Pulso legalÁlvaro Caparrós Carretero

#PAPAGORDA24: Cuando la resaca incluye citaciones judiciales

Actualizada 05:00

Ah, la Feria de Córdoba, un año más regalándonos alegría, baile y, cómo no, algún que otro exceso etílico. Pero, otra vez, hay un ingrediente que nos llegará desde la Feria de Sevilla: el fenómeno #papagorda24 que previsiblemente inundará nuestras redes sociales un año más. Unos dirán que es la última moda en redes sociales, otros, una invasión a la privacidad. Y como nos gusta el buen humor, pero también las cosas bien hechas, vamos a desentrañar este embrollo legal con un toque de ironía y accesibilidad, porque, al fin y al cabo, todos queremos saber hasta dónde podemos estirar la cuerda de la diversión antes de toparnos con la pared de la legalidad.

Para los no iniciados, #papagorda24 se refiere a una serie de vídeos virales donde se graba a personas en estados de embriaguez avanzados, capturando momentos tan graciosos como vergonzosos. Estos vídeos, que parecen inofensivos a simple vista, nos plantean serias cuestiones sobre los derechos de privacidad y la legalidad de grabar a alguien sin su consentimiento.

Empecemos con lo básico: la ley. Según la normativa española, grabar en lugares públicos es generalmente legal. La vía pública es un espacio donde la expectativa de privacidad es limitada. Sin embargo, esta no es una carta blanca para convertirnos en reporteros sensacionalistas de la noche cordobesa. Existen matices importantes que debemos considerar. Primero, la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) establece que cualquier grabación de una persona debe contar con su consentimiento si se va a difundir públicamente. Es decir, grabar a tu amigo haciendo el «baile del pollo» después de unas copas puede ser una anécdota divertida para el grupo de WhatsApp, pero publicarlo en redes sociales sin su permiso nos puede meter en un lío legal considerable.

Publicar vídeos de personas borrachas sin su consentimiento puede acarrear consecuencias legales graves. Se podría incurrir en una violación del derecho al honor, la intimidad personal y la propia imagen. Estos derechos están protegidos por la Constitución Española y la Ley Orgánica 1/1982. Las sanciones pueden incluir desde la eliminación del contenido y la indemnización por daños y perjuicios hasta multas cuantiosas. Además, si la grabación expone a la persona de manera humillante o degradante, podría considerarse un delito de injurias o calumnias, con penas que van desde multas hasta prisión en casos extremos. Imaginemos que, en medio de la euforia festiva, subimos un vídeo que luego se convierte en la comidilla del barrio. El afectado podría emprender acciones legales, y lo que empezó como una broma podría acabar en el juzgado.

Existen circunstancias en las que grabar sin consentimiento puede ser legal. Por ejemplo, si la grabación se realiza con fines informativos y hay un interés público relevante, como en el caso de una noticia. No obstante, incluso en estos casos, debe prevalecer el respeto a la dignidad de las personas grabadas. Otra excepción es la grabación en eventos públicos donde las personas saben que pueden ser filmadas, como conciertos o manifestaciones. Pero, una vez más, la clave es el uso del material. Si la grabación se utiliza de manera que perjudique la imagen de alguien, el consentimiento sigue siendo necesario.

Es fácil dejarse llevar por la tentación de convertirse en la próxima sensación de TikTok o Instagram. Pero, ¿realmente vale la pena el riesgo? La feria es un lugar para disfrutar y crear recuerdos, no para destrozar la reputación de alguien por unos cuantos «likes». Pensemos en las consecuencias antes de sacar el móvil y grabar al primer incauto que encontramos explorando la dimensión oculta del albero en medio del recinto ferial. En vez de eso, ¿por qué no centrarnos en capturar la esencia de la feria de manera respetuosa y divertida? Fotos de amigos, vídeos de actuaciones flamencas y momentos inolvidables que todos querrán recordar. La diversión y el respeto no son mutuamente excluyentes; pueden, y deben, coexistir.

La Feria de Córdoba es un evento para disfrutar con alegría y responsabilidad. El fenómeno #papagorda24 nos recuerda que la línea entre la diversión y la invasión de la privacidad es delgada y fácil de cruzar. Capturemos momentos que valgan la pena recordar por las razones correctas y respetemos la dignidad de nuestros conciudadanos. Así, todos podremos disfrutar de una feria inolvidable sin que el lunes siguiente tengamos que enfrentarnos a un juez. ¡Feliz Feria de Córdoba a todos! Que este año, los únicos que se tambaleen sean los farolillos, o, al menos, no acabéis siendo la próxima estrella de #PAPAGORDA24!

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