Giuseppe Aloisio, de ANICE

«El consumo y la producción de carne han entrado en un debate ideológico»

La asociación ANICE ha sido premiada este año en los galardones 'Felipe González de Canales' en la categoría «Asociacionismo y Cooperativismo»

La última vez que entrevistamos a Giuseppe Carlo Aloisio (Catania, Italia, 1969) fue en el campo. En el parque periurbano de los Villares, concretamente. Era 2021 y él ejercía de delegado Territorial de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de Córdoba. Al año siguiente este italiano, pero cordobés en Santa Marina, fue nombrado director general del Medio Natural, Biodiversidad y Espacios Protegidos en la Junta de Andalucía y, desde agosto de 2022, director general de Política Forestal y Biodiversidad y director operativo del Plan INFOCA. Quizá ostentar cargos con denominaciones tan largas puede agotar a muchos seres humanos, pero también nos consta que algunos matarían por la mitad de ellos. Giuseppe no. Decidió dar un paso hacia el sector privado y en concreto al que le vio nacer profesionalmente, y dejar atrás una fructífera carrera en la administración pública. También nos consta que muchos de los que matarían por la mitad de lo de antes no tendrían dónde ir, pero evidentemente no es el caso.

El señor Aloisio se incorporaba de esta manera casi sorpresiva a la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE) en calidad de adjunto al secretario general. En 2024 será nombrado director general. Ha estado en Córdoba - ahora solo reside en la capital cordobesa los fines de semana- para recoger el premio ‘Felipe González de Canales’ en la categoría «Asociacionismo y Cooperativismo», por su contribución a la defensa y desarrollo del sector cárnico español. ANICE integra a más de 600 empresas del sector cárnico de todas las Comunidades Autónomas y es la asociación más representativa en dicho sector.

Un poco antes de los canapés, hablamos con su futuro director general.

Giuseppe Aloisio, en la entrega de premios de este año 2023Samira Ouf Calero

-Políticamente usted estaba en un buen momento. Sorprendió su decisión de pasar de nuevo al sector privado.

-Son de esas decisiones vitales que en un determinado momento tienes que tomar, porque te pones las gafas de lejos y no las de cerca con las que veía, en efecto, que ese era un momento político bueno, porque entre otras cosas estaba disfrutando muchísimo con lo que hacía. Pero se presenta esta oportunidad con una organización empresarial de muchísimo prestigio, y además ligada al sector que profesionalmente me vio nacer en España. Es uno de esos trenes que solo pasan una vez en la vida. Fue una decisión meditada y que me dolió tomar por todo lo que me dejaba pero que afronté con una gran dosis de ilusión por todo lo que podía venir. Prácticamente ha transcurrido un año. Miro atrás con añoranza y cariño, pero por delante hay mucha ilusión y ganas de hacerlo bien. Estoy terminando ahora mi periodo de adjunto y a primeros de año me nombrarán director general, lo que conlleva más responsabilidad porque, al final, detrás de mi cargo está la voz de un sector cárnico muy potente, el más fuerte dentro del sector agroalimentario en facturación, exportación, y empleo. Eso pesa.

- Con esas gafas de lejos que dice haberse puesto ¿le vio venir las orejas a algún lobo?

- No, no fue cuestión de lobos. En un determinado momento pensé más con la cabeza que con el corazón, y aunque mi trayectoria en la Junta de Andalucía, en la Dirección General de Política Forestal, fue breve pero muy intensa, tomé la decisión y tuve claro que tenía que quedarme en ese andén y coger el tren cuando parara. Se va acumulando sabiduría y experiencia, pero llega un momento de no retorno, en el que ya no las puedes patrimonializar ni capitalizar, y hay que aprovechar una oportunidad que lo más probable es que no se vuelva a presentar.

- Por seguir en el terreno político, hay que señalar que usted se marcha en un momento dulce para Andalucía. Bien es cierto que ahora, a nivel nacional, la cosa está muy crispada, pero nuestra comunidad vive una situación casi impensable hace algunos años.

-Pues sí, porque Andalucía se ha convertido en el oasis de la moderación y sobre todo de la buena gestión. Esto, al final, es lo que más le interesa al ciudadano. A la gente lo que le gusta es que las cosas funcionen, que los servicios públicos tengan una buena calidad, que se vean atendidas las franjas de población que necesitan más protección, y que los empresarios se vean más tutelados. Creo que se ha generado un ‘modelo Andalucía’ . Y sí, era un momento dulce para vivirlo y haber sido, de alguna manera, protagonista de esa parte de la historia de esta tierra. Pero queda mucho bueno por venir y por llegar, gracias a la moderación y la estabilidad, que es lo que la gente, el empresario y el inversor quieren. La estabilidad genera confianza, la confianza genera consumo e inversión y la maquinaria se pone en marcha.

-¿Y la moderación le va a servir al sector cárnico para defenderse de los poderosos enemigos que cada vez más asoman la patita?

