Ni en Asturias ni en Galicia: el pueblo más bonito de España para visitar en otoño está en Zamora

Las estaciones del año marcan el atractivo de diferentes destinos de nuestro país. La Costa del Sol en verano, el Valle del Jerte en primavera, los blancos Pirineos en invierno… y luego otras localidades y lugares que asoman en otoño como por ensalmo mostrando todo su esplendor. Los bosques se tiñen de colores rojos y ocres, naranjas, amarillos, morados, marrones y verdes musgo u oliva, y algunas poblaciones emergen y se iluminan como lugares perfectos para disfrutar de esta estación.

Algunas localidades de España asoman en otoño como lugares perfectos para disfrutar de esta estación

Es el caso de uno de los pueblos de la provincia de Zamora, territorio señalado como ejemplo de la España vaciada y que los viajeros que lo visitan se sorprenden de las maravillas que atesora. En esta provincia, uno de los municipios incluido en la lista de Los Pueblos Más Bonitos de España ha sido señalado también por National Geographic como el pueblo más bonito de España para visitar en otoño, y no es difícil entender por qué.

Un pueblo medieval entre montañas

Para conocerlo tenemos que ir al noroeste de la provincia zamorana, a la comarca de Sanabria, muy cerca de Galicia y Portugal, y allí, en un magnífico entorno natural a orillas de los ríos Tera y Castro, encontramos Puebla, mejor dicho, a Puebla de Sanabria. Una primera curiosidad es el gentilicio de los habitantes de este municipio, merujeros, nombre que les viene dado por la presencia en sus alrededores de merujas, planta herbácea muy apreciada gastronómicamente en la comarca.

Lo siguiente a saber es que llegamos a una joya de nuestro patrimonio, ya que Puebla de Sanabria está declarado Conjunto Histórico Artístico, con un recinto urbano limitado por estructuras defensivas de la época medieval que fueron modificadas y reforzadas a partir del siglo XVII. Su casco antiguo, de calles empedradas y casas de piedra con balcones de madera, está coronado por su principal monumento, el Castillo de los Condes de Benavente, del siglo XV, cuya torre del homenaje ofrece unas vistas espectaculares de la comarca. Y en otoño, la neblina que a menudo envuelve la zona le añade un aire de misterio irresistible.

Historia y fiestas

La Plaza Mayor y la Colegiata de Santa María del Azogue, de origen románico, son imprescindibles en un recorrido por la villa, en el que cada rincón respira historia. Esta última iglesia está consagrada a la patrona de Puebla de Sanabria, la Virgen del Azogue, cuya festividad se celebra el 15 de agosto. En esta fecha se monta uno de los mejores mercados medievales de España, por el marco en que se celebra, con la distinción de Fiesta de Interés Turístico Regional.

Complementa este patrimonio y las fiestas el Museo de Gigantes y Cabezudos. Diez gigantes y 33 cabezudos forman parte del patrimonio inmaterial de esta villa desde mediados del siglo XIX, cuando comenzaron a desfilar por las calles en las fiestas en honor de la Virgen de las Victorias, que tienen lugar en septiembre y están consideradas de las mejores fiestas de España por su pirotecnia y toros de fuego lidiados por la noche, desfiles de gigantes y cabezudos, conciertos y más tradiciones. Para muchos son las mejores de fiestas de la comarca.

A orillas del gran lago glaciar

Si algo hace de Puebla un destino único es su cercanía al Lago de Sanabria, el mayor lago glaciar de la Península Ibérica y uno de los paisajes más sobrecogedores del noroeste español. Rodeado de montañas y bosques de robles, castaños y abedules, el lago alcanza en otoño su máximo esplendor,

Las rutas de senderismo del Parque Natural del Lago de Sanabria y alrededores son otra de las grandes razones para visitar la zona en esta época. Entre ellas destaca la que lleva a la Laguna de los Peces, a 1.700 metros de altitud, donde los contrastes cromáticos del otoño son un regalo para los fotógrafos.

El otoño en la mesa

Visitar Puebla de Sanabria en otoño es también un viaje gastronómico. Es tiempo de setas, castañas y platos de cuchara que reconfortan en las tardes frescas. Los habones de Sanabria, unas judías grandes y sabrosas, son el producto estrella, cocinados a fuego lento con chorizo y panceta. Tampoco faltan recetas de influencia gallega, como el pulpo a la sanabresa, o las truchas del lago, además de postres caseros como la tarta de castañas. En los restaurantes y mesones del casco viejo, la cocina local se acompaña de vinos de la vecina D.O. Toro, por lo que la experiencia gastronómica puede derivar en un auténtico festín.

Experiencias

Más allá del patrimonio y la naturaleza, Puebla de Sanabria ofrece vivencias que hacen especial la escapada. Pasear al atardecer por sus murallas, cuando las luces se encienden y el pueblo parece un decorado medieval; disfrutar de las ferias de setas que se celebran en la comarca; o recorrer sus tiendas de productos artesanales, donde se venden embutidos, quesos y licores tradicionales.

Desde hace unos años además la localidad cuenta con una de las estaciones de tren más pequeñas y fotogénicas de España. El edificio para viajeros es una clara muestra de la arquitectura propia de la zona con estructuras realizadas con grandes sillares de piedra y amplios tejados de pizarra de varias vertientes.

Por todo esto y más, no es casualidad que este pueblo merujero tenga el reconocimiento de National Geographic, que ha visto en Puebla de Sanabria una condensación de todo lo que hace del otoño una estación especial: patrimonio medieval único, entorno natural privilegiado, gastronomía de temporada y ambiente acogedor.

Cómo llegar

Puebla de Sanabria está a unos 110 kilómetros de Zamora capital y a poco más de tres horas en coche desde Madrid. También es fácilmente accesible desde Orense o León. La línea de tren de alta velocidad permite llegar a la estación de Sanabria AV, situada a pocos kilómetros.

Conviene dedicar al menos dos días a la visita, combinando el paseo por la villa con excursiones al Parque Natural y al Lago de Sanabria. En los alrededores también se pueden descubrir pequeños pueblos con encanto como Ribadelago, San Martín de Castañeda o Trefacio.