La Casa de las Siete Chimeneas en la actualidad. Sede del Ministerio de Cultura

La Casa de las Siete Chimeneas en la actualidad. Sede del Ministerio de CulturaLuis Garcia

La Casa de las Siete Chimeneas: un edificio único en el epicentro del Madrid más tenebroso

Este edificio del siglo XVI en el centro histórico de la villa fue el escenario de terribles sucesos. Entre ellos destaca el fantasma de una mujer asesinada sigue rondando por su tejado

En el corazón de Madrid, en la plaza del Rey, haciendo esquina con la calle de las Infantas se encuentra un edificio que fue levantado en 1570 según la traza del arquitecto Antonio de Sillero El Mozo. Fue mandada construir por un hidalgo criado de Felipe II para la dote de su bella hija, que por intercesión del monarca se iba a casar con un miembro de la familia Zapata, capitán de la guardia del Rey. Esta casa con siete chimeneas que representan los siete pecados capitales arrastra una cadena de tenebrosas leyendas que comienzan con la muerte de esta joven.
La casa de las siete chimeneas ha sido declarada Bien de Interés Cultural por ser el único ejemplo de arquitectura civil renacentista de la capital. Sin embargo, su utilización para diferentes fines ha hecho que haya sufrido numerosas intervenciones, sobre todo en su interior. En cambio, el exterior fue restaurado en el siglo XX para reproducir su aspecto original. También el paisaje a su alrededor se ha transformado y las huertas han pasado a ser calles empedradas y posteriormente asfaltadas. Desde los años 80 es la sede del Ministerio de Cultura.

El luto de Elena

La esposa de Zapata, que algunas fuentes aseguran que se llamaba Elena, habitó la casa desde que estuvo terminada. Se encontraba en ella cuando recibió el mensaje de que su marido había caído contra los hugonotes (tropas francesas calvinistas) en la batalla de San Quintín. La tradición popular cuenta que Elena cayó en una profunda depresión y mandó cerrar la casa en señal de luto.
En el proceso fueron cerradas ventanas y celosías y se dispusieron colgaduras negras. Una noche la joven apareció muerta en su cama. Los sirvientes salieron del dormitorio para dar la voz de alarma y a su regreso el cuerpo había desaparecido. Algunos creyeron que se había asfixiado con los humos del brasero, pero al no encontrar explicación a la desaparición del cuerpo corrieron multitud de rumores.
Uno de los más extendido se basaba en que Felipe II había tenido una aventura con Elena y fue acusado de su asesinato. Se añadió que buscaba eliminar todo rastro de la joven porque llevaba a su hijo bastardo en sus entrañas, aunque el monarca no fue objeto de la investigación. El otro acusado fue el padre, quien sí fue interrogado y después se quitó la vida en el interior de la casa. Los hechos nunca fueron esclarecidos, pero, aunque la policía no detectó ninguna irregularidad durante la toma de declaraciones, las malas lenguas de la villa dijeron que había emparedado el cuerpo de su hija.
Un año después de la muerte de Elena la gente aseguraba que había visto el fantasma de una joven vestida con un camisón blanco recorrer las estancias de la casa y subirse al tejado. El relato de un hortelano añadía que la figura femenina señalaba a Oriente, donde se encontraba el edificio del Alcázar, acrecentando los rumores sobre la culpabilidad de Felipe II. Durante su reinado al monarca se le atribuyeron muchas supuestas amantes.

Matrimonio de conveniencia

Tras aquel trágico suceso Juan de Ledesma, un rico anciano compró la casa de las siete Chimeneas para vivir aquí junto a su joven esposa, treinta años más joven. Además, el anciano era amigo de Antonio Pérez, secretario de Felipe II, que en ese momento había perdido su reputación y como su amigo se vio salpicado. Ella se debía sentir muy desgraciada por el matrimonio de conveniencia que se le había organizado y al poco tiempo se quitó la vida ingiriendo un veneno.
Ledesma decidió emparedar el cuerpo de su mujer por miedo a que la noticia de su suicidio hundiese del todo su popularidad. A finales del siglo XIX se efectuaron reformas en el interior de la casa para convertirla en la sede del Banco de Castilla y entre dos muros aparecieron los restos de una mujer junto a una bolsa de monedas de la época de Felipe II.
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