El Parador que fue el segundo de la red y el primero en ocupar un edificio histórico.
El Parador ubicado en un castillo medieval del siglo XII que fue el primero en ocupar un edificio histórico
Fue el segundo establecimiento de la red en abrir sus puertas, en 1930, y su ubicación en un castillo marcó una seña de identidad en la historia de Paradores
Solo dos años después de que en 1928 el rey Alfonso XIII inaugurara el Parador de Gredos, en la provincia de Ávila, no demasiado lejos, en tierras de Toledo, abría sus puertas el que se convertiría en uno de los establecimientos más icónicos de la red, que se ubicaba por primera vez en un edificio histórico, dando así comienzo a una seña de identidad de Paradores que los define a nivel mundial.
El Castillo de los Álvarez de Toledo, condes de Oropesa, marcó el inicio de una seña de identidad única de Paradores
La idea de instalarse un hotel en un edificio ya existente con un gran valor monumental y dar una nueva vida a castillos, palacios y monasterios del patrimonio nacional arrancó en el Castillo de los Álvarez de Toledo, condes de Oropesa, espectacular fortaleza medieval en la provincia de Toledo.
Interior del Parador del Castillo.
El Parador de Oropesa reciba su nombre del que fue más importante conde de la villa, Francisco Álvarez de Toledo y Figueroa, nombrado Virrey del Perú por Felipe II entre 1569 y 1581 y que acompañó a Carlos I en sus campañas por África y Europa. El edificio está formado por el Castillo Viejo, una fortaleza árabe del siglo XII-XIII, y el Castillo Nuevo, levantado en 1402 como palacio de los Álvarez de Toledo, condes de Oropesa. El conjunto destaca por su escalinata del siglo XVI y la impresionante Torre del Homenaje, de 25 metros de altura y cinco plantas.
Un castillo con mucha historia
Castillo de Oropesa.
Alojarse en este Parador, en esta fortaleza construida por los árabes seguramente sobre una anterior construcción romana, y que más tarde fue una residencia nobiliaria, es trasladarse al universo de la Edad Media castellana, dormir entre gruesas murallas de piedra, torres de vigilancia y salones con arcos que narran y custodian siglos de historia. El de Oropesa es, además de uno de los Paradores más antiguos, de los mejor conservados, lo que le otorga una atmósfera verdaderamente única.
Vistas espectaculares
Piscina del Parador de Oropesa.
Localizado a unos 150 kilómetros de Madrid, a medio camino entre la capital de España y Extremadura, gracias a su ubicación estratégica en lo alto de una colina el Parador ofrece unas vistas panorámicas fantásticas. Desde sus ventanas y terrazas se pueden contemplar los picos de la Sierra de Gredos, la vega del río Tiétar y el extenso paisaje de la comarca. La vista desde su piscina, en lo alto de una de sus torres, es una de las más fotografiadas de todos los Paradores.
Una habitación muy especial
La habitación 204 del Parador de Oropesa.
Otra de las señas de identidad de Paradores es que algunas de sus habitaciones son mucho más que meros espacios para descansar; son guardianes de leyendas y de anécdotas protagonizadas a lo largo de los siglos por sus distinguidos huéspedes, desde monarcas hasta princesas, actores y poetas. El Parador de Oropesa tiene una de estas «Habitaciones de Leyenda», una alcoba que albergó a la alta nobleza del Medievo.
En su Torre del Homenaje, a 25 metros de altura está la legendaria habitación conocida como «El Peinador de la Princesa»
En su Torre del Homenaje, a 25 metros de altura está la habitación 204, conocida como El Peinador de la Princesa. La leyenda sugiere que la condesa de Oropesa se alojaba en esta habitación que, debido a su elevada posición, era frecuentemente azotada por ráfagas de viento que despeinaban su cabello y este lugar fue testigo de los esfuerzos por peinarla para estar presentable.
De Frank Sinatra a Rafael Alberti
Salón del Peinador de la Princesa.
Otra versión sostiene que esta denominación proviene por la cantidad de luz que entraba a través de sus ventanales y que favorecía esta labor de acicalamiento, además de ofrecer vistas perfectas para vigilar la villa. Porque esta singular alcoba, además de un amplio salón, alberga nada menos que siete balcones desde donde se puede disfrutar de las mejores vistas del castillo, del campo de Arañuelo y de la sierra de Gredos.
Frank Sinatra disfrutó de la habitación 204 durante el rodaje de la película «Orgullo y Pasión» (1957)
La cama de la 204 es otro punto destacado, digna de un monarca, con dimensiones de 2 x 2 metros. Los detalles decorativos de la cama, pintados a mano, junto con su magnífico dosel, añaden un toque romántico a este rincón privilegiado. Como dato curioso, durante el rodaje en varios lugares de España de la película Orgullo y Pasión (1957), Frank Sinatra disfrutó de las comodidades de esta habitación. También el poeta Rafael Alberti y el actor Jorge Mistral gozaron de esta estancia.