
El Papa León XIV en el Valle de los Caídos
El Papa León XIV visitó el Valle de los Caídos en el 2003 por un encuentro juvenil agustino
Desde Universitarios Católicos señalan que el Santo Padre «puede lograr que el conjunto monumental siga como lugar de oración y con la cruz más grande del mundo», con motivo del ataque del Gobierno central
El Papa León XIV ha estado en varias ocasiones en Madrid. Como Prior General de la orden de San Agustín visitó el colegio de la calle Padre Damián. Tras su nombramiento, numerosas fotografías han salido a la luz y han dado la vuelta al mundo. Una de ellas es la visita del Pontífice al Valle de los Caídos.
La instantánea fue tomada en el 2003, cuando León XIV era Prior General de los agustinos y visitó el conjunto monumental en el encuentro internacional de jóvenes agustinianos.
Desde Universitarios Católicos señalan que el Santo Padre «puede lograr que el Valle de los Caídos siga como lugar de oración, con la cruz más grande del mundo, y manteniendo todo el recinto en sus actuales circunstancias, ante las amenazas que el Valle y los monjes que allí viven sufre del Gobierno de España».
El Vaticano reconoció al Valle de los Caídos hace años como «una obra única y monumental» que «ha hecho construir Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España» y que «llena de no pequeña admiración a los visitantes».
Fue el Papa Juan XXII quien, en su carta apostólica Salutiferae Crucis, con la que «se elevaba al honor y dignidad de basílica menor la iglesia de la Santa Cruz del Valle de los Caídos», se expresaba en estos términos encomiásticos.
«Yérguese airoso en una de las cumbres de la sierra de Guadarrama, no lejos de la Villa de Madrid, el signo de la Cruz Redentora, como hito hacia el cielo, meta preclarísima del caminar de la vida terrena, y a la vez extiende sus brazos piadosos a modo de alas protectoras, bajo las cuales los muertos gozan el eterno descanso», señalaba.
Asimismo, comentaba que este «monte sobre el que se eleva el signo de la Redención humana ha sido excavado en inmensa cripta, de modo que en sus entrañas se abre amplísimo templo, donde se ofrecen sacrificios expiatorios y continuos sufragios por los Caídos en la guerra civil de España, y allí, acabados los padecimientos, terminados los trabajos y aplacadas las luchas, duermen juntos el sueño de la paz, a la vez que se ruega sin cesar por toda la nación española».
En la misma carta, el Papa recordaba la presencia de «una abadía de monjes benedictinos de la congregación de Solesmes, quienes diariamente celebran los Santos Misterios y aplacan al Señor con sus preces litúrgicas».
San Juan XXIII detallaba a continuación numerosos aspectos del templo subterráneo, como las «altísimas verjas forjadas con suma elegancia» que dan acceso al recinto sagrado, decorado a su vez «con preciosos tapices historiados».
A juicio del Papa que convocó el Concilio Vaticano II, el templo excavado en el risco de la Nava es, «por el culto que en él se desarrolla y por sus obras de arte, insigne entre los mejores, y lo que es más de apreciar, noble sobre todo por la piedad que inspira»