
Gabriel Gonzalez de Gregorio y Álvarez de Toledo
La diabólica trama de la Casa Ducal más antigua de España
Hablamos con Gabriel González de Gregorio sobre las últimas informaciones publicadas sobre la Casa de Medina Sidonia
Las palabras de Gabriel González de Gregorio
- El hecho de que mi hermana Pilar, haya ejecutado la sentencia antes, no nos impide ejecutar a los demás. Hace poco más de año y medio que el Supremo ratificó la sentencia por la que nos hacía copropietarios de la Fundación. Pilar nos abre camino y es muy loable. Leoncio y yo no hemos pedido todavía la ejecución porque aún queda plazo. En mi caso prefiero ejecutar cuando se otorgue un nuevo cuaderno particional en el que se contemplen todas las cuestiones de esta herencia. Pues hay otros asuntos como deudas pendientes con varios acreedores. Las más cuantiosas provienen de los procedimientos judiciales que ganamos en los años 90 por apropiación indebida y mala administración de nuestra madre, la duquesa Roja. Unos procedimientos 83/90 y 330/90 que ganamos y es un detalle importante que en los últimos artículos periodísticos se ignora y sobre los que los periodistas no han reparado.
- El proceder de nuestra madre con relación a lo que nos legaron nuestros bisabuelos y a los derechos legitimarios que nos corresponden como hijos, nos obligó a plantear tres procedimientos muy arriesgados, que llevan durando más de 30 años, aunque fue peor que no se ocupase de nosotros ni de nuestra formación. Pero los hijos han de querer a las madres aunque éstas no les quieran. Siempre me he preguntado dónde está el límite a este principio. Eso lo dejo para la ministra o ministre de igualdad animal.

Isabel Álvarez de Toledoi
- De los artículos publicados en estos días, se desprende un reproche hacia nosotros y una satisfacción porque hayamos perdido nuestro derecho por no ejecutar la última Sentencia firme al mismo tiempo que nuestra hermana, Pilar, pero, repito, aún estamos en plazo.
- Tantos años de pleitos me han servido para conocer la Justicia de nuestro país. Como en todo, hay jueces magníficos y otros, otras y otres que lamentablemente no lo son tanto.
- La Fundación Medina Sidonia, donde nuestra madre metió nuestra herencia legítima, necesita 400.000 euros al año para funcionar, según ha manifestado en la prensa la Junta de Andalucía. Es decir que, cuando ejecutemos la sentencia, como ha hecho mi hermana Pilar, y entremos en esa copropiedad tendremos que pagar la parte que nos corresponda. No cobraremos; pagaremos.
- Por estas cuestiones en mi caso ejecutaré la sentencia cuando tenga el cuaderno Particional y conozca las cuentas de la Fundación. No me gustaría meterme en la boca del lobo. Más dado que para disfrutar de la Fundación no hay que ser «propietario» basta con ir a la Hospedería que tiene unos precios muy ajustados y que cualquier persona con ingresos medios, incluso bajos, se puede permitir. Yo mismo, cuando voy a ese lugar tan bonito que apenas he disfrutado en mi vida y que llaman con pompa «Palacio Ducal» de Sanlúcar de Barrameda, me alojo en la hospedería y pago mi cuenta sin miramientos en la que un día fue la casa de mi familia. Pena no haber coincidido por sus pasillos con Pedro Sánchez y Ángela Merkel en agosto de 2018, justo después de la Sentencia de la Audiencia que reconoció nuestro derecho a la copropiedad. Cuestión que no fue objeto de recurso, por cierto.
- Viene a cuento que explique que el magistrado de Primera Instancia vino a expresar en su sentencia que la Justicia no está para meter a los ciudadanos en laberintos. Puede que nuestra madre fuese un Dédalo reencarnado pero aquel juez se empeñó en sacarnos de allí. Nos vino a contar que la Justicia está para resolver los problemas de los ciudadanos de acuerdo con la Ley. Por eso estableció que, en este caso, procedía una indemnización correspondiente a nuestra herencia legítima. Sin embargo la Audiencia hizo caso del recurso de la Fundación y nos metió en la Fundación de hoz y coz y sin tener idea de los costes de funcionamiento ni de la situación de la Institución.
- Al final, nos darán un tanto por ciento de una Fundación de la que no se puede tocar nada y que sólo nos obligará a pagar. Es como si para entrar en el museo del Prado te pidieran 40.000 euros en lugar de 15. Por eso mi hermana ha pedido estos días en la prensa que la expropien. No sé si a ella o a todos. Esperemos que, en ese caso, nos pongamos de acuerdo en el justiprecio. Que me da a mi que la Junta no acepta el establecido por los tribunales. El último pleito de expropiación que soportamos nos llevó diez años.
- Moraleja; Nos meten en una Fundación, parece que nos van a pedir 44.000 euros al año para su mantenimiento y si no nos gusta... nos expropian por unos euros.
- Y atención porque puede haber más líos en todo esto. A mí no me cuadra lo que ha salido estos días en la prensa. Yo diría que por el tercio de legítima, según mis cálculos, correspondería a cada legitimario un 11,11 por ciento no un 11,61 como han publicado. Claro que no conozco las cuentas de la ejecución instada por mi hermana. Pero como no se ha llamado a las albaceas para sacar el nuevo cuaderno Particional, ni se han tenido en cuenta a los otros herederos, Leoncio, Liliane y yo, y tampoco a los acreedores, que somos muchos, pueden haberse equivocado en esta ejecución de Pilar.
- Este es el resumen de un gran esfuerzo en ánimo, tiempo, salud y dinero que comenzó cuando murió nuestra madre hace ya quince años y dejó este embrollo.
- Y todavía se sorprenden de que Ferrovial crea que en España no hay seguridad jurídica. Piensen, por un momento, que algunos miembros de la familia Del Pino pudieran haber seguido nuestro caso. Un caso muy sencillo que en nuestro país no ha encontrado solución. Lo resolvió un magistrado sabio de Primera Instancia pero los superiores lo echaron abajo. Y cuando protesté me condenaron con costas. Últimamente me condenan en costas en cuanto abro la boca. Estén atentos a esta ejecución que puede que, cuando me llegué el turno, me ejecuten también a mí.
- Hacen ustedes muy bien en reírse de nosotros, los herederos de la gran duquesa de Medina Sidonia y Grande de España, pero aprendan la lección. Le deseo lo mejor a la Fundación y a mis hermanos y también entiendo que algunos se marchen.