La autovía A-8, en Lugo, cubierta por niebla
El límite de 30 metros en la larga lucha contra la niebla en la A-8 en Galicia
El Gobierno estableció un protocolo tras el grave accidente de 2014
La Autovía del Cantábrico, la A-8, a su paso por Galicia vive marcada por un trágico accidente de tráfico ocurrido en el Alto de O Fiouco en 2014, poco después de su inauguración, que desembocó en una tragedia que se saldó con cerca de 50 coches accidentados y una fallecida debido a la intensa niebla. Esto obligó al Gobierno central, responsable de esta infraestructura, a aplicar un protocolo para evitar otro siniestro como este.
En el caso de que la visibilidad sea inferior a 30 metros se corta la autovía y se desvía al tráfico por la Nacional 634, según detalla el Ejecutivo en una reciente respuesta parlamentaria al diputado Néstor Rego, del BNG, en el Congreso. Este es el conocido como nivel negro, ya que se trata de la situación más adversa posible.
El nivel rojo se activa cuando la visibilidad es igual o superior a 30 metros, pero inferior a 75 metros. En esta situación, están en funcionamiento las balizas inteligentes en climatología adversa (Bica) y las balizas de suelo. Además, es obligatoria la circulación de los vehículos con luces de cruce, así como una restricción de velocidad de 60 kilómetros por hora.
Sistemas
Para hacer frente a estas situaciones de niebla, el Gobierno central instaló en 2016 un sistema automatizado para cerrar el tramo negro de la autovía A-8 cuando no hay visibilidad, de tal modo que se activen paneles de mensaje y señales luminosas en la calzada que guían a los conductores hacia un carril de desvío. La alternativa es circular por la vieja Nacional 634, por las proximidades de Mondoñedo, que discurre por la parte baja del valle (la autovía lo hace por zona más elevada).
En 2022 llegó el turno del nuevo sistema de balizas inteligentes de climatología adversa, que presenta mayor luminosidad y que señaliza al conductor de un coche si circula por delante de él otro vehículo y que además pueda seguir el desplazamiento del mismo.
Las balizas cuentan con dos testigos luminosos. El ámbar se activa en situaciones de niebla, de tal modo que baliza el tramo conflictivo, indicando al conductor la traza de la autovía en condiciones de seguridad. El rojo se enciende cuando las balizas, a través de diferentes tecnologías, detectan el tránsito de otro vehículo.
Según el Gobierno central, este sistema de luces «ha permitido reducir las horas de cierre de ese tramo de la A-8 de más de 700 horas al año, hasta 58 horas en 2024, lo que supone una operatividad por encima del 99 %».