Imagen de archivo de Peñíscola

Imagen de archivo de PeñíscolaEl Debate

El destino de película de Castellón que ofrece playa y un castillo único en España ideal para septiembre

La costa castellonense alberga un municipio que combina amplios arenales con un viaje a la Historia

Septiembre es un mes privilegiado para viajar. El calor todavía acompaña, las playas recuperan la calma tras el bullicio del verano y los destinos más icónicos permiten disfrutarse sin aglomeraciones. Entre ellos destaca Peñíscola, uno de los municipios más singulares de la provincia de Castellón y del conjunto del Mediterráneo. Un lugar que combina mar, historia, cine y gastronomía, y que se ha convertido en referente turístico nacional e internacional.

Situada en pleno corazón del litoral castellonense, Peñíscola es conocida como La Ciudad en el Mar. Se levanta sobre un peñón unido a tierra por una estrecha franja de arena. Su silueta es reconocible desde kilómetros de distancia: un promontorio rocoso coronado por un castillo templario, rodeado por un casco antiguo de calles encaladas y, a sus pies, una extensa playa de arena fina.

El monumento más emblemático es el castillo, levantado por los templarios a finales del siglo XIII sobre una alcazaba musulmana. En el siglo XV, Benedicto XIII, conocido como el Papa Luna, lo convirtió en sede pontifica durante el Cisma de Occidente. Entre sus murallas se tomaron decisiones que marcaron la historia de la Iglesia, lo que confiere al conjunto un valor único en España.

Vista panorámica del Castillo de Peñíscola, donde murió el Papa Luna

Vista panorámica del Castillo de PeñíscolaDiputación de Castellón

Recorrer sus estancias permite comprender la importancia de aquel periodo. El visitante accede a salones austeros, al Patio de Armas y a la terraza superior, desde donde se dominan el casco urbano y el Mediterráneo. Junto al castillo se encuentra la ermita de la Virgen de la Ermitana, patrona de la ciudad, y el Parque de la Artillería, que conserva baluartes y jardines integrados en la antigua muralla.

El casco antiguo, protegido por la fortificación renacentista de Felipe II, mantiene su trazado medieval. Sus callejuelas empedradas conducen a miradores frente al mar, a la plaza de Santa María o al curioso Bufador, una cavidad en la roca por donde se filtra el oleaje. El Faro, en funcionamiento desde 1858, ofrece otra panorámica privilegiada.

A lo largo de casi cinco kilómetros, la Playa Norte se extiende hasta Benicarló. Es la más concurrida en verano, pero en septiembre se convierte en un arenal tranquilo para pasear o practicar deportes náuticos. La Playa Sur y las calas de la Sierra de Irta presentan un carácter más recogido. Este parque natural, uno de los pocos tramos vírgenes del litoral valenciano, combina acantilados, calas y torres vigía, y constituye un atractivo para senderistas y amantes de la naturaleza.

La gastronomía es otro de los pilares de la localidad. El pescado fresco llega a diario al puerto y da lugar a recetas como el suquet de peix. También destaca la olla de la Plana, un guiso de legumbres y carnes típico del interior castellonense que ha pasado a la mesa peñiscolana.

El arroz tiene un protagonismo especial en elaboraciones como la paella marinera, el arroz a banda o el negro. La repostería local ofrece dulces tradicionales como la coca de San Antonio. En el casto histórico y el paseo marítimo se concentran restaurantes de cocina mediterránea, tabernas marineras y propuestas de autor que reinterpretan la tradición.

El perfil de Peñíscola ha servido como plató natural en numerosas producciones. En 1961 acogió el rodaje de El Cid, con Charlton Heston y Sophia Loren, y en 2015 fue escenario de Juego de Tronos. Su vinculación con el cine se refleja hoy en rutas turísticas que recorren los lugares de rodaje más emblemáticos.

Esta localidad combina tradición, naturaleza y playa en un entorno compacto y accesible. En septiembre, sin el bullicio estival, se puede recorrer con calma el castillo del Papa Luna, adentrarse en la Sierra de Irta, disfrutar de calas poco concurridas o sentarse a comer frente al mar.

La llamada Ciudad en el Mar reúne así los principales atractivos del Mediterráneo en un solo enclave: historia singular, un castillo único en España, gastronomía variada y una costa que alterna grandes arenales con rincones aún vírgenes. Un destino ideal para quienes buscan desconectar sin renunciar a la cultura y a la esencia marinera.

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