El pueblo con el único hotel redondo de España, que antes fue la Real Fábrica de Paños
En 1750, el Rey Fernando VI construyó la Real Fábrica de Paños de Brihuega, en lo que a día de hoy es un hotel de cinco estrellas
No sólo los campos de lavanda y la plaza de toros, hecha en piedra, sino también la antigua Real Fábrica de Paños, que hoy se ha recuperado como hotel de lujo, merece una escapada a la famosa localidad castellana situada a menos de una hora de Madrid.
El hoy hotel con pasado industrial y planta circular —único de España— fue un regalo de los Borbones a la villa de Brihuega por su apoyo en la guerra de Sucesión. La monarquía borbónica tenía en el siglo XVIII mucho interés en impulsar la industria y el comercio en España y encontró en esta localidad, con abundante agua, el enclave ideal para montar una fábrica de telas. Por algo en Brihuega existen unas doce fuentes, y una de ellas, con doce caños. Es también una villa, cuyo casco histórico fue declarado conjunto histórico artístico en 1973, que conserva tres iglesias del siglo XIII.
El pueblo tuvo desde 1750 una Real Fábrica, dispuesta con una casa y taller de planta circular, —para que entrase bien la luz cenital—, que disponía de 66 telares. Fue una fábrica, orillas del Tajuña, que se puso en marcha a modo de sucursal de la cercana Real Fábrica de Guadalajara.
El conjunto es una excepcional joya de la arquitectura industrial del siglo XVIII, cuya primera fase de la obra se llevó a cabo en 1751. Destacan también, alrededor de la planta circular, sus cuidados jardines de aires versallescos abiertos al público y con un mirador de vértigo.
Fernando de Borbón y Saboya fue su impulsor entonce. Hoy, un empresario menor de 60 años, castellano de nacimiento y trotamundos por vocación, Roberto García, ha rehabilitado este singular conjunto arquitectónico con mucho mimo, con muy buen gusto y con un presupuesto de 20 millones de euros para convertirlo en un sueño: un hotel termal de cinco estrellas con identidad propia, y sin perder ni un ápice de su peso histórico.
Este es el quinto hotel que inaugura la cadena de hoteles que él dirige, Castilla Termal. Una empresa donde el respeto a los edificios históricos combina a la perfección con el moderno confort hotelero, el bienestar generado por el agua termal y la gastronomía de kilómetro cero. El hotel redondo de Brihuega es un perfecto embajador de esa filosofía empresarial. Sus bonitas habitaciones y las cuidadas instalaciones de la zona de balneario, con cosmética propia, son un magnífico escaparate.