Lo que no son cuentas, son cuentosSamuel Díaz

Mientras suene la música, tienes que levantarte y bailar

Ningún gobierno saldría airoso tras acometer las políticas económicas estructurales que necesita nuestra economía y nuestro país

Actualizada 05:05

¿Por qué robar un banco y arriesgarse al encarcelamiento cuando podrías fundar un banco y crear dinero?MacheathÓpera de Cuatro Cuartos, de Brecht

El título del artículo es una famosa frase que dijo Chuck Prince director de uno de los bancos más grandes del mundo, como era Citigroup, allá por el año 2007. La frase nació en un entorno en el cual los bancos eran incapaces de frenar el «tóxico baile» en el que se encontraban, y si lo hubiesen hecho, las consecuencias podrían haber sido mucho más desastrosas. Nunca lo sabremos. «Mientras la música siga sonando, tienes que levantarte y bailar. Nosotros seguimos bailando". La historia siempre se repite, y es tan así que esa misma frase la han vivido muy de cerca los distintos dirigentes del Banco Central Europeo y, por supuesto, todos los presidentes que han gobernado España desde la democracia.
Pasan los años, pasan los gobiernos y los problemas a los que se enfrenta nuestra economía siguen siendo los mismos de hace décadas. Sin embargo, recuerden, mientras la música siga sonando hay que seguir bailando; es decir, mientras los ciudadanos sigan secundando a los diferentes gobiernos y, más importante aún, sigan escuchando los cantos de sirena provenientes de los diversos discursos políticos preelectorales, poco habrá que hacer.
Ya estamos en campaña electoral, lo que significa que la lluvia de propuestas que no se van a cumplir de un lado y del otro del espectro político, es infinita. Hecho totalmente comprensible si tenemos en cuenta la inexistente penalización que tiene un partido político tras incumplir sus compromisos electorales. Es más, animo a cualquier lector a que guarde este artículo para que, tras cuatro años de un gobierno u de otro, vea que el debate será prácticamente el mismo, a saber: nuevos recortes a las pensiones, alto desempleo juvenil y general, baja productividad, fiscalidad asfixiante, autónomos desesperados, deuda pública disparada, intereses de la deuda desbocados y un largo etcétera.
Cualquier tipo de medida económica se envuelve bajo el velo de la seguridad, igualdad, solidaridad y una larga lista de adjetivos que hacen que la música de la que hablaba al principio siga sonando. Ningún gobierno saldría airoso tras acometer las políticas económicas estructurales que necesita nuestra economía y nuestro país. Electoralmente sería la presa perfecta de la oposición y demás rivales políticos que hambrientos de poder y con ansia de poltrona serían capaz de cualquier cosa.
Con respecto al BCE y su política monetaria ultra expansiva de los últimos 8 años, pasó exactamente lo mismo. Con sus famosas políticas de estímulo propició que la música (ingentes excesos de liquidez, manipulando tipos de interés y primas de riesgo) ya no pudiera estar más alta y así no poder escuchar las advertencias de los vecinos y la policía (diferentes informes y críticas de analistas económicos advirtiendo sobre el exceso de liquidez y las consecuencias en las que desembocaría el mismo). Y así fue, el BCE no pudo bajar la música hasta que la policía (inflación) derribó la puerta para pedir responsabilidades a los distintos dirigentes. Sin embargo, rápidamente, el tema inflación se derivó a la Guerra de Ucrania y beneficios empresariales entre otros. Lo sé, un absoluto sin sentido.
En conclusión, tanto gobiernos como organismos de la talla del BCE harán todo lo posible para no dejar de bailar hasta que la música esté completamente desconectada, aunque eso suponga impedir el sueño a los vecinos (no velar por los intereses de los ciudadanos en detrimento de los propios del gobierno de turno) o consigan alterar el orden del bloque (no tomar las acciones necesarias, sean impopulares o no, para ir en la dirección correcta como economía).
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