Lo que no son cuentas, son cuentosSamuel Díaz

Los datos no soportan el relato

¿Cuántas veces se puede mirar hacia atrás fingiendo no ver nada?

Actualizada 10:09

Es verdaderamente difícil no comparar la situación que vive nuestra economía con la vivida tras el estallido del boom inmobiliario, y, sobre todo, es harto complicado ver diferencias en el discurso político sobre la situación de la economía. Lo que en 2009 eran brotes verdes ahora lo llaman resiliencia económica, sin embargo, lo que sigue siendo exactamente igual es la actitud del gobierno de turno frente a una situación que ya empieza a ser crónica, con ademán de dolorosas amputaciones futuras (recortes de los de verdad). Y observando el panorama político-económico actual me pregunto, ¿cuántas veces pueden nuestros políticos mirar hacia atrás fingiendo no ver nada? Los datos ya comienzan a no soportar el peso populista del relato.
Como decía, los datos no soportan el relato, pero y ¿cuál es el relato? El relato se parece al cuento de Pedro y el lobo, en el que el protagonismta nunca creyó que el lobo pudiera llegar de verdad hasta que, finalmente, llegó. Al gobierno y a nuestra economía le pasa exactamente lo mismo, organismos como la AIREF, el Banco de España, la Comisión Europea, medios reputados como el Financial Times o centros de estudios económicos como ESADE llevan muchos años advirtiendo sobre los desequilibrios estructurales que tiene nuestra economía y que cada día que pasa ,y no se atajan, son más difíciles de resolver, ¡Ah! Pero recuerden, no se preocupen, el lobo (recortes, crisis y destrucción social) no vendrá. Al final les explico por qué.
Las pensiones son el pilar más preocupante, las cuales, llevan sufriendo recortes desde el año 1986 intentando hacer sostenible un sistema que no para de cambiar las reglas del juego, es decir, que incurre en sucesivos incumplimientos, en sucesivas quiebras. Un sistema basado en el reparto y que cada vez tiene menos nóminas que estrujar para repartir entre los más de 10 millones de pensionistas, y creciendo. El baby boom ya se ve en el horizonte, agárrense, porque las reformas que sigue acometiendo el gobierno actual van en la dirección rotundamente equivocada. Ojalá me equivoque, pero me temo que no.
Con respecto a los precios y la inflación, no señores, los precios no están bajando. El efecto base hace que el dato que nos ofrecen sea menor, pero los precios no bajan, aunque sí es cierto que la intensidad de su crecimiento es menor, pero duele, y tanto que duele. Si no que le pregunten a los consumidores. El IPC interanual de marzo 2022 fue un +9,8% y a ello se añade el IPC interanual de marzo 2023 que es +3,3%. Los precios (IPC) en marzo han subido +0,4% con respecto a febrero. La variación mensual estimada del índice de precios al consumo de marzo (IPCA) es del +1,1%.
Con respecto al mercado laboral, ¿qué decir? Un gobierno que saca pecho porque se proclama como el ejecutivo que más coberturas sociales da a la ciudadanía, ¿creen realmente que es buen indicador? Yo lo llamo defender una cosa y la contraria. No puedes gozar del mejor mercado laboral, con las mejores condiciones de empleo de calidad y estabilidad y a la vez, coronarte como el gobierno que más ayudas sociales reparte entre la población. Contradictorio, ¿verdad?
Seis de cada diez cotizantes afiliados al Régimen General tienen trabajos a tiempo parcial, temporal y discontinuo. Si hay 20,5 millones de afiliados y las horas trabajadas son menos que cuando había 19 millones es simplemente que se disfraza empleo. En marzo hay 24.607 parados más que en diciembre de 2022. Los demandantes de empleo son 4.458.940 personas que incluye 1.070.922 demandantes de empleo considerados ”ocupado”, entre los que están los fijos discontinuos cuando no trabajan. Menos empresas: todavía hay 60.926 empresas menos cotizando en la Seguridad Social desde febrero de 2020. Un drama.
Un gobierno que disfraza los datos de empleo e inflación a golpe de legislación, que no aborda con seriedad las modificaciones necesarias en el sistema de pensiones, que nos endeuda a niveles récord y que ahoga con más y más impuestos a empresas y trabajadores, no es que no le importe que venga el lobo, es que directamente, el lobo, son ellos. ¿Cuántas veces podrán mirar hacia atrás fingiendo una y otra vez no ver nada?
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