Uno de cada tres padres medica a sus hijos antes de que lo necesiten
Según los expertos, la manera de tratar la fiebre es simplemente mantener a su hijo cómodo
En invierno, los niños están siempre malos. Mocos, toses y fiebres son el pan de cada día de familias con hijos pequeños, sobre todo aquellos que van a la guardería. «Lo cogen todo», se suele decir sobre las infecciones que afectan a los menores en edad escolar. En consecuencia de ese reiterado contagio de varios virus y bacterias durante la temporada invernal, hace su puesta en escena el primer síntoma que avisa a unos padres preocupados de que algo no anda bien: la fiebre.
La Encuesta Nacional sobre Salud Infantil del CS Mott Children´s Hospital, de la Universidad de Michigan, ha dado a conocer recientemente que, aunque la mayoría de padres reconocen que una fiebre baja ayuda al cuerpo de un niño a combatir las infecciones, uno de cada tres estaría dando medicamentos para bajar fiebres elevadas a su hijo cuando tiene una temperatura corporal por debajo de los 38º. Según destacan los autores, esto no es lo recomendable.
Unos grados de más
La mitad de los padres también usarían estos medicamentos si la fiebre estuviera entre los 38 y los 39 grados, y una cuarta parte «probablemente administraría otra dosis para evitar que la fiebre regrese», apuntan, antes incluso de que la temperatura del niño haya vuelto a subir. «Los padres se preocupan de que su hijo tenga fiebre y quieren hacer todo lo posible para reducirla. Pero puede que no sepan que, en general, la manera de tratar la fiebre es simplemente mantener a su hijo cómodo», afirma la codirectora de la encuesta, Susan Woolford, quien es partidaria de dejar que la fiebre siga su curso.
«También existe el riesgo de administrar demasiados medicamentos cuando no se necesitan, lo que puede tener efectos secundarios», explica la pediatra. La encuesta detalla que dos de cada tres padres afirmaron estar muy seguros de saber si su hijo necesita medicinas para bajar la fiebre y tres de cada cuatro le toma la temperatura a sus vástagos tan pronto como notan un posible problema.
Lo que hay que tratar es el malestar
No obstante, «una cuarta parte de los padres le daría a su hijo más medicamentos para evitar que la fiebre regrese aunque no los ayude a mejorar», declara Woolford. En el lado contrario de la balanza, dos tercios de los padres prefieren probar otros métodos antes de suministrar fármacos antitérmicos, como poner una toallita fría en al frente del niño.
Recuerda la Asociación Española de Pediatría que la fiebre es la «reacción normal del cuerpo, generalmente provocada por una infección por virus o bacterias». Es una aliada más que una enemiga a eliminar, porque ayuda a combatir la infección y a activar las defensas del organismo. Los pediatras no recomiendan suministrar medicamentos con el único objetivo de bajar la temperatura, sino cuando la fiebre esté acompañada de algún malestar, y ofrecer siempre mucha agua para recuperar lo perdido por esos grados de más y prevenir la deshidratación.
Otros medicamentos
Recientemente, se ha publicado otro estudio acerca de suministrar fármacos que no deberían a niños pequeños. Desde la Asociación Americana de Pediatría advierten que a muchos bebés se les dan medicamentos para el reflujo gastroesofágico, cuando no les debería haber recetado, por ser los presuntos síntomas que padecían en realidad vómitos y regurgitación normales en niños tan pequeños.