Lo que no son cuentas, son cuentosSamuel Díaz

¿La economía española va como una moto o el Gobierno nos quiere vender la moto?

En un país bien gobernado la pobreza es motivo de vergüenza, pero en España el motivo de vergüenza es la riqueza

Actualizada 05:05

Hace no muchos días el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo unas declaraciones asegurando que la economía española se encontraba en una situación magnífica y resumió toda su intervención con la ya famosa frase; «La economía española va como una moto». A raíz de dicha comparecencia, innumerables medios de comunicación, economistas y políticos se han hecho eco para replicar, a favor o en contra -dependiendo del signo político- al presidente del gobierno. ¿Es verdad que la economía española va como una moto? O más bien, ¿No querrá el gobierno vender su moto de cara al tan señalado en el calendario 23-J?
Esta semana saltaban las alarmas con la entrada en recesión de la Unión Europea y Alemania, lo que pone de manifiesto lo que muchos ya contábamos cuando comenzaron las políticas monetarias restrictivas por parte del Banco Central Europeo para combatir al monstruo inflacionario. La entrada en recesión de Alemania y la Unión Europea vienen acompañadas de la subida del Euribor al 4%, dato que no se alcanzaba desde 2008. También hay que añadir la subida de tipos del 0,25% del BCE y la intención de volver a subirlos el próximo mes de julio, lo que se traduce en un frenazo mayor para la economía europea.
La concesión de préstamos, hipotecas y créditos al consumo se contraen como consecuencia de lo mencionado anteriormente y por ello, la actividad económica se resiente como nos muestran algunos indicadores adelantados y sus últimos resultados, a saber; el PMI Manufacturero se deja en mayo 0,60 puntos básicos situándose en 48,40 (todo dato de este indicador por debajo de 50 puntos significa que la economía se está contrayendo), la confianza empresarial ha caído en el último mes del -1,3 a -5,1 y la producción industrial cae del 4,1% al -0,9%.
Es verdad que la economía española está mejor de lo que se esperaba para estas fechas, eso es cierto, pero de ahí a decir que la misma va como una moto, en mi opinión, lo considero una temeridad. Tenemos un mercado laboral ruinoso que duplica en tasa de paro a los países de nuestro entorno, sin contar el maquillaje con los famosos fijos discontinuos. Contamos con una deuda pública que ya alcanza el billón y medio de euros que, aún a pesar de haber atravesado años de recaudación récord, no han sido capaces de reducirla, ¿Extraño no? Tenemos un déficit público cercano al 5% y, además, hemos topado de forma desastrosa algunos precios en la economía que han hecho que nuestros datos de inflación sean artificiales y no naturales. Por lo tanto, de moto nada.
España y su economía cuentan con muchos desequilibrios internos que resolver como, por ejemplo,el sistema de pensiones, el mercado de trabajo y la deuda pública. Estos desequilibrios los está consiguiendo tapar un soberbio sector exterior que cada día se hace más fuerte y consigue atraer buenas inversiones extranjeras y un turismo de mayor calidad y valor añadido. Sin embargo, eso no dura eternamente. Me gusta mucho la frase que dice; «En economía nada es inmediato, por suerte. Pero todo llega, por desgracia.» Y eso seguramente le va a ocurrir nuestra economía tras lo acontecido con la UE y Alemania.
Eso sí, lo que sí es para reflexionar y es con lo que termino, es la frase con la que se abre el artículo;:«En un país bien gobernado la pobreza es motivo de vergüenza. Pero en un país mal gobernado, el motivo de vergüenza es la riqueza». A lo largo de la legislatura el Gobierno ha sacado pecho por cada ayuda social que ha puesto en marcha. Y digo yo, ¿no es vergonzoso sentirse orgulloso de que cada vez más gente necesite una cobertura social? ¿Realmente es algo para sacar pecho? ¿No es más lógico celebrar que cada día menos gente requiere del Estado para vivir? España paga al mes 16.000.000 de nóminas públicas (9.800.000 pensionistas, 3.000.000 funcionarios y 3.100.000 parados). En el sector privado trabajan 15.800.000 personas. ¿Debemos celebrar esos datos? ¿ Son una buena noticia?
Sinceramente, me temo que no.
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