
Baños en el Manzanares, junto al Puente de los franceses, en una calurosa tarde del verano de 1946
Comunidad de Madrid
El puente de los Franceses: testigo de la historia madrileña
El puente es de estilo renacentista, de una estructura de granito y ladrillo rojo
El puente de los Franceses ha sido testigo de diversos acontecimientos a lo largo de la historia de Madrid. Este se encuentra en las proximidades de la estación de Príncipe Pío, antigua Estación del Norte. Lo cruzaban los grandes trenes de larga distancia que bien partían hacia el norte o que llegaban a la capital. Actualmente sólo lo atraviesan trenes de Cercanías.
El puente es de estilo renacentista, de una estructura de granito y ladrillo rojo. Consta de tres arcos bañados en el cauce del Manzanares y unas estatuas que adornan sus barandillas dándole un toque artístico. Su diseño ha llegado a ser referente para posteriores construcciones de viaductos.
El origen de su nombre popular sigue siendo un misterio a día de hoy. Los datos históricos más fiables indican que se debe a su autoría, pues fue construido por ingenieros franceses en el siglo XIX. La obra se realizó por la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, cuyo objetivo fue permitir que el Ferrocarril del norte cruzase sobre el Manzanares.
No obstante, hay leyendas y teorías alternativas, que sugieren que su construcción tuvo lugar en la Guerra de la Independencia (1808-1814). Se dice que en 1812, durante la Batalla de Madrid, cuando las tropas francesas bajo el mando de José Bonaparte, intentaron defender la ciudad de los aliados anglo-portuguesas, liderados por el Duque de Wellington, el puente tuvo un papel decisivo. El viaducto, que entonces era una simple estructura de madera, se empleó como punto de cruce sobre el Río Manzanares.

El río Manzanares a su paso por el puente de los Franceses, a 21 de marzo de 2025
Las fuerzas francesas, al darse cuenta del potencial estratégico del puente, lo fortificaron para evitar que las tropas de Wellington entrasen en la capital. La lucha por el dominio del puente tuvo pésimos resultados, con muchas bajas en ambos lados. Finalmente, el puente fue tomado por el victorioso ejército anglo-portugués. Es por ello que algunas leyendas explican que el puente adquirió su nombre, «puente de los Franceses», debido al significativo número de soldados franceses que perdieron la vida defendiéndolo. No obstante, no se trata más que de una leyenda, pues todos los datos históricos apuntan a que fue construido posteriormente como se ha explicado.
El puente en la Guerra Civil
A pesar de las distintas hipótesis, no cabe ninguna duda de la importancia que tuvo el puente durante la Guerra Civil española.
Sirvió como línea fronteriza durante esos años de conflicto, pues era una estructura vital para cruzar el Manzanares y acceder a la Ciudad Universitaria, puerta de entrada al centro de Madrid. Además de punto estratégico para el traslado de armas y suministros por parte de los republicanos.
Fue una de las zonas que al bando nacional le resultó más difícil atravesar. Sufrió distintas reconstrucciones por los bombardeos y disparos que recibió, aunque estos últimos a día de hoy siguen siendo visibles.
Como legado de la defensa del puente por parte del bando republicano, Las Brigadas Internacionales que estaban asentadas en la zona compusieron la popular Coplas de la defensa de Madrid, cogiendo prestados los versos del famoso poema de Lorca, Los cuatro muleros, este narra la resistencia que se vivió en el puente:
Puente de los Franceses, mamita mía, nadie te pasa, porque los milicianos qué bien te guardan. Por la Casa de Campo, mamita mía, y el Manzanares, quieren pasar los moros, mamita mía, no pasa nadie. Madrid ¡qué bien resistes!, mamita mía, los bombardeos. De las bombas se ríen, mamita mía, los madrileños.
No obstante, las columnas del general Varela finalmente lograron cruzar el Manzanares y tomar los edificios al sur de la carretera de La Coruña.
Este puente no solo fue víctima de conflictos bélicos, por muy sorprendente que pueda parecer, también fue un lugar tradicional de baño para los madrileños. El entorno natural que le rodeaba lo hacían un lugar agradable para pasar las calurosas tardes de verano. El agua del Manzanares en aquel entonces (años 20-30) era más limpia pues todavía no llegaban los residuos de las cloacas de Leganitos.
No obstante, el río llevaba perdiendo caudal desde la Edad Media por las continuas talas, incendios, extracciones de agua para el riego. La situación empeoró a mitad del siglo XX con la urbanización, canalización del rio y la construcción de El Pardo, lo que redujo todavía más su caudal.
También a partir de los años 50 las aguas comenzaron a contaminarse debido a los vertidos industriales y la deficiente red de saneamientos de la ciudad, lo que acabó con los baños en el río. El Manzanares paso a ser un canal artificial ignorado, hasta las acciones de renaturalización más recientes.
No hay duda de que El puente de los Franceses es un gran testigo de la historia madrileña y todo un símbolo de la ciudad, tanto por su valor arquitectónico como por su papel en la historia militar y social de la ciudad.