Hemingway escribiendo en un campamento en Kenia, hacia 1953

Hemingway escribiendo una de sus obras

Cien años de Hemingway en Madrid: los cinco lugares que inspiraron al premio Nobel de Literatura

La ciudad ha cambiado bastante desde la primera visita del escritor en 1923, pero todavía se pueden visitar algunos de los lugares que frecuentaba

Se cumplen cien años de la llegada de un escritor y periodista de renombre, ganador del Premio Nobel de Literatura, el gran Ernest Hemingway. El estadounidense llegó a Madrid en la primavera de 1923 siguiendo el consejo de su amiga y maestra de escritores norteamericanos residentes en París, Gertrude Stein, que le animó a conocer la ciudad para asistir a una corrida de toros. A partir de ese viaje, el autor estadounidense inició un romance personal y literario con la capital que duraría más de tres décadas de viajes intermitentes.
En su primera visita, conoció el Madrid de los años veinte bajo la dictadura de Primo de Rivera y quedó fascinado por su vida cultural e intelectual, que él mismo llegó a comparar con la parisina. La ciudad ha cambiado bastante desde la primera visita del escritor, pero todavía se pueden visitar algunos de los lugares que fueron fuente de inspiración.

Hotel Madrid Gran Vía

El hotel Madrid Gran Vía donde el estadounidense escribía sus crónicas

El hotel Madrid Gran Vía donde el estadounidense escribía sus crónicasAyuntamiento de Madrid

Ubicado en pleno centro de Madrid, se encuentra el hotel donde el escritor estadounidense y otros corresponsales de guerra pasaban horas en su cafetería escribiendo sus crónicas. Estamos hablando del icónico hotel Gran Vía, ahora llamado hotel Tryp Gran Vía. Una placa en la fachada deja constancia del paso de Hemingway por este icónico lugar.
En 1936, el periodista americano se alojaba en el cercano hotel Florida y cada día se acercaba a la cafetería del hotel Gran Vía para escribir sus crónicas bélicas sobre la guerra, esta zona del centro de la capital sufría constantes bombardeos lo que dotaba de vida sus piezas, pero era un constante riesgo. Hemingway habla del este hotel en Night Before Battle y en La quinta columna.

Restaurante Botín

Entrada del Restaurante Botín en Madrid

Entrada del Restaurante Botín en MadridRestaurante Botín

El restaurante Botín está considerado el restaurante más antiguo del mundo, se encuentra próximo a la Plaza Mayor, en plena calle Cuchilleros. Abrió sus puertas en 1725 y acogió a Ernest Hemingway que solía comer cochinillo asado. Su cercana relación con el propietario, don Emilio González, permitió que el premio Nobel aprendiese a preparar una paella, aunque cuentan las paredes del local que no tuvo mucho éxito.
Ernest Hemingway, en su obra Fiesta, hace referencia al restaurante. «Comimos cochinillo y bebimos Rioja Alta. Brett no comió gran cosa. Yo me di un atracón y me bebí tres botellas», relataba el escritor estadounidense sobre las aventuras de su alter ego, Jake, en el Restaurante Botín, «uno de los mejores restaurantes del mundo».

Plaza de toros de Las Ventas

El escritor estadounidense, Ernest Hemingway en Las Ventas

El escritor estadounidense Ernest Hemingway, en Las Ventas

Ernest Hemingway descubrió los toros mientras trabajaba como corresponsal para el Toronto Star, en la década de los años veinte. Apasionado de este arte, idolatraba a Antonio Ordóñez, al que siguió hasta 1959. De nuevo, en su novela Fiesta, describía los toros como una «una tragedia inevitable y masculina, donde los hombres se muestran muy hombres y la muerte encandila a los espectadores con su brillo de traje de luces».
La obra estrella del escritor americano sobre la tauromaquia es Muerte en la tarde. Una 'oda' sobre las ceremonias y las tradiciones del toreo en nuestro país. «Si realmente quieres aprender sobre las corridas de toros, o si alguna vez te interesa mucho, tarde o temprano tendrás que ir a Madrid», se puede leer en este clásico de la literatura taurina.

Real Jardín Botánico

Jardín Botánico de Madrid

Jardín Botánico de MadridAyuntamiento de Madrid

Este Jardín Artístico cuenta con colecciones de lo más variadas, entre las que destacan: más de 10.000 dibujos, una biblioteca y la muestra de 5.000 especies de plantas vivas. Este idílico lugar, único en el mundo, llamó la atención de Hemingway, quien acudía con bastante frecuencia, al igual que al Parque del Retiro.
A lo largo del Jardín Botánico se «combinan contenidos generales, curiosidades, historia, singularidad de los ejemplares, usos de las plantas e importancia de las mismas en nuestra vida». En la obra Por quién dobla las campanas se hace una clara referencia de este icónico lugar enfocado al «reflejo del olor de la muerte que se avecina», en referencia al desenlace de la guerra.

Villa-Rosa

El tablao flamenco Villa Rosa

El tablao flamenco Villa RosaEuropa Press

Este tablao flamenco es uno de los lugares más emblemáticos de Madrid de los años 20. Los amantes de este arte pasaban noches en la parte de abajo deleitándose con el cante y la guitarra. Mientras tanto, la zona de arriba era lugar de reunión de muchos aficionados como Ava Gadner, Dominguín, Primo de Rivera o Ernest Hemingway. Incluso se habla que el Rey Alfonso XIII acudía a Villa-Rosa por los pasadizos que comunicaban el Palacio Real con el local.
Este lugar además de ser fuente de inspiración para Hemingway, también fue uno de los puntos que le hicieron enamorarse de la capital. Todas las escenas del interior pintadas sobre azulejos son de temática flamenca y taurina y fueron realizadas por los mejores ceramistas de la época. Su fachada no tiene nada que envidiar y es obra del maestro Alfonso Romero Mesa. Esta obra de arte encandiló al escritor estadounidense a primera vista.

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