Las actuaciones de emergencia en la Mezquita Catedral de Córdoba están en marcha desde el martes: «Se trabaja a destajo»

La ola de calor no es un impedimento para que a mediodía del miércoles 13 de agosto parte del equipo técnico y el canónigo portavoz se suban hasta lo alto del edificio para ver cómo han quedado las primeras cubiertas ya instaladas en la zona que se derrumbó el pasado viernes durante la extinción del incendio que ha supuesto el mayor suceso en años en la capital cordobesa. Un siniestro que a pesar de todo pudo atajarse con celeridad y eficacia, aspectos que definen la actual situación: en un tiempo récord se realizó un informe preliminar y un plan de emergencia aprobado por la Junta y el Ayuntamiento en el que ya se está trabajando desde el pasado martes.

Los arquitectos Gabriel Rebollo y Francisco Solano Rebollo explican a La Voz de Córdoba el proceso que se está siguiendo con prácticamente todo el cuerpo técnico del Cabildo involucrado.

-Lo primero que hay que destacar es la agilidad y rapidez con la que todo se ha hecho. Partimos de un plan de emergencia que ya desde el martes se está aplicando, ¿no?

- Gabriel Rebollo: La respuesta al incendio ha sido inmediata y muy intensa. En cuanto se detectó el fuego - gracias a los sensores de la catedral- el equipo de seguridad avisó a los bomberos, que llegaron en apenas unos minutos. El equipo de obrería acudió de forma voluntaria, y comenzaron a trabajar para confinar el fuego en una zona reducida, de unos 80 metros cuadrados, frente a los 13.000 que ocupa el edificio. Lo más importante fue evitar que las llamas se propagaran, que era lo que más nos preocupaba.

Inmediatamente después se elaboró un plan de emergencia que no podía esperar trámites largos. Fue presentado a la Consejería de Cultura y al Ayuntamiento de Córdoba, que han mostrado una gran diligencia y disposición para apoyar. Ese plan es el que estamos ejecutando ahora, con muy buen ritmo.

-¿Cómo se ha definido lo prioritario?

- Francisco Rebollo: Se han evaluado los daños más urgentes y se han incluido en un informe de intervención entregado a la Consejería de Cultura y a la Gerencia de Urbanismo. Entre las actuaciones destaca el apeo de una columna afectada por el fuego, cuya capacidad portante creemos que se ha visto reducida. También se está instalando una estructura provisional en la cubierta para desmontar con seguridad los elementos calcinados y colocar una cubierta temporal que proteja de la lluvia o el viento los bienes patrimoniales de las capillas.

Al mismo tiempo se están retirando, bajo supervisión de arqueólogos y restauradores, los restos caídos de las capillas. Si aparecen elementos de retablos o piezas artísticas, se evalúa su posible reintegración o se documentan para reproducirlos con fidelidad. Otra medida de emergencia es el aislamiento de la zona de obras para suavizar el efecto estético tanto para el culto como para las visitas turísticas. También se han comenzado a limpiar bóvedas ennegrecidas por el hollín; aunque no representan un riesgo estructural, su impacto visual era notable. Hay áreas donde no se puede intervenir todavía porque la Policía Científica debe realizar allí su investigación sobre el origen del fuego.

- Todo apunta a que cuando se publique esta entrevista la cubierta estará prácticamente terminada.

-Estará comenzada, aunque no terminada, porque son cubiertas complejas que requieren unos días. La obrería de la catedral tiene mucha experiencia en este tipo de montajes.

- ¿Se sigue un orden estricto de trabajos o se actúa de forma simultánea?

Actualmente trabajan a pleno rendimiento todos los equipos: obrería, restauradores, arqueólogos, arquitectos y aparejadores. Las tareas se solapan siempre que es posible, respetando las medidas de seguridad. Por ejemplo, cuando hay personal en cubierta, la zona inferior se acordona para evitar riesgos.

- ¿Cuántas personas están implicadas ahora mismo?

En este momento participan 38 operarios de mantenimiento, albañilería y limpieza; 5 restauradores; 2 arqueólogos; y el equipo de arquitectos conservadores. Durante un tiempo se han reasignado personas de otras áreas para acelerar la intervención, lo que ha supuesto paralizar casi por completo otros trabajos programados en el edificio.

- ¿Tienen un plazo previsto para finalizar esta primera fase?

Aunque había una estimación inicial, lo cierto es que avanzamos más rápido de lo esperado. Es posible que terminemos antes de lo previsto, algo poco habitual en arquitectura. El único contratiempo es que el incendio ha ocurrido en agosto, un mes de alta actividad turística y en el que parte del personal tenía previstas vacaciones; sin embargo, muchos han renunciado a ellas para no interrumpir las obras.

- Una vez concluida la emergencia, ¿se hará una nueva evaluación?

Exactamente. Cuando el riesgo estructural esté controlado, las bóvedas limpias y la cubierta asegurada, se hará una valoración completa con los datos de la Policía Científica, una vez despejada la zona de origen del fuego. Con esa información se definirá el alcance de la restauración definitiva.