editorialLa Voz de Córdoba

No es solo un modelo

Actualizada 09:45

El inicio del Festival de los Patios apenas deja tiempo para recuperarse de todo lo que la fiesta de las cruces ha dejado tras de sí. Estamos ya pendientes de la celebración de una cita, la de los patios, que también conocerá su debate - breve, porque enseguida llega la feria- sobre el modelo actual de la cruz de mayo y su posible crisis o no. Córdoba es muy dada a la discusión de los diferentes modelos aplicados a sus fiestas tradicionales, la participación ciudadana, el urbanismo o la propia ciudad. El ‘modelo de ciudad’ ha sido un recurso constante durante décadas como argumento electoral o como vía de escape usada para las responsabilidades políticas no cumplidas, de las que las hemerotecas dan buena cuenta.
Una visión genérica esta que se suele subdividir en otros apartados que buscan su propio modelo ideal. Un debate interminable que además nunca ha llegado a buen puerto: estamos como estamos más por inercia y abulia ciudadana que debido a un modelo adoptado, revisado y consensuado de la ciudad y su compromiso con una determinada forma de desarrollo que integre idiosincrasia y objetivos comunes. La falta de liderazgo político y social durante años también ha contribuido a ello.
La fiesta de las cruces ha dejado imágenes de suciedad, abuso de alcohol, masificación e incivismo. Bien es cierto que no se puede señalar a todas las que se han instalado en la capital, pero el hecho de que la mayoría de los inconvenientes y abusos ocurran en aquellas ubicadas en el casco histórico, en rincones señeros de la capital, amplifica aún más el problema en el que se ha convertido la celebración de esta fiesta.
Enseguida ha salido al debate público el consabido modelo. Y como suele ser habitual, se mira a otras capitales en busca de uno mejor. En este caso a Granada, como Málaga o Sevilla lo han sido en otras circunstancias. Parece como si los cordobeses no fueran capaces de abordar como adultos responsables su propios problemas, y además tuvieran que adoptar referencias externas que de alguna forma le garanticen el aprobado en un supuesto examen.
El incivismo, el abuso de alcohol, las masificaciones, la falta de respeto a la autoridad, o los vecinos atrapados en sus propios domicilios, no son solo el resultado de un modelo concreto de fiesta, sino el síntoma de cómo vive hoy en día toda una sociedad. Y a esa manera de vivir todos contribuímos de una manera u otra. Ocurre en Córdoba, en Granada y en Sevilla.
Se puede revisar el modelo de una celebración determinada, y se estudiará con cierto tacticismo el emplear medidas ‘impopulares’ que suelen consistir en aplicar prohibiciones y multas. Y seguramente no se solucionará nada porque la deriva afecta a algo más que a una fiesta tradicional. Pero mientras se siga debatiendo sobre el modelo, parecerá que se hace algo por mejorar el deterioro.
Y el próximo año , con toda probabilidad, estaremos de nuevo escribiendo sobre incivismo, masificación y abuso del alcohol. Y señalando al modelo, claro.
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