
Unas vacaciones felices empiezan con una buena planificación.
Los 7 errores más comunes que puedes cometer al viajar este verano (y cómo evitarlos)
Unas buenas vacaciones de verano empiezan con un poco de planificación y mucha flexibilidad. Evitar estos fallos comunes no solo ahorra dinero, también mejora (y mucho) la experiencia del viaje
Las ganas de escapar, el calor, las prisas y las multitudes pueden jugar en contra del viaje veraniego. Aquí tienes una guía práctica con los errores más habituales que cometen los turistas en verano (y los consejos para no caer en ellos). Porque evitar un fallo a tiempo es la mejor manera de garantizar unas vacaciones memorables.
Reservar tarde (o demasiado pronto)
Esperar a última hora puede dejarte sin opciones... pero reservar con demasiada antelación sin flexibilidad también puede salir caro. Lo ideal es anticiparse con 2-3 meses y monitorizar precios. Usa alertas de precios y evita agosto si puedes. Junio y septiembre son más económicos y menos masificados.
No revisar la cancelación
Con vuelos reprogramados, huelgas o imprevistos sanitarios, es fundamental leer la letra pequeña. Asegúrate de que tu alojamiento y tus billetes tienen política de cancelación gratuita o, al menos, flexible.
Sobrecargar el itinerario
Intentar ver tres ciudades en cinco días puede que solo genere estrés. El turismo exprés suele acabar en agotamiento y decepción. Deja margen para la improvisación, las siestas y los planes lentos. Menos es más.No adaptarse al clima

Los destinos muy calurosos pueden pasar factura al viajero.
España, Italia, Grecia… El sur de Europa en julio y agosto puede ser abrasador. Y algunos viajeros pueden sufrir mucho con el calor extremo. Prioriza actividades a primera hora o al atardecer y busca alojamientos con buena climatización.
Viajar sin seguro
Los percances no avisan: retrasos, enfermedades, pérdida de equipaje… y en verano todo se multiplica por el aumento de viajeros. Invierte en un seguro de viaje que cubra cancelaciones, asistencia médica y robos.
Subestimar el presupuesto real
Comer fuera todos los días, excursiones, tasas turísticas, transporte local... Lo que parecía un viaje barato puede dispararse. Haz una estimación diaria realista y deja un colchón para imprevistos.
Seguir rutas demasiado turísticas
Hacer cola para entrar al mismo museo que todo el mundo, pagar precios inflados por una vista «instagrameable»... puede hacerte sentir más turista que viajero. Busca rutas alternativas, visita barrios menos céntricos, explora por libre y habla con locales para que te recomienden sus lugares favoritos.