Lo que no son cuentas, son cuentosSamuel Díaz

El liberalismo derrumba el muro de la utopía

Actualizada 05:00

Libertad no solo significa que el individuo tiene la oportunidad y la responsabilidad de elegir; también significa que debe enfrentar las consecuencias… la libertad y la responsabilidad son inseparablesFriedrich August Von Hayek

El pasado domingo día 19 de noviembre pasará a la historia por ser el día en el que el liberalismo, tras décadas de infinitas batallas de las ideas, conseguía hacerse con el timón de uno de los países mas relevantes del mundo, a saber, Argentina. A lo largo de la historia nunca un presidente del gobierno había sido liberal o, mejor dicho, profundamente liberal. Por lo tanto, con la llegada de Javier Milei a la «Casa Rosada» se produce un hecho histórico: las ideas liberales-libertarias se llevarán acabo en una gran economía por primera vez, hecho absolutamente inaudito.
Algunos al leer estas líneas quedarán estupefactos ya que pensarán que en ningún caso Milei es el primer liberal que gobierna un país ya que, por delante tuvo a presidentes como Donald Trump, Mariano Rajoy, David Cameron, Giorgi Meloni, Bolsonaro o Angela Merkel entre otros, pero ¿Realmente han sido estos políticos profundamente liberales? ¿Verdaderamente aplicaron y ejecutaron políticas en favor de la libertad? La respuesta es, rotundamente, no. Ninguno de los políticos mencionados anteriormente se parece lo más mínimo a Milei ya que sus paquetes de medidas son completamente distintos y, además, los hechos nos dicen todo lo contrario. Trump fue el presidente que más endeudó a los estadounidenses fuera de un periodo de guerra. Mariano Rajoy fue el presidente que más subió los impuestos en la historia de la democracia española.
Aún recuerdo hace más de ocho años cuando descubrí junto a buenos amigos el liberalismo gracias a economistas y periodistas de la talla de Juan Ramón Rallo, Manuel Llamas, Fernando Díaz Villanueva y Daniel Lacalle. Descubrí con él, con el liberalismo, otra forma de ver la vida, otra forma de entender los problemas económicos y sociales, otra forma de hacer política y sobre todo y más importante, de despertar a altos niveles la consciencia y la moral, algo crucial.
Recuerdo aquellas tardes junto con algunos amigos liberales, allá por el año 2016, donde debatíamos sobre equilibrio fiscal, el papel del Estado desde un prisma filosófico y económico, el peso que debería tener un Estado en una economía y muchos temas más que al terminar nuestras conversaciones y debates hasta a nosotros mismos nos parecían una utopía. Sin embargo, con la llegada de las ideas libertarias de Milei el liberalismo vuelve al foco político… ¿Quién les habría dicho a unos muchachos que años después sus ideas ocuparían la presidencia de Argentina? Sinceramente ninguno apostábamos por ello. En las últimas décadas se ha pervertido la ideología liberal y también la propia palabra y sucedáneos como el famoso e inexistente neoliberalismo. Además, se ha puesto la etiqueta de liberal a infinidad de gobiernos, políticas y medidas que eran de todo menos liberales.
Tras años de estudio, lectura, investigaciones y muchos debates en los cuales pensaba que los postulados e ideas que creía y defendía jamás serían aplicadas en la vida real, puedo afirmar que soy completamente consciente de lo que está ocurriendo, y lo que está ocurriendo es que el liberalismo real ha derrumbado el muro, no de Berlín, que también, sino el muro de la más absoluta utopía.
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