Local de la calle Príncipe (Vigo) de la única turronería de Vigo

Local de la calle Príncipe (Vigo) de la única turronería de VigoOlaia

De pulpo o de Doritos: los turrones artesanales gallegos con sabores que jamás imaginaste probar

La turronería viguesa se sitúa en la calle Príncipe y llama la atención de propios y extraños

El turrón es, desde hace siglos, uno de los grandes símbolos de la Navidad. Un clásico que evoca sobremesas largas, mesas familiares y recetas que apenas cambian con el paso del tiempo. Si bien es cierto que, cada vez son más las marcas que se atreven a innovar en sus sabores, no arriesgan del todo, ya que suelen partir del clásico chocolate, al que incorporan ingredientes o combinaciones que encajan a la perfección, buscando sorprender sin perder la esencia de lo tradicional.

Sin embargo, en Vigo hay un lugar donde este postre tradicional se ha liberado de cualquier corsé y se ha convertido en un auténtico fenómeno gastronómico, y digital. Allí, los sabores de Galicia y las combinaciones más insospechadas se transforman en tabletas que no dejan indiferente a nadie.

La turronería más surrealista de Galicia

Ese lugar es La Formigueta, la única turronería de la ciudad olívica y, probablemente, una de las más originales de España. Cada Navidad abre sus puertas en el número 22 de la calle Príncipe. Al frente está Antonio José Vega, un maestro turronero que reinterpreta el turrón desde la creatividad más absoluta.

En La Formigueta conviven los turrones clásicos como lo son de chocolate, almendra, avellana o piñones con propuestas que parecen imposibles hasta que se prueban. Los hay de Kinder Bueno, Conguitos o Doritos, pero también de queso de Arzúa, cachelos, berberechos, ostras o incluso de pulpo a la gallega. Sabores que remiten directamente a la cocina tradicional de Galicia.

El impacto de La Formigueta es palpable tanto en la respuesta del público como en su proyección en redes sociales. Las combinaciones más atrevidas se han convertido en contenido habitual en plataformas digitales, donde creadores y visitantes muestran su sorpresa al probar sabores poco convencionales, lo que ha contribuido a generar una gran expectación.

Al final, estos turrones nos recuerdan que la Navidad no solo es tradición, sino también creatividad y diversión. Porque si hace siglos la receta del turrón apenas cambiaba, hoy los hay con sabores imposibles, combinaciones que nunca hubiéramos imaginado en un dulce navideño.

Durante siglos, el turrón se mantuvo prácticamente inalterable, centrado en la almendra y la miel o en el clásico chocolate. Hoy, sin embargo, el sector busca sorprender al consumidor sin perder la esencia del producto. Ya sea que prefieras los sabores tradicionales o te atrevas con combinaciones inesperadas, lo cierto es que cada año la lista de opciones se amplía, demostrando que, en el mundo del turrón, al menos en La Formigueta, todavía hay mucho espacio para la imaginación.

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