Vehículo del atropello

Vehículo del atropelloGuardia Civil

Suceso Madrid-Asturias: un atropello, una huida al Principado y un robo a la Guardia Civil

El conductor está investigado por lesiones imprudentes y omisión de socorro bajo los efectos del alcohol

Un suceso de lo más peculiar alarmó a la Guardia Civil de Asturias, pero ¿cómo es posible que un acontecimiento en Madrid afecté a otra Comunidad Autónoma? Un conductor de Fuenlabrada en estado ebrio atropelló a un ciclista que circulaba por su propio carril bici, en concreto, en el paso de peatones donde la víctima tenía prioridad. El 'agresor' quería incorporarse a la A-1 para ir a ver a una chica a Asturias, pero previamente pasó por la rotonda de Niceto Alcalá Zamora, lugar del encontronazo entre los dos hombres que está señalizado tanto el cruce como la presencia de ciclistas.
Tras el atropello, el conductor se dio a la fuga lo más lejos posible, siguió con su objetivo de llegar hasta Asturias. El vehículo quedó ligeramente dañado por el impacto con el ciclista, el lado derecho del parabrisas estaba destrozado, el capo ligeramente hundido y el parachoques rozado. Por su parte, la víctima, un hombre de 42 años quedó gravemente herido en el lugar de los hechos.

Positivo en alcoholemia

El conductor, pese al estado del vehículo, continuó su viaje circulando por la A-1 hasta Burgos, luego retomó hasta llegar a Cantabria y desde allí se dirigió al Principado. El día del suceso coincidió que se celebraba el evento del año en la provincia asturiana, el descenso del río Sella. Como todos los años, esta cita reúne a miles de personas y, por lo tanto, requiere más presencia de la Guardia Civil.
En la rotonda de Llovio, en Ribadesella, el teniente jefe de la Guardia Civil junto con dos compañeros del cuerpo dio el alto al conductor por el estado del vehículo. Le hicieron un test de alcoholemia y el resultado no sorprendió en absoluto a los agentes. Dio positivo en las dos pruebas que le hicieron, y no solo eso, duplicaba la tasa permitida por ley: 0,48 y 0,51 mg/l. A esta cifra hay que destacar que llevaba varias horas conduciendo, por lo que la tasa en el momento del atropello debía ser mucho mayor.
Tras cometer un delito contra la seguridad, la Benemérita le hizo una serie de preguntas acerca del estado de su vehículo y a dónde se dirigía. Las respuestas no tenían ninguna «coherencia», llegó a decir que iba a ver a su novia, pero no se acordaba del pueblo donde vivía y no había una dirección en el GPS marcada. En cuanto al estado del coche, el conductor alegó que se había chocado con un ave. La Guardia Civil analizó el vehículo en el momento y al ver el daño en el cristal, el capó hundido y el parachoques dañado, dedujeron que se trataba de un atropello, pero no lo pudieron demostrar al encontrarse la víctima en Madrid.
Bicicleta de la víctima atropellada

Bicicleta de la víctima atropelladaPolicía Municipal

La guinda del suceso, robar el coche a la Guardia Civil

El vehículo fue trasladado a un apeadero de Cercanías de Llovió, pero para sorpresa de la Guardia Civil, el hombre llamó al seguro que le mandó una grúa para trasladar el coche a un taller y enviarle un taxi de vuelta a Madrid. Momentos más tarde a esta fuga, los agentes encontraron el vehículo.
La operación para dar con la prueba que culpase al conductor fue de lo más laboriosa. En primer lugar, se hizo un rastreo de los lugares más cercanos hasta los más alejados; posteriormente, se utilizaron las emisoras cercanas a Asturias para comprobar si había sucedido algún atropello, pero ninguna de estas bases tenía registro de este suceso.
Ante este panorama lleno de incógnitas, los agentes vieron que el titular del vehículo estaba empadronado en Fuenlabrada, se notificó a la sede central de la Benemérita y se comprobó que en Madrid había un caso de atropello. El hombre está investigado por lesiones imprudentes y omisión de socorro.
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