El monasterio del siglo XV que se dinamitó para construir una central eléctrica

Sí, ha leído bien: las ruinas del monasterio de Nuestra Señora de los Lirios de Alveinte (Monasterio de la Sierra, Burgos) fueron voladas a principios del siglo XX con el fin de utilizar sus piedras en la construcción de una estación eléctrica cercana. Así se ha tratado –o maltratado– muchas veces el patrimonio en nuestro país. No es, ni mucho menos, el único caso: entre los siglos XIX y XX se desmantelaron conventos y castillos para reaprovechar sus piedras para viviendas o incluso para levantar plazas de toros. Pero eso es historia para otro capítulo de La España abandonada.

El monasterio que nos incumbe ahora había sobrevivido a duras penas a la Guerra de la Independencia –cuando el convento fue incendiado y saqueado por el cordial Napoleón– y a la Desamortización de Mendizábal –al que se dedican calles en numerosas ciudades, como en Madrid–, pero la falta de sentido común y de sensibilidad terminaron por arruinarlo. Hoy quedan apenas algunos restos de la Iglesia gótica, especialmente su cabecera.

Refugio del cura Merino

Según la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra, se trata de un convento franciscano fundado por fray Lope de Salinas en 1440 sobre los restos de un monasterio anterior y patrocinado por don Pedro Fernández de Velasco, conde de Haro. Se encuentra en un recóndito valle de la sierra de la Demanda. Durante la Guerra de la Independencia sirvió de refugio a la Junta Provincial de Defensa de Burgos y al cura Merino. Fue saqueado e incendiado por las tropas francesas en 1810. Los frailes fueron obligados a abandonarlo en 1835, y comenzó su rápido declive.

Todavía no le había llegado su estocada final: A principios del siglo XX, los muros que se mantenían a duras penas fueron barrenados para utilizar su piedra en la construcción de una central eléctrica cercana.