-No. Yo creo que el sector cárnico tiene que salir de su zona de confort, que no es de confort en realidad, sino de trabajo. El cárnico es un sector que tradicionalmente ha trabajado muchísimo, pero necesita una comunicación efectiva y sobre todo basada en la ciencia. La ingesta de carne se está cuestionando a nivel mundial y ya la comunidad científica está levantando la mano y avisando sobre el riesgo que supone la disminución del consumo de carne en determinadas franjas de la población, ya que puede provocar problemas de crecimiento en los niños, problemas en las mujeres gestantes o sarcopenia en las personas mayores. Al final hay determinados elementos nutritivos que solo te puede aportar la proteína animal. Los sustitutos te aportan algunas cosas, pero no todas. Y por muchos complementos y alimentos alternativos que te puedas tomar para compensar ese déficit, por ejemplo, de vitamina B12, nunca llega a cubrir la necesidad nutricional que tiene el ser humano. Esto no es nuevo. Es algo que nos ha permitido evolucionar como especie.

Comer carne es algo que nos ha permitido evolucionar como especie.

- ¿A quienes les interesa lanzar esos mensajes contra el consumo de carne? ¿Qué hay detrás de todo ello?

- Detrás de todo eso, como siempre, hay mucho dinero. Hay mucha inversión por parte de corporaciones poderosas que tienen un entramado de aliados a nivel mundial. El lobby animalista es muy fuerte y están interfiriendo en cuestiones básicas como es la de la alimentación humana. Pero aquí no se trata de un ministro español que se pueda meter con el consumo de carne, o de cualquier otro país. Aquí se está hablando del mercado mundial de la proteína, y hay determinados factótums oscuros que quieren que ese mercado de la proteína no sea de origen animal sino proteínas alternativas.

-¿ La Agenda 2030 tiene algo que ver con todo esto?

- Pues seguramente tenga mucho que ver porque de manera errónea el consumo de carne, y por ende su producción, ha entrado en un debate ideológico. Al ganadero se le achacan todos los males apocalípticos que tiene el planeta y eso es un filón de batalla que han aprovechado para generar, no sólamente debate, sino una importante presión regulatoria. Y al final todos los padecemos, porque va en cascada. Por un lado en la comunicación, y por otro, a nivel regulatorio, porque desde Bruselas nos viene una avalancha de presión regulatoria que muchas veces hace inviable la producción ganadera y si la producción ganadera se resiente, evidentemente la cárnica también se verá afectada.

- Producción ganadera que, dentro del sector, depende y mucho de la agricultura.

- El sector primario está en el ojo del huracán. Yo no sé cómo quieren satisfacer las necesidades de una población que, a nivel mundial, está creciendo. Hay países cuyas tasas de natalidad están disparadas. Pero nosotros estamos aquí, en nuestra Europa conservadora y casi decadente, mirándonos el ombligo, teniendo menos hijos, con una población más envejecida. Y no nos damos cuenta que toda esa cantidad de millones de habitantes que pueblan el planeta necesitan comer. Y además necesitan comer carne y beber leche. Ahora resulta que las vacas son las más contaminantes del mundo. Comer carne y beber leche durante un año genera menos emisiones que un solo pasajero vuele de Londres a Nueva York. ¿Hablamos de datos o hablamos de relato? Evidentemente en este caso hay un relato que está matando el dato. Nosotros lo que queremos es revertir esa situación y, sobre el fundamento científico del dato, argumentar nuestro propio relato, que al final es contar la verdad.

Comer carne y beber leche durante un año genera menos emisiones que un solo pasajero vuele de Londres a Nueva York. ¿Hablamos de datos o hablamos de relato?

- ¿Qué nivel ocupa la industria cárnica española en relación a otros países europeos?

- Nosotros somos líderes en muchas cosas. Lo somos en producción de carne de porcino blanco, en exportación, y en ovino, por ejemplo. Considera que las exportaciones del sector cárnico en 2022 fueron cercanas a los diez mil millones de euros. Son casi tres veces más que el aceite de oliva, cuando el aceite de oliva estaba a unos precios razonables,y casi cuatro veces más que el vino. Es un sector muy potente, que ha crecido en los últimos veinte años una barbaridad, que se ha profesionalizado, que ha incluido los mejores estándares de seguridad alimentaria y de bienestar animal. Y por ser líderes, fagocitamos todo tipo de emociones, tanto buenas como menos buenas.

- Ha comentado que el próximo año le nombrarán director general, pero ahora mismo ¿ cómo es su día a día?

- Teniendo a la familia en Córdoba es un día a día muy intenso. A nivel profesional, toda la jornada volcada en el trabajo. Madrid es un hervidero de actos de todo tipo relacionados en el sector, y durante este año he intentado aprovechar al máximo el tiempo para tejer una red propia de contactos. Las relaciones profesionales e institucionales te ayudan mucho a desarrollar tu faceta y, de alguna manera, a crear también opinión y debate. Pero los fines de semana vuelvo a Córdoba.

- Se les ha concedido este año un galardón ‘Felipe González de Canales’ que sumará reconocimiento al sector cárnico, algo que, según nos dice, es necesario.

- Normalmente un premio nunca debe ser una meta sino un estímulo o palanca para seguir hacia adelante y buscar un nuevo reto, al menos yo lo entiendo así. Pero también es el reconocimiento de un trabajo de esta organización creada en 1979 y que es la referencia del sector cárnico a nivel nacional. Un premio siempre gusta recibirlo y en concreto que sea el ‘Felipe González de Canales’ y en Córdoba, a mí personalmente me llena de orgullo y satisfacción.

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