Lo que pasó en la gala de los 'Premios Carmen' en Córdoba

Manifestantes pro-palestinos a las puertas del Gran Teatro de Córdoba
Nada más llegar a las cercanías del Gran Teatro, el sábado por la noche, antes del inicio de la Gala de los Premios Carmen otorgados por -ojo- la Academia del Cine Andaluz, dos secretas de la pasma me guindaron. Documentación, caballero.
Pero, antes de continuar, retrocedamos un algo.
Una hora antes de aquello, rebañando las esquinas de las calles que me llevaban desde el barrio de Santa Rosa al Gran Teatro, apresurado como un carterista en busca de víctimas, llegué a una cafetería donde había quedado con Lucía. Justo enfrente de los restos de escombros de lo que fue el edificio de Muebles Martínez. La cosa es que buscaba información de primera mano sobre las películas, los directores, los guionistas, los actores -y actrices- nominados -y nominadas- a tan innecesarios premios del cine andaluz. Y nadie mejor que Lucía, mujer apasionada en estas lides, para ilustrarme. Tío, ¿No has visto Segundo Premio, la que va sobre Los Planetas, tú que eres planetario? Nop ¿Y la que va sobre Gila? Tampoco ¿Y Rita? La cantaora. Después, me puso al día sobre un tal Cristalino, al parecer actor galardonado como actor revelación de la primera de las películas, y que fue la ganadora de la noche de entrega de premios. Pero entonces, ¿su director, Iñaki Lacuesta es andaluz no? Pregunté, ingenuo. No, hombre no, es de Gerona. Contestó Lucía. Ah. No me estaba enterando de nada.
Bueno reina, -me despedí- pago yo las cervezas que se me hace tarde y no llego al desfile de los artistas e invitados en la entrada del Gran Teatro.
Vale, adeu. Perdón, adiós.
Yo quiero tener un millón de amigos
Llegué por fin a las estribaciones del Corte Inglés. Los bares, cafeterías, colmados y restaurantes de comida japo de Gran Capitán estaban petados. La gente parecía razonablemente feliz. A nadie parecía importarle demasiado la Gala de los premios Carmen que se desarrollaría poco después a un par de manzanas de distancia.
Al parecer el photocall de la verbena para la farándula integradora de sexo no binario estaba instalada en el Hotel Center, así que opté por dar un rodeo y evitar así más disgustos, y encarar la avenida principal que desemboca en el Bulevar con paso decidido.
Mientras, me acercaba al espectáculo pagado con esa pasta del contribuyente que obra milagros. Ignoro si hay Academias de Cine en otras regiones -ni ganas tengo de saberlo- pero fijo que sí. De aquí al hermanamiento con las Academias de Cine de Murcia, de Cantabria o -estirándose- La Rioja, quedan dos telediarios. Cine como hecho diferencial, anadaluz, ta-ca-ta-ca-tá. Anda que no.
El esperpento, el disparate, estuvo allí aquella noche fría y nebulosa de principios de febrero.
Hay que tener en cuenta que nuestros divos del espectáculo llegan a estos saraos realmente agotados. Como bien afirmaba en su columna del pasado jueves mi vecino bien hallado en este periódico, Alfredo Martín-Górriz, entre la entrega de hace dos semanas de los Premios Feroz y los inminentes Premios Goya, había que hacer hueco: ¿metemos unos Carmen entre los dos? No tenemos nada mejor qué hacer. Pues venga. Que no decaiga la fiesta. Exhaustos debe llegar esta gente: búscate un modisto caro y cool para la pasarela, arréglate las mechas así como raras para ambos géneros, deja los niños con la canguro con tres masters en el adosado, el ave preferente, el lifting, el cuarto y mitad de botox, los canapés perpetrados a base de salmorejo deconstruido por un jefe de cocina de cejas depiladas y así hasta las tantas, casi sin dormir. No hay derecho, oiga.
Hola, ¿estás sola?
Para tal acontecimiento, la Academia de Cine de Andalucía había reforzado su protocolo (sic) frente a agresiones sexuales y acoso por razón de sexo, de orientación sexual, identidad de género o expresión de género durante la gala -lo dice Europa Press, eh, que no me lo invento- lo que no deja de sorprender, ya que dudo mucho que la denominada fachosfera maltratadora acudiera a tal chiringuito. Ah ¿pero entre ellos también se meten mano? Lo que hay que ver.
Ya en la entrada del Gran Teatro iba recapitulando posibles preguntas para el periódico a los divos -y divas- que se acercaban a las inmediaciones.

Público curiosos frente al GranTeatro
¿Saldrá alguna teta en su película? ¿Acudirá presto Errejón dadas las dictatoriales condiciones del protocolo anti-acoso? ¿Y la chiquilla demandante? ¿Para cuándo otra peli sobre la Guerra Civil, señor director? ¿Vendrá Carlos Vermut? ¿Por curiosidad, ese protocolo anti-acoso cómo demonios se come? ¿Quién ha sido el modisto que le ha confeccionado esa americana tono pastel con estupendas hombreras, caballero?
Pero solo me atendió un circunspecto cineasta y solo pude realizar una pregunta.
¡Señor Director! ¡Aquí! ¡Aquuuuí! ¡Una pregunta para el periódico La Voz de Córdoba! Le interpelé con la alcachofa en la boca, sobre la alfombra roja desenrollada a la entrada del Gran Teatro de Córdoba. Se dirigió a mí. Pregunte. Me dijo. Y eso hice.
-Gracias Señor Director de cine andaluz. Entonces, finalmente ¿Cuántas tetas ha dicho que saldrán en su próxima película?