir el trayecto Denia-Benidorm sin transbordos. El actual Consell ha cifrado en 16 millones de euros el sobrecoste económico derivado del error de planificación.
«Hasta ahora vivíamos una situación bochornosa. Estas unidades no podían circular por los puentes, ya que el anterior Consell obvió que los nuevos trenes tenían un peso superior a los viejos», denunció Carlos Mazón durante la reapertura del tramo Altea-Calpe, cerrado para permitir las obras.
La intervención ha supuesto, entre otras cosas, la ejecución de un viaducto de 226 metros con losa de hormigón y otro metálico de más de 43 metros, además de la reposición integral de 1,5 kilómetros de plataforma ferroviaria y la renovación de túneles y taludes. Todo para corregir lo que en su día no se previó y que tuvo un impacto directo sobre la movilidad de un millón de usuarios.
Bajo el foco de la UCO
El caso de los trenes que no cabían por puentes ni túneles no es el único que sigue a la sustituta del encarcelado Santos Cerdán en su ascenso político. El nombre de Torró aparece vinculado a varias adjudicaciones realizadas durante su etapa como consejera a empresas como Levantina Ingeniería y Contratas Vilor, actualmente bajo investigación por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Aunque no está encausada, el hecho de que se beneficiasen de contratos millonarios mientras ella estaba al frente del área ha levantado suspicacias dentro y fuera del PSOE.
Desde el PP, su nombramiento como secretaria de Organización ha sido duramente criticado. «Si Torró es la evolución natural de Ábalos y Cerdán, que Dios nos coja confesados», ironizó Mazón al conocer la noticia.
Sin explicaciones, con más poder
Pese a todo, Torró ha seguido acumulando responsabilidades. El episodio de la línea 9 no le ha costado un solo cargo público. Ni una rectificación. Al contrario: ha escalado posiciones hasta convertirse en una figura clave del organigrama socialista a nivel nacional. La dirigente que dejó a dos comarcas sin trenes durante años, que impulsó una inversión fallida y que forzó a la Generalitat a gastar decenas de millones más para arreglar su error, se ha convertido ahora en la responsable de la maquinaria organizativa del PSOE